Los talibanes estrecharon este sábado su cerco territorial sobre Kabul, mientras desplazados por la implacable campaña rebelde inundaban la capital de Afganistán, donde soldados estadounidenses llegaron para apoyar las evacuaciones de emergencia.
Tras la caída de varias grandes ciudades en manos de los talibanes, Kabul quedó bajo asedio como la última defensa de las fuerzas del gobierno, que en otras partes se han desmoronado ante el implacable avance insurgente.
Los combatientes rebeldes están acampados a solo 50 km de distancia, dejando a Estados Unidos y otros países corriendo para evacuar a sus connacionales en Kabul ante el temor de un asalto sin cuartel.
El personal de la embajada estadounidense recibió órdenes de destruir material sensible, mientras los soldados comenzaron a llegar para resguardar el aeropuerto y vigilar las evacuaciones.
Varios países europeos como Reino Unido, Alemania, Dinamarca y España anunciaron este viernes el retiro del personal de sus respectivas embajadas.
Para los pobladores de Kabul y decenas de miles que buscaron refugio en la ciudad, el ambiente era de confusión y temor por lo que viene.
“No sabemos lo que pasa”, dijo un poblador local.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo estar “profundamente preocupado” por el trato a las mujeres en áreas controladas por los talibanes, quienes gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001 e impusieron una versión radical del islam.
“Es particularmente espantoso y desgarrador ver informes sobre cómo los derechos ganados con tanto esfuerzo por las niñas y las mujeres están siendo arrebatados”, agregó Guterres.
La magnitud y rapidez del avance talibán asustó a los afganos y la alianza internacional, que invirtió miles de millones de dólares en el país tras deponer a los talibanes después de los ataques del 11 de setiembre de 2001.
Poco antes de completar el retiro estadounidense ordenado por el presidente Joe Biden, las fuerzas afganas se han ido rindiendo, entregando a los insurgentes más vehículos y equipo militar para impulsar su avance.
Caída de ciudades
Pese a los frenéticos esfuerzos de evacuación, el gobierno de Biden insiste en que es posible evitar una victoria total de los talibanes.
“Kabul en este momento no enfrenta una amenaza inminente”, aseguró este viernes el portavoz del Pentágono, John Kirby, aunque admitió que los rebeldes “intentan aislar” la ciudad.
La ofensiva talibana se aceleró en los últimos días con la toma de las ciudades como Herat, en el norte, y Kandahar, el centro espiritual del grupo en el sur.
Abdul Nafi, un habitante de Kandahar, dijo que la ciudad está tranquila tras la salida de las fuerzas gubernamentales, que se instalaron en bases militares cercanas mientras negocian su rendición.
“Yo salí esta mañana, vi banderas blancas de los Talibanes en la mayoría de las plazas de la ciudad”, dijo Nafi.
Páginas protalibanas en redes sociales han hecho alarde de las conquistas de los insurgentes, publicando fotos de vehículos blindados, armas pesadas e incluso un dron capturados por los combatientes en bases militares abandonadas.
En Herat, los talibanes capturaron al histórico combatiente antitalibán Ismail Khan, quien ayudó a resguardar la ciudad junto a sus milicianos.
Pul-e-Alam, capital provincial de Loghar, fue la última ciudad en caer este viernes, dejando a los talibanes a las puertas de Kabul.
Helicópteros iban y venían entre el aeropuerto de Kabul y la zona de la embajada estadounidense en la resguardada Zona Verde, lo que recordó la evacuación norteamericana de Saigón 46 años atrás, que marcó el fin de la Guerra de Vietnam.
La evacuación estadounidense contempla a miles de personas, incluyendo personal de la embajada, afganos y sus familias que temen sufrir represalias por trabajar para los estadounidenses.
Kirby dijo que la mayoría de las tropas a cargo de la evacuación estarían instaladas para el domingo y que “podrán sacar a miles de personas por día” de Afganistán.