Las elecciones en Taiwán, el próximo sábado 13, determinarán tanto la presidencia y la legislatura que gobiernan a los 23,5 millones de habitantes de esta pequeña isla, aunque sus resultados tienen implicancias tanto para la estabilidad regional e incluso global, ya que las relaciones entre Taipei y Beijing son un importante punto de tensión geopolítica.
El favorito para ganar es William Lai Ching-te, del gobernante Partido Progresista Democrático (PPD), que se considera más independentista, mientras que su rival más cercano es Hou Yu-ih, del Kuomintang (KMT), que se estima es más amigable con Beijing. El exalcalde de Taipei Ko Wen-je también se postula para el Partido Popular de Taiwán (TPP) después de que fracasaran en noviembre las conversaciones para presentar una candidatura conjunta con Hou.
En medio del ambiente electoral, China -que ve a Taiwán como parte de su territorio que debe unificarse por la fuerza si es necesario- también ha aumentado la presión económica en las últimas semanas, al tiempo que se abstiene de realizar actividades militares a gran escala. Todos los candidatos que compiten insisten en que se esforzarán por mantener el statu quo de Taiwán.
Según explicó el centro de estudios Brookings Institution, el KMT ha estado a favor de involucrarse con China, al menos económicamente. Mientras que el PPD ha destacado durante la campaña la amenaza que China representa para Taiwán. Y el TPP ha prosperado gracias a una postura antisistema y un fuerte apoyo de los jóvenes. “La caracterización que hacen los medios del KMT como pro-China y del PPD como pro-independentista tergiversa una realidad más compleja”, indicó el think tank.
La última encuesta de My Formosa, del 30 de diciembre pasado, le da a Lai una intención de voto del 36,9%, seguido por Hou con 28,6% y Ko un 18,9%. Mientras que un promedio de las encuestas realizado por la revista The Economist señaló que Lai tendría 36% de respaldo, seguido por Hou con 31% y Ko con 24%.
Los candidatos del KMT y del TPP, Hou y Ko, han dividido la proporción del electorado que se opone al PPD. Lai nunca ha obtenido más del 50% de las encuestas. Mucha gente piensa que después de casi ocho años en el poder, el PPD debería ser reemplazado, indicó Brookings Institution.
“Claramente, si Hou y Ko pudieran establecer una fórmula conjunta, probablemente podrían ganar el poder. Y en noviembre hubo un intento serio de hacer precisamente eso. Sin embargo, el KMT y el TPP no estuvieron de acuerdo sobre cómo determinar si Hou o Ko deberían encabezar la lista y el esfuerzo fracasó. Ko perdió algo de apoyo, porque estaba dispuesto a aliarse con el KMT, un partido del establishment, disminuyendo así su propia marca antisistema”, añadió el centro de estudios.
Los expertos señalan que otro aspecto a considerar en estos comicios es la capacidad de un partido para movilizar a los votantes a que acudan a las urnas. Y en ese sentido, generalmente el PPD es mejor en esto en comparación a los otros partidos, movilizándose a través de los medios de comunicación. Por su parte, el KMT dependerá más de sus redes organizativas. Mientras que Ko carece de una capacidad de partido.
Durante los últimos ocho años, el partido que controla la presidencia ha tenido mayoría en la legislatura. El consenso general es que esta vez ningún partido controlará tanto la presidencia como la legislatura, lo que significa que la gobernanza puede ser más difícil de lo que ha sido hasta ahora.
Los temas centrales en la campaña han sido muy variados, desde el costo de vida, la vivienda y los derechos laborales, hasta la energía, la educación y el cuidado de las personas mayores. Según explicó el diario The Guardian, Taiwán tiene una población que envejece y existe una brecha de riqueza significativa, con salarios mínimos bajos. Hasta ahora, la campaña nacional ha visto críticas entre partidos sobre promesas contrapuestas, acusaciones de mala conducta y corrupción, y escándalos interminables que van desde tesis supuestamente plagiadas hasta acusaciones de segundas nacionalidades secretas.
“Una victoria de Hou o Ko podría llevar a restablecer las comunicaciones a través del Estrecho y a un alivio superficial de las tensiones. Pero cualquier presidente taiwanés tendrá poco control sobre las fracturas geopolíticas en las que se encuentra la isla, expresadas en el fortalecimiento militar de China y su rivalidad cada vez más profunda con Estados Unidos”, indicó The Economist.
Relación con China
Beijing es un actor clave en estas elecciones y se encuentra monitoreando la situación atentamente. El gobernante Partido Comunista (PCC) afirma que Taiwán es una provincia de China y tiene la intención, en algún momento, de “reunificarla”. Beijing no ha renunciado a utilizar la fuerza para hacerlo, pero los analistas estiman que aún no tiene la capacidad. El Presidente chino, Xi Jinping, reiteró que la reunificación de Taiwán con el continente es inevitable. El gobierno de Taipei rechaza la afirmación de soberanía de China.
Los funcionarios estadounidenses han tenido cuidado de evitar dar la impresión de que dirigen o interfieren con el proceso democrático de la isla, advierten analistas.
“Nuestra fuerte expectativa y esperanza es que esas elecciones estén libres de intimidación, coerción o interferencia de todas las partes”. “Estados Unidos no está ni estará involucrado en estas elecciones”, afirmó en diciembre el embajador de Estados Unidos en China, Nicholas Burns.
Sin embargo, algunos funcionarios estadounidenses se están preparando para que China aumente la presión militar, económica y diplomática sobre Taiwán, independientemente de quién resulte elegido. “Este será probablemente un período de mayores tensiones que requerirá diplomacia, canales de comunicación claros y la reiteración de la importancia de la paz, la estabilidad y el statu quo”, dijo a Reuters un alto funcionario de la administración estadounidense.
“Hemos sido bastante claros en las reuniones (con China), expresando nuestra preocupación por la coerción militar, económica y de otro tipo en todos los ámbitos”, añadió.
La última vez que los taiwaneses fueron a votar por un presidente en 2020, la amenaza se sintió diferente. Las protestas de Hong Kong y la consiguiente represión estaban frescas en la mente de la gente y eran una parte clave de la exitosa campaña de Tsai Ing-wen para ser reelegida presidenta. Pero, en general, cuando se les preguntaba, la gente ignoraba las cuestiones de una invasión inminente, considerando que la “amenaza de China” había existido durante décadas.
Pero desde entonces, las tensiones a través del Estrecho se han disparado y Beijing ha aumentado sus amenazas y actos de acoso, incluidas varias rondas de importantes ejercicios militares que practicaron ataques directos contra Taiwán. Como resultado y con el ejemplo de la guerra de Rusia en Ucrania como telón de fondo, la población se ha vuelto más cautelosa y el tema se conversa de manera más frecuente, al punto que muchos se unieron a un número creciente de grupos de defensa civil y se prepararon para una posible invasión.
“Los tres candidatos presidenciales han reconocido los riesgos potenciales de que Taiwán se convierta en la próxima zona de conflicto. Su objetivo es convencer a los votantes de que son los líderes más capaces que pueden garantizar la paz y la estabilidad a través del Estrecho de Taiwán”, dijo a The Guardian Jing Bo-jiun, investigador principal en estudios de Taiwán en la Universidad de Oxford.
“Lo que distingue a las elecciones de este año es la influencia de las guerras en curso en Ucrania y Medio Oriente, que posiblemente han aumentado la conciencia sobre el riesgo entre el público taiwanés”, añadió.
Si bien Lai se ha comprometido a continuar los esfuerzos de Tsai manteniendo el statu quo y ofreciendo un diálogo con Beijing, y ha planteado los comicios como una elección entre “dictadura y democracia”, Beijing considera que el PPD es un partido de separatistas, y su principal objetivo es que la colectividad pierda poder. Los funcionarios chinos reinterpretaron un eslogan de campaña revelado recientemente por Lai que instaba a la gente a “elegir a la persona adecuada, tomar el camino correcto” como una elección de “separatistas” para tomar el camino hacia la “independencia”.
De hecho, el diálogo oficial entre Taipei y Beijing se detuvo después de que el PPD asumiera el poder en 2016.
Por otro lado, los indicadores de los mercados son optimistas, indicó Reuters. El principal índice bursátil de Taiwán se ha más que duplicado desde 2016, cuando el PPD llegó al poder y cerró en un máximo histórico el mes pasado. Como era de esperar, el buen desempeño está fuertemente influenciado por el dominio del fabricante de semiconductores TSMC, que representa el 30% de las ventas mundiales de chips y tiene un peso similar en el principal índice bursátil de referencia de Taiwán. La empresa está respondiendo a los llamados de Estados Unidos para “eliminar el riesgo” de la cadena de suministro global y ya planea tener dos plantas de fabricación en funcionamiento en Arizona para 2026. Esas decisiones han arrastrado a la compañía al debate de la campaña electoral con políticos del KMT, culpando al PPD por las elevadas tensiones con China.
Más allá de la política con China, el PPD no ha logrado abordar las principales preocupaciones de los jóvenes sobre los salarios estancados y los precios desbocados de las viviendas. Sus votos podrían resultar decisivos en el resultado de las elecciones, es por eso que muchos analistas señalan que esos votos podrían irse a Ko.
Desde las primeras elecciones generales de Taiwán en 1996, la alternancia de poder entre el KMT y el PPD se ha convertido en parte del statu quo. Ninguno de los grupos ha permanecido en el cargo por más de dos mandatos consecutivos. Si el partido gobernante gana la carrera presidencial, nada y mucho podrían cambiar al mismo tiempo para Taiwán y para la geopolítica global.
El portal Taipei Times indicó que si bien existen dudas respecto de las reformas y gasto en defensa que se lleven adelante en una eventual victoria del KMT, su triunfo sí “podría calmar algo de la fuerza en la dinámica a través del Estrecho, que según Beijing es el tema más peligroso en las relaciones entre Estados Unidos y China”.
Kharis Templeman, de la Institución Hoover de la Universidad de Stanford, dijo al portal que las preguntas sobre el compromiso del KMT con la cooperación en materia de defensa eran válidas, pero que había diferencias genuinas de opinión en Washington sobre qué candidato sería mejor para los intereses estadounidenses.
“Una presidencia de Hou podría ayudar a estabilizar las relaciones a través del Estrecho, reducir el nivel de amenaza a corto plazo y ganar más tiempo para que se implementen las reformas de defensa de Taiwán”, dijo Templeman al diario.