Los soldados de una alianza de seguridad liderada por Rusia se preparaban para retirarse de Kazajistán el jueves, dijo el Ministerio de Defensa ruso. La salida se produce apenas una semana después de su despliegue en la antigua república soviética a pedido de su presidente, que trataba de sofocar unas protestas masivas extremadamente violentas.
Las movilizaciones comenzaron el 2 de enero en el oeste del país, donde los residentes protestaron contra el fuerte incremento de los precios del combustible, pero pronto se propagaron al resto de la nación, que vivió un escenario de violencia durante varios días. Los inconformes tomaron edificios gubernamentales y les prendieron fuego, y docenas de personas perdieron la vida en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
El presidente, Kassym-Jomart Tokayev, ha culpado de los disturbios a “terroristas” con respaldo extranjero y solicitó ayuda a la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva, una alianza militar con seis exnaciones soviéticas encabezada por Moscú. El bloque envió 2.000 efectivos a Kazajistán la semana pasada.
Tokayev dijo el martes que la misión se había completado y que la retirada comenzaría el jueves.
Según el Ministerio de Defensa ruso, los soldados en suelo kazajo estaban preparando los equipos para su transporte y devolvían las instituciones estales que habían custodiado a las autoridades locales.
En Almaty, la mayor ciudad del país y la más afectada por los disturbios, el aeropuerto reanudó sus operaciones en la mañana del jueves, una semana después ser tomado brevemente por los manifestantes. La agencia noticiosa rusa Interfax reportó también que las fuerzas de seguridad habían despejado la plaza del ayuntamiento, al que se prendió fuego, para permitir la entrada de peatones y autos.
Las autoridades municipales reportaron el jueves cerca de 2.000 detenciones más ligadas a los disturbios y saqueos.