El presidente de Brasil, Michel Temer, anunció hoy que en las próximas semanas será creado un Ministerio de Seguridad Pública tras decretar ayer una inédita intervención militar en Río de Janeiro para frenar una creciente ola de violencia en ese estado.

Temer se reunió este sábado en Río de Janeiro con varias autoridades, entre ellas el gobernador del estado, Luiz Fernando Pezao, y con el nuevo responsable en el área de seguridad de Río, el general Walter Souza Braga Netto, para definir algunos detalles de la intervención anunciada el viernes.

Durante un breve discurso, el mandatario consideró que la situación de Río es "intolerable" y que la intervención tiene como objetivo proteger a los "más vulnerables", pero no ofreció detalles técnicos de cómo será el proceso de cesión del control de la seguridad de Río al Ejército.

El jefe de estado, sin embargo, adelantó que en una o dos semanas será constituido un "ministerio extraordinario" para coordinar la seguridad pública en todo el país, una medida que había sido debatida en las últimas semanas por el Ejecutivo para frenar la violencia que se repite en otras partes de Brasil.

Durante la reunión celebrada en Río, también estuvieron presentes varios de los ministros de Temer y autoridades locales, como el alcalde de Río, el pastor evangélico Marcelo Crivella, quien se ausentó durante el carnaval -fiesta que considera pecaminosa- y viajó a Europa, mientras en la ciudad se repetían las imágenes de violencia.

Antes de viajar a Río este sábado, el ministro de Defensa, Raul Jugmann, afirmó al diario O Globo que la intervención es "un proceso enormemente complejo" y "que no habrá un cambio del día a la noche en Río".

"El tema de la seguridad se convirtió en una emergencia", resaltó Jungmann.

La decisión de decretar la intervención federal fue adoptada tres días después del fin del carnaval, la fiesta popular más importante de Brasil y, en particular, de Río de Janeiro, donde este año se vio manchada por numerosos y graves episodios de violencia, incluso en los alrededores del popular y vigilado Sambródromo.

Antes de llegar a este extremo, el Gobierno ya había desplegado a mediados del año pasado a 10.000 efectivos de las Fuerzas Armadas en Río de Janeiro, pero con áreas de actuación limitadas y que fueron insuficientes para devolver la tranquilidad a la que es conocida como "Ciudad Maravillosa".