El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado este viernes que la condena en su contra por manipular libros de cuentas para pagar a la actriz de cine porno Stephanie Clifford es producto de una “estafa” de juicio, organizado por orden de la Casa Blanca, y ha defendido que esta supuesta manipulación es un “gasto legal” sin la mayor trascendencia.

Tras dudar en numerosas ocasiones de la imparcialidad del magistrado que ha llevado el caso, Juan Merchan, el exmandatario ha asegurado que se encuentra en el centro de un entramado orquestado desde Washington del que no podría decir todo lo que quisiera al encontrarse todavía bajo una “sucia” orden de silencio.

Donald Trump asiste a una conferencia de prensa, el día después de la condena por el caso Stormy Daniels, en la Trump Tower de Nueva York, el 31 de mayo de 2024. Foto: Reuters

Durante su comparecencia en la Torre Trump de Nueva York, Trump ha asegurado que el juicio no ha afectado en lo más mínimo sus posibilidades de cara a las elecciones de noviembre, donde sigue viéndose como “principal favorito” a pesar de presiones “fascistas” de la Casa Blanca y de “gente cercana” al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, si bien ha expresado dudas sobre el papel directo de su sucesor porque “no se entera de nada”.

Sobre la condena del jueves, Trump ha insistido en que lo único que hizo fue “pagar un gasto legal a un abogado, y como tal los expertos legales lo incluyeron así en los libros de cuentas”, y ha denunciado cómo, a lo largo del proceso, ha asistido en silencio a la “crucifixión” de varios testigos a su favor con el permiso de un magistrado que “por fuera parece un ángel, pero por dentro es un demonio”.

Los pagos a Clifford no fueron, a su juicio, “dinero para que se callara”, sino que la actriz firmó un Acuerdo de No Divulgación al respecto de sus presuntas relaciones sexuales. “Y eso es algo perfectamente legal”, ha indicado.

Un quiosco muestra los titulares de la prensa tras el anuncio del veredicto sobre el caso Stormy Daniels, en Nyack, Nueva York, el 31 de mayo de 2024. Foto: Reuters

El mandatario ha insistido además que siempre ha querido testificar pero no lo ha hecho por recomendación de sus abogados. “Me daba igual el perjurio. No me importa exponerme porque hay cosas que hay que hacer por este país. Esto es más grande que Trump, más grande que mi Presidencia”, ha indicado.

Por todo ello, Trump ha anunciado su intención de apelar la sentencia que le espera el próximo 11 de julio donde el juez Merchan podría imponerle pena de cárcel -el mandatario aseguró que le quieren “meter 187 años” pero en realidad solo se contempla un máximo de 20 años-, libertad condicional o arresto domiciliario.

“Vamos a apelar contra esta estafa, vamos a apelarla por todas partes”, ha indicado. “Vamos a proseguir con la lucha. Vamos a volver a hacer grande de nuevo a América, porque estamos en graves problemas”, ha añadido Trump en un discurso en el que se ha también se ha desviado ocasionalmente hacia lo que describió como una nueva crisis migratoria, marcada por la entrada indiscriminada de “lunáticos y criminales”, que viven en “hoteles de lujo” que les ponen “los demócratas”.

“El 5 de noviembre será el día más importante de la historia de nuestro país”, ha zanjado el expresidente antes de abandonar su estrado en el vestíbulo de la Trump Tower sin responder a las preguntas de los medios.