Alexánder Petrov y Ruslán Boshírov, ambos sospechosos de envenenar al ex espía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia, negaron ser los responsables de haber perpetrado dicho ataque.

En una entrevista exclusiva para RT, los ciudadanos rusos aseguraron que se encontraban en Salisbury de paseo para visitar lugares turísticos como recomendación de unos amigos y aclararon que sus dos días de estadía en la ciudad estaban destinadas para conocer Old Sarum y la catedral.

"La catedral es muy bonita, allí hay muchos turistas, muchos turistas rusohablantes" relató Boshírov. "Nos sentamos en un parque, tomábamos café, entrábamos en cafeterías, paseábamos, disfrutábamos del gótico inglés, de toda esa belleza".

Según registros de la cámara de seguridad, ambos sospechosos fueron captados caminando por el vecindario de Skripal el 4 de marzo, el día en que él  y su hija fueron envenenados con el agente neurotóxico novichok que los mantuvo en estado crítico.

Gran Bretaña los señala de ser miembros del servicio de inteligencia militar ruso GRU y que el atentado fue "aprobado al más alto nivel del gobierno ruso".

El medio televisivo ruso les consultó si se había acercado a la casa de Skripal. Petróv respondió "puede que nos hayamos acercado, dado que ni sabíamos dónde se encuentra".

Cuentan que desde que fueron acusados de ser sospechosos del ataque "no podemos salir a la calle, tenemos miedo, tememos y estamos preocupados por nuestros familiares y las personas que nos conocen", confesó Boshírov.

Según la directora del grupo RT, Margarita Simonián ambos se negaron dar detalles sobre su entorno, biografía, negocios y amigos, además se negaron a mostrar sus pasaportes ante la cámara.

De acuerdo a lo que señala Petrov, recurrieron a la entrevista para "pedir ayuda", y que tras ser acusados de sospechosos "no sabíamos qué hacer, a dónde ir: ¿A la Policía, al Comité de Investigación, a la Embajada del Reino Unido (en Moscú), al FSB?".

El Reino Unido acusa a Petrov y Boshirov como como los supuestos responsables del envenenamiento de los Skripal el pasado 4 de marzo con Novichok, un agente nervioso de fabricación militar rusa, en Salisbury.

El día de ayer, el presidente ruso, Vladimir Putin aseguró que ambos era civiles y que "no hay nada criminal" en sus comportamientos.