El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decretó el estado de emergencia ante la amenaza de la tormenta tropical Barry sobre Nueva Orleans, donde el viernes se esperan fuertes precipitaciones y el recuerdo de la devastación del huracán Katrina, en 2005, sigue latente.

Según el Centro Nacional de Huracanes (NHC), la tormenta llegará a la categoría de huracán el viernes por la noche o el sábado a primera hora, justo antes de que alcance la costa de Luisiana.

La fuerza de los vientos ha aumentado a 80 kilómetros por hora, informó la NHC, que prevé "inundaciones potencialmente mortales" en las áreas costeras y cercanas a los ríos.

"Va a ser un episodio de lluvia extrema" que afectará a gran parte de Luisiana, advirtió el gobernador del estado sureño, John Bel Edwards, quien obtuvo la declaración de emergencia de parte de Trump.

Esta medida, decretada el jueves por la noche por el presidente, permite a las agencias federales participar en las tareas de emergencia.

Trump instó a los residentes de las áreas afectadas a seguir las pautas de las autoridades federales y locales. "Por favor, estén preparados, tengan cuidado", tuiteó.

"Nervioso"

La alcaldesa de Nueva Orleans, LaToya Cantrell, advirtió a los residentes de la ciudad que "revisaran sus planes y kits de suministro y que estuvieran alerta de los últimos pronósticos".

"Por favor estén preparados, sean cuidadosos y manténganse a SALVO", tuiteó.

El jueves a las 21.00 horas el ojo de la tormenta se situaba a 145 kilómetros al sureste de la desembocadura del Misisipi.

Bajo una brisa fuerte y constante, algunas tiendan colocaban bolsas de arena o clausuraban sus ventanas, mientras turistas ocupaban las cafeterías, tomaban fotos del río crecido y compraban obras de arte callejero.

"Estoy un poco nerviosa", dijo Lorraine Jones, que acudió a Nueva Orleans desde Charlotte, en Carolina del Norte, para asistir a una reunión de una fraternidad estudiantil. "Ahora me siento segura, pero si empeora la situación, nos moveremos".

¿El primer huracán?

La región no solo se enfrenta a importantes inundaciones sino también a la posibilidad de que el crecido río Misisipi sobrepase los diques.

El nivel del río era de 4,9 metros en Nueva Orleans la noche del jueves, a solo 30 centímetros de la posibilidad de inundación.

El miércoles, funcionarios anunciaron que 118 bombas colocadas por toda la localidad estaban operando en su "máxima capacidad".

Se espera que Barry empuje olas desde el Golfo de entre 60 y 120 centímetros, con lo que las aguas del Misisipi podrían superar los seis metros de barrera que protegen la ciudad de 400 mil habitantes.

En 2005, el huracán Katrina, el más letal y costoso en la historia de Estados Unidos, inundó el 80% de la ciudad estadounidense.

Recordado por la devastación que causó en Nueva Orleans, Katrina también golpeó otras partes del estado de Luisiana así como los vecinos Misisipi y Alabama, dejando 1.800 muertos a su paso y causando daños por más de 150.000 millones de dólares.

Si la tormenta se convierte en un huracán, como está previsto, será el primero de la temporada -que va desde junio hasta noviembre- en el Atlántico.

Más de 16.500 usuarios se quedaron sin electricidad el jueves por la mañana, indicó el proveedor energético Entergy Louisiana.

Mientras tanto, brigadas del Departamento de Transporte y Desarrollo de Luisiana levantaban barreras y limpiaban zanjas y otros escombros ante el inminente diluvio.

La zona que va desde la desembocadura del río Misisipi hasta Cameron, en Luisiana, está en alerta de huracán.

El NHC aumentó sus previsiones de precipitaciones, estimando que Barry -que ya ha causado importantes inundaciones- deje entre 25 y 50 centímetros de lluvia, llegando a 63 centímetros en algunas zonas.

Por algunas calles de Nueva Orleans algunos habitantes caminaban con agua hasta las pantorrillas y otros limpiaban los escombros que las inundaciones han dejado en sus jardines.

Las plataformas petroleras y los operadores de gas del golfo fueron evacuados el jueves, anunció la Oficina de Seguridad y Cumplimiento Ambiental estadounidense.

Luego de que algunas oficinas públicas y escuelas cerraran, y algunos condados realizaran evacuaciones obligatorias, Grace Heek, una joven de 25 años que maneja un bicitaxi, dijo que estaba atenta al nivel del río mientras pensaba si quedarse o huir a Atlanta con amigos.

"Parece que hoy es el momento de tomar decisiones y de evacuaciones", dijo.

El gobernador autorizó la movilización de hasta 3 mil soldados de la Guardia Nacional.