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Trump arremete contra Harvard y la tilda de ser una “institución antisemita de extrema izquierda”

Varios senadores judíos acusaron el jueves al presidente estadounidense de utilizar el antisemitismo como arma para imponer su ideario político y cercenar la libertad de expresión.

Personas se toman fotos con la Estatua de John Harvard en la Universidad de Harvard, el 17 de abril de 2025, en Cambridge, Massachusetts. Foto: AFP SOPHIE PARK

El presidente estadounidense, Donald Trump, arremetió este jueves de nuevo contra Harvard a la que tildó de “institución antisemita de extrema izquierda”, en momentos en que la prestigiosa universidad lucha en los tribunales contra la congelación de fondos decretada por su gobierno.

Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump está intentando poner de rodillas a muchas universidades mediante amenazas de suspender el financiamiento federal, eliminar las exenciones fiscales o impedir la matricula de estudiantes extranjeros con la excusa de que permiten el antisemitismo en sus campus.

Varios senadores judíos acusaron el jueves a Trump de utilizar el antisemitismo como arma para imponer su ideario político y cercenar la libertad de expresión.

“Rechazamos cualquier política o acción que fomente o se aproveche del antisemitismo y enfrente a las comunidades entre sí; y condenamos inequívocamente la explotación de las preocupaciones reales de nuestra comunidad sobre el antisemitismo para socavar las normas y los derechos democráticos”, escribieron en una carta conjunta los senadores demócratas, entre ellos, el líder del partido en el Senado, Chuck Schumer.

Tras la demanda judicial presentada el lunes por Harvard contra el gobierno para exigir la restitución de los 2.200 millones de dólares de fondos federales congelados, el republicano contraatacó este jueves desde su plataforma Truth Social.

“Harvard es una amenaza para la democracia” y “un desastre liberal”, dijo el magnate que se quejó de que la universidad haya admitido a estudiantes “de todo el mundo que quieren destrozar nuestro país”.

En la víspera, Trump emitió una orden ejecutiva dirigida a la educación superior, que cambia la forma en que las autoridades federales deciden las universidades y colegios que pueden acceder a miles de millones de dólares de becas y préstamos estudiantiles.

La orden ejecutiva pretende tomar medidas drásticas contra lo que Trump califica como “discriminación ilegal”, es decir, cualquier medida que promueva la representación de “individuos de minorías raciales y étnicas”.

“Numerosas investigaciones”

En su demanda judicial, Harvard pide que se declaren ilegales la congelación del financiamiento y las condiciones impuestas a las subvenciones federales, argumentando que las medidas equivalen a una injerencia política destinada a comprometer la independencia de la institución de la famosa Ivy League, que agrupa a ocho de las mejores universidades del país.

Trump y su equipo de la Casa Blanca justifican su campaña contra las universidades como una respuesta a lo que consideran “antisemitismo” incontrolado y a la necesidad de revertir los programas de diversidad destinados a abordar la exclusión histórica de las minorías.

La administración afirma que las protestas contra la guerra de Israel en Gaza que recorrieron los campus universitarios estadounidenses el año pasado estuvieron plagadas de antisemitismo.

Muchas universidades estadounidenses, incluida Harvard, reprimieron en su momento las protestas, y la institución con sede en Cambridge puso a 23 estudiantes a prueba y denegó títulos a otros 12, según los organizadores de las protestas.

El presidente de Harvard, Alan Garber, dijo que la administración de Trump ha iniciado “numerosas investigaciones” a la universidad.

La lucha de Trump contra la diversidad se hace eco de las quejas de larga data de los conservadores que critican que los campus universitarios de Estados Unidos están inclinados demasiado a la izquierda, y dejan fuera a las voces de derecha.

En el caso de Harvard, la Casa Blanca está tratando de llevar a cabo niveles sin precedentes de control gubernamental sobre el funcionamiento interno de la universidad más antigua y rica del país y una de las instituciones educativas y de investigación más respetadas del mundo.

En la orden ejecutiva del miércoles, Trump alegó que “los estudiantes y contribuyentes estadounidenses se merecen algo mejor, y mi administración reformará nuestro disfuncional sistema de acreditación para que los colegios y universidades se centren en ofrecer programas académicos de alta calidad a un precio razonable”, dijo.

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