A finales de marzo, la profesora Elisabeth Tenreiro, de 71 años, murió apuñalada por uno de sus propios alumnos, de tan solo 13 años, en una escuela pública de la zona oeste de Sao Paulo. Sólo este año, varios estudiantes han sido aprehendidos con armas en colegios de todo Brasil, entre ellos uno en Paraná, otro en el Distrito Federal y uno en el interior de Sao Paulo, que difundieron amenazas de masacre en las redes sociales.
Pero la muerte el miércoles pasado de cuatro niños que jugaban en un patio de la guardería Cantinho do Bom Pastor, en Blumenau, en el estado de Santa Catarina, terminó de conmocionar a Brasil. Un hombre de 25 años invadió el establecimiento con un hacha, atacó a los menores y después se entregó a las autoridades. Las víctimas fatales tenían solo entre 4 y 7 años de edad.
“Un país, un mundo que mata niños es cualquier cosa menos democracia. Es cualquier cosa menos un mundo decente. Estamos fallando miserablemente a la gente que más nos necesita en este país. Y tenemos que admitir que hay que dar un paso adelante. Me gustaría, en nombre del Estado brasileño, pedirles disculpas”, dijo el secretario brasileño de Derechos Humanos, Silvio Almeida.
Y es que la situación de seguridad en los recintos educacionales ha empeorado a niveles dramáticos en el último tiempo. Según el diario O Globo, desde 2022 se han reportado 22 hechos violentos, nueve de los cuales tuvieron lugar en los últimos ocho meses.
Ante este escenario, las escuelas y redes educativas de todo el país, públicas y privadas, invierten cada vez más en medidas de seguridad para brindar respuestas rápidas a las familias, los estudiantes y la sociedad. Pero tras la muerte de los cuatro niños en el ataque a la guardería en Blumenau, el debate se intensificó y ya se anuncian medidas radicales como la adopción de detectores de metales y hasta guardias de seguridad armados, según destaca el diario carioca.
En las escuelas privadas, la preocupación es tan grande que, además de intensificar la capacitación de porteros y guardias, el próximo paso debe ser implementar protocolos de escape para la comunidad escolar en caso de un atentado.
En declaraciones a O Globo, Amábile Pacios, vicepresidenta de la Federación Nacional de Colegios Particulares (Fenep), dijo estar en contra del uso de armas de fuego, pero agrega que la entidad articula cursos para personal de portería y vigilancia, que abordan técnicas de inmovilización, defensa personal y reconocimiento de armas blancas y armas de fuego. Asimismo, criticó la ley que impide el registro físico y de mochilas de estudiantes y aboga por que se derogue.
“Hay estudios que prueban que los ambientes con armas tienden a ser más violentos, por lo que la propuesta es brindar la capacitación adecuada para que los profesionales puedan actuar en defensa de los estudiantes. Se recomienda a las escuelas que adopten cámaras de seguridad, torniquetes y otros medios según el tamaño y la necesidad”, señaló Pacios, antes de entregar un preocupante dato: “Pero para que el efecto sea generalizado, deben existir políticas públicas que pongan más policías de patrullas escolares en las calles, ya que el número de agentes hoy no es suficiente para cubrir las necesidades”.
En el caso de Santa Catarina, donde se produjo el ataque a la guardería, los profesores tomarán clases de defensa personal que deberán ser impartidas por policías militares. El gobierno estatal prometió, asimismo, el anuncio de un paquete que, además de mayor presencia policial, apunta a acciones integradas de prevención, educación y tecnología.
Ante el miedo, ciudades del estado, algunas cercanas a Blumenau, van a adoptar guardias de seguridad armados en las puertas de acceso de los alumnos, como es el caso de Indaial, y otras ya hablan de expandir el uso de detectores de metales, como Chapecó, también en Santa Catarina.
En el estado de Sao Paulo la movilización es fuerte. Por ejemplo, en el municipio de Boituva se reforzará la vigilancia policial en escuelas públicas y privadas, y en el de Vinhedo, además del refuerzo policial, se creará un canal WhatsApp para recibir denuncias anónimas sobre actitudes sospechosas. En tanto, el municipio de São Mateus, en el estado de Espírito Santo, está planificando una línea de emergencia, que actuará como un “botón de pánico”.
Por su parte, la Asociación Brasileña de Educación Infantil (Asbrei), que ayuda especialmente a las guarderías, creó un ciclo de conferencias y capacitaciones con especialistas en seguridad preventiva. Según la entidad, se capacitará a toda la comunidad escolar. La propuesta, en el caso de los niños, pasa por planteamientos lúdicos que respeten su edad y comprensión. En el calendario a aplicar, se encuentran charlas sobre seguridad para los padres; formación en primeros auxilios; simulación de escape en casos de invasión; y entrenamiento de autodefensa, señaló O Globo.