Cuando quedan poco más de dos meses para que el Papa Francisco cumpla 10 años desde el inicio de su papado y, a pesar de ser el primer pontífice originario de Argentina, así como también de toda Latinoamérica, los deseos de que este visite por primera vez a su país natal siendo el líder de la Iglesia Católica entre marzo y abril de este año, como había trascendido, parecen diluirse.
Al mismo tiempo, y ligado al mismo punto, voces de la Iglesia en el país vecino expresan su preocupación por la relación que el gobierno del Presidente Javier Milei ha impulsado con la institución en el país. Además de que la gestión libertaria aún no ha designado al secretario de Culto, algo que afecta a las distintas creencias en general, tampoco se ha elegido al embajador en el Vaticano a un mes de llegar al poder. A esto se suma que no se ha llevado adelante el tradicional encuentro del Ejecutivo con la cúpula del Episcopado ni la reunión del mandatario con el Nuncio Apostólico, es decir, el embajador del Papa Francisco en Argentina, detalló la prensa local.
Ello, sin considerar que desde el 1 de enero la Iglesia Católica de Argentina dejó de recibir aportes del Estado para pagar los sueldos mensuales a los obispos, según anunció la Conferencia Episcopal. “Esto coincide con los lineamientos de este gobierno: la austeridad de gasto y la defensa de la libertad de culto. Entendemos que el Estado no tiene por qué dar un tratamiento desigual a una religión o culto sobre otra”, comentó Manuel Andoni, portavoz presidencial de Milei, al anunciar el cese de la entrega de la asignación pública cercana a los 55.000 dólares al mes.
Cuando la campaña presidencial de 2023 se encontraba en un punto álgido y reflotaban las numerosas críticas y descalificaciones del entonces candidato Milei contra el Papa Francisco (destacan entre ellas cuando lo calificó como “el representante del maligno en la Tierra”, o cuando lo trató de “imbécil” en 2020, e incluso dijo que “tiene afinidad por los comunistas asesinos”), desde el Vaticano intentaron bajarle el perfil asegurando que de concretarse el primer viaje del Pontífice a Argentina en lo que va de papado, este no iba a depender “del triunfo o derrota de ningún partido”, indicaron sus colaboradores.
A pesar de que en el acto de cierre de campaña el economista, académico y mentor de Milei, Alberto Benegas Lynch hijo, propuso suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano mientras se mantuviera “un autoritario” al mando de la Iglesia, el propio mandatario electo reveló a la prensa local, sin poder esconder una sonrisa, que el Papa Francisco lo llamó 36 horas después de imponerse en el balotaje para felicitarlo por su victoria.
Allí, Javier Milei aseguró algo sorprendido, detalló La Nación, que si retornaba en calidad de Papa durante su mandato sería recibido con “los honores propios del líder espiritual de los católicos”. “Yo mismo formalmente hice la invitación”, dijo durante una entrevista. La posibilidad de que esta se concrete en marzo o abril, sin embargo, parece ahora lejana.
Gestos y señales
Según La Nación, el cúmulo de “señales desconcertantes desde la Casa Rosada inquieta” a la Iglesia argentina, ya que, a todo lo anterior, se añaden los numerosos gestos de Javier Milei hacia un sector de la comunidad judía, específicamente a los grupos más ortodoxos, en línea con su posible conversión a futuro desde el catolicismo hacia el judaísmo. De hecho, los obispos han intentado no levantar demasiadas olas al respecto, aseguró el mismo medio, pero en silencio y con discreción, han hecho saber su incomodidad con las decisiones del gobierno.
“La designación del embajador es una potestad del gobierno y la Cancillería. Pero llama la atención que no haya sido nombrado el secretario de Culto, que no es solo del catolicismo, sino de todos los cultos del país”, dijo una voz autorizada de la Iglesia al periódico, demostrando su perplejidad sobre el tema.
El cargo corresponde a una designación de Cancillería y la ministra Diana Mondino, y previamente estuvo ocupado por Guillermo Oliveri hasta el 10 de diciembre, día del cambio de mando. Desde la cartera aseguran a La Nación que lo ideal es encontrar a un “diplomático de carrera” para el puesto, perfil que difiere de Oliveri, que viene desde la militancia en el peronismo y se mantuvo por 16 años en el puesto.
De concretarse ese escenario, la preocupación de la Iglesia Católica en Argentina se mantendría, creen algunos sectores, según revelaron a La Nación. Al posicionar a un diplomático de carrera en un puesto con evidentes ribetes religiosos, el gobierno de Milei estaría demostrando una “falta de interés”, señalaron al periódico, ya que tradicionalmente el cargo de secretario de Culto lo ocupa un intermediario con buenos vínculos con la Iglesia.
Aunque no es el único problema que Cancillería enfrenta en los últimos días. Durante la semana pasada, Diana Mondino debió reunirse con representantes del Centro Islámico con el objetivo de contener su molestia con el Presidente Milei. Fue en su discurso del acto de apertura de los Juegos Macabeos donde el libertario condenó el “terrorismo islámico”, lo que generó irritaciones por la generalización.
Hay más situaciones que han despertado la molestia eclesiástica con la administración Milei, a pesar de ser el mandatario más religioso desde el regreso de la democracia, planteó Clarín. Por ejemplo, la cúpula del Episcopado le solicitó una audiencia para transmitirle sus saludos navideños, como hacen todos los años con quien ocupa el sillón presidencial de la Casa Rosada, pero esta vez no les fue concedida.
Aprovechando la presencia de todos los obispos del interior de Argentina en la capital, pidieron una audiencia inmediata, lo que complicaba la agenda, sin embargo, tampoco se les concedió la reunión para más adelante, lo que no cayó bien en la Iglesia, agregó el mismo medio. Con el expresidente Alberto Fernández ocurrió algo similar cuando asumió, pero las diferencias ideológicas eran claras: el peronista arribó al poder con la promesa de despenalizar el aborto, lo que se concretó un año después, en diciembre de 2020.
La distancia o preocupación con el gobierno es solo una de las tesis que se baraja sobre la posible caída en la visita del Papa a su país de nacimiento. Clarín apuntó a que, si bien en la Casa Rosada han explicitado la intención de traer al Pontífice a Argentina durante este 2024, paradójicamente, la escasa disposición de diálogo con la oposición y otros sectores estaría torpedeando la visita.
Esto no respondería a una aprobación o rechazo a las políticas para la desregulación de la economía impulsadas por el Gobierno de Javier Milei, sino que tendría que ver con que, según evalúan en Roma, estas causarán un aumento en la conflictividad social durante los próximos meses, fecha que coincidiría con la visita de Jorge Bergoglio a su país natal. Y ese escenario, aseguró Clarín, es uno que en el Vaticano quieren evitar.
No es la primera vez que Argentina se enfrenta a la tensión social, y tampoco sería la primera vez que el Papa visite un país convulso, pero, al ser su propia tierra a la que llegaría, temen que lo deje atrapado en una puja política. El medio también señala la ausencia de un secretario de Culto designado y de un embajador en el Vaticano –“lo van a decidir Milei, su hermana, y Mondino en breve”, dijeron a La Nación desde Cancillería– como parte de las razones que podrían complicar la llegada de Francisco, pero también incluyen el factor salud.
A pesar de que mentalmente el Papa se mantiene lúcido y no mantiene problemas serios de salud, carga con 87 años de vida en el cuerpo, lo que le ha generado dificultades en cuanto a la movilidad. De concretarse el viaje, también está programado un paso por Uruguay, implicando 13 horas de vuelo, múltiples ceremonias y traslados y, además, la carga de volver a su país tras una década sin pisar tierra argentina, consignó Clarín.
Gustavo Irrazábal, sacerdote, teólogo y miembro del Consejo Consultivo del Instituto Acton, escribió una columna en La Nación argumentando que las diferencias entre ambos bandos quedó en evidencia el mismo día de la asunción presidencial.
Según Irrazábal, el mantra de Milei que repite regularmente citando al propio Alberto Benegas Lynch hijo –quien llamó a cortar relaciones con el Vaticano– sobre los principios del libertarismo, fue respondido aquel mismo día por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, quien “se refirió a la libertad en términos muy diferentes, comparando al país con una casa, cuyos cimientos deben ser la fraternidad, la libertad y la memoria”, planteó el teólogo. “En síntesis, el mismo día de la asunción presidencial, Javier Milei y la Iglesia han dejado en claro sus diferencias”, agregó.
En medio de la tensión con la Iglesia, sin embargo, la hermana de Milei y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, recibió este lunes en la Casa de Gobierno al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Óscar Ojea.
En el encuentro, Ojea “informó” a la funcionaria sobre el “proceso de renuncia a los aportes previstos en la ley 21.950″, que comenzó en 2018 y finalizó el 31 de diciembre pasado, informó la oficina de comunicación de la CEA. Asimismo, ambos “conversaron cordialmente sobre distintas cuestiones que tienen que ver con la misión de la Iglesia, la paz social y la atención a los más necesitados”.