El regreso a clases esta semana en Estados Unidos fue diferente respecto de años anteriores. En muchos casos, los útiles y el programa escolar fueron de alguna manera desplazados por guardias de seguridad armados, detectores de metales, cámaras de seguridad con reconocimiento facial y cursos de enfermería ante un tiroteo masivo. Todo, como parte de las nuevas medidas de seguridad en los colegios para evitar matanzas. Pero también hubo un cambio a nivel simbólico, ya que los menores regresaron a sus salones recordando a las víctimas con el mensaje #Neveragain (Nunca más).
"Todos los padres del condado deben estar asustados porque no es algo fácil. Deberían estar asustados porque las autoridades, el distrito escolar y la policía no está haciendo lo suficiente para que las escuelas sean seguras", señaló a La Tercera, Royer Borges, padre de Anthony, de 15 años, uno de los sobrevivientes del tiroteo del pasado 14 de febrero en el colegio Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, Florida.
Ese ataque se convirtió en el más mortífero en una secundaria en la historia del país. El día de San Valentín, Nikolas Cruz ingresó a su excolegio con un fusil semiautomático AR-15 con el que mató a 14 estudiantes y tres profesores. Anthony escuchó los disparos mientras estaba en uno de los pasillos del colegio y vio como un grupo de niños corrió a una sala para esconderse del tirador.
"Él sintió que no tenía chance, que iba a morir, entonces se arrastró hasta la puerta y trató de sostenerla para que el tirador no entrara", cuenta su padre. "Mi hijo le salvó la vida a los niños, al ponerse en la puerta", agrega. El atacante le disparó cinco veces a Anthony. Por sus heridas tuvo que realizarse nueve cirugías.
El regreso a clases el miércoles para los casi 3.300 estudiantes del colegio Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, no fue fácil. Algunas pancartas en la entrada recordaban el ataque ocurrido hace apenas seis meses, mientras que Anthony no quiso regresar a clases por temor a que vuelva a ocurrir otra masacre.
Anthony jugaba fútbol en su colegio y quería tener una carrera profesional, pero las heridas del tiroteo en su pierna le robaron su sueño. "Se nos volteó toda la vida con esto. No sé cómo volver a la vida normal aunque no creo que suceda porque Anthony tiene una condición que puede que no sea satisfactoria para llegar hasta donde quería", sostiene Royer Borges.
En lo que va de 2018 se han registrado 23 tiroteos en distintas escuelas en Estados Unidos, por lo que para el regreso a clases de esta semana varios establecimientos aumentaron las medidas de seguridad para enfrentar eventuales ataques.
Medidas de seguridad
El Marjory Stoneman Douglas, eso sí, informó a través de Twitter que no instalarán detectores de metales hasta capacitar a su personal en el otoño y además terminó con la obligación de utilizar mochilas transparentes. En cambio instalaron 52 cámaras de seguridad, cuatro guardias de seguridad, un nuevo sistema de comunicación y de cierre de puertas automático. Además, alumnos y trabajadores deben tener la identificación a la vista en todo momento.
"Los padres del condado de Broward solicitamos detectores de metales no con el sentido de asustar a los niños o promover que pueda pasar otra cosa, pero si puede ocurrir", explica Royer.
Una de las víctimas fatales del 14 de febrero fue Meadows Pollack, de 18 años, que fue encontrada en uno de los pasillos con nueve disparos.
"Los estudiantes son vulnerables si es que ocurre otro tiroteo", señaló a La Tercera Hunter Pollack, hermano de Meadows. La familia Pollack creó la organización 'Estadounidenses por la vida de los niños y la seguridad escolar' después del tiroteo.
"Las medidas de seguridad no son suficientes. No quisieron instalar detectores de metales y contratar un investigador interno por si algo anda mal. Implementamos en 35 escuelas el programa de voluntariado que protege el interior de los colegios para mayor vigilancia", explica Pollack.
Además de Parkland, los estadounidenses aún recuerdan, con horror, el tiroteo en Columbine, que dejó 13 muertos en 1999 y en 2012 en la escuela primaria Sandy Hook, que provocó 28 fallecidos. Según el diario The Washington Post, desde 2013 a la fecha se han registrado al menos 343 incidentes con disparos en escuelas.
Profesores y armas
Tras lo ocurrido en Parkland, una de las políticas para enfrentar los tiroteos que provocó mayor impacto es permitir a los profesores portar armas para que puedan resguardar a los niños ante una emergencia. "El programa escolar Marshal" permite al personal de los colegios en al menos 10 estados acceder a armas después de un entrenamiento especial y exámenes psicológicos.
El experto en seguridad escolar, Kenneth Trump, aseguró a La Tercera que "si las escuelas quieren tener presencia armada debe ser un oficial de policía entrenado y no profesores o personal de la escuela". Además consideró que "la seguridad escolar fue secuestrada por grupos de intereses especiales de ambos lados: control de armas y derechos de armas".
Según el Post, de 105 casos en los que se identificó la fuente de los disparos en tiroteos, en 71 el arma pertenecía a los padres o hermanos, en 22 era de amigos u otros parientes y en 18 provino de otras fuentes. "El control de armas no es el problema principal, sino que las escuelas no son seguras o no están protegidas", sostiene Pollack. Mientras que Borges explica que "debe haber un cambio en la ley de armas, no solo un chequeo a los antecedentes penales sino de salud mental".
También muchos padres han optado por equipar a sus hijos con mochilas a prueba de balas, cuyos precios van entre US$ 100 y US$ 190; calendarios, cojines y fundas para tablets antibalas. Los colegios, además, están incorporando pizarras antibalas y vidrios que alejarían al atacante hasta que llegue la policía.
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