Una sombra de sospecha y paranoia se instaló en la Casa Blanca, después de que el diario The New York Times publicara el miércoles una columna de opinión anónima, escrita por un alto funcionario del gobierno que dice formar parte de una "resistencia" que trabaja "desde adentro" para frenar las "peores tendencias" del Presidente Donald Trump.

El texto cuenta, además, cómo ese alto funcionario y otros luchan internamente contra el liderazgo de un Presidente que califica de "mezquino", "impetuoso" e "ineficaz". Según The Washington Post, tras la publicación de la columna se desató una "búsqueda frenética" en la Casa Blanca y una suerte de juego de adivinanzas sobre la identidad del autor. Trump habría estado tan furioso que incluso dijo que The New York Times debía, por propósitos de Seguridad Nacional, "¡entregar a él/ella al gobierno de inmediato!". A su vez, la secretaria de prensa, Sarah Huckabee Sanders, señaló que el "cobarde" que escribió la columna que "haga lo correcto y renuncie".

Teniendo en cuenta que la identificación utilizada por The New York Times como "alto funcionario de la administración Trump" es lo suficientemente amplia como para dar rienda suelta a todo tipo de interpretaciones, casi cualquiera puede ser sospechoso. En ese contexto, altos funcionarios de gobierno, entre ellos la oficina del secretario de Estado, Mike Pompeo, y del vicepresidente, Mike Pence, negaron estar detrás de la columna.

"El vicepresidente firma los artículos que escribe", señaló su portavoz en Twitter. "El New York Times debería estar avergonzado, al igual que la persona que escribió esta columna equivocada, absurda y cobarde", agregó, asegurando que su equipo estaba "por encima de tales maniobras de amateurs". "La especulación de que la columna fue escrita por mí o mi adjunto es falsa", indicó en un comunicado el jefe de la inteligencia estadounidense, Dan Coats.

En una inusual declaración pública, la primera dama Melania Trump defendió ayer a su esposo y descalificó al supuesto funcionario anónimo: "Para el autor de este artículo: no protege a este país, lo sabotea con actos cobardes", escribió en un comunicado que divulgó la cadena CNN.

La polémica columna de opinión se publicó un día después de que el diario The Washington Post publicara extractos del explosivo libro del periodista de investigación Bob Woodward: Fear, Trump in the White House, en el que también se da cuenta de la preocupación de los funcionarios de la Casa Blanca por el comportamiento de Trump.

En el libro del periodista que destapó el caso Watergate, que se publicará el 11 de septiembre, se da a conocer la exasperación de funcionarios de la talla del jefe de gabinete John Kelly.

"Estamos en un manicomio. Ni siquiera sé por qué estamos aquí. Este es el peor trabajo que he tenido", dijo Kelly, durante una reunión con un pequeño grupo, según el libro. "Él (Trump) es un idiota. No tiene sentido tratar de convencerlo de algo. Él no se comporta bien", advirtió. Kelly negó haber emitido tales declaraciones.

Pero tanto el libro de Woodward como la columna del Times, dan cuenta de que Donald Trump enfrenta una rebelión interna y que no estaría completamente al mando. De hecho, el Presidente ha provocado un escenario en el que algunos funcionarios se han dado maña de sacarles documentos de su escritorio.

¿Intento golpista?

Desde que Trump llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, las filtraciones que los funcionarios estadounidenses hacen a la prensa son pan de cada día. Gracias a esas declaraciones, la inmensa mayoría en off the record, se ha dimensionado el caos que se vive en Casa Blanca y también la lucha que sostiene el staff con el mandatario, al punto que la cadena CNN señaló que "Washington está viendo el acto de apertura de un impresionante intento por derrocar al líder de la nación".

"Ellos advierten que el Presidente no solo no es apto para ser el hombre más poderoso del mundo, sino que se da una mezcla de ignorancia y ego, mezquindad, malignidad e imprudencia que está poniendo en riesgo al país y a sí mismo", señaló CNN.

En conversación con La Tercera, el profesor de política del Claremont McKenna College, John Pitney, señala que en general los funcionarios no hablan con la prensa para expresar sus preocupaciones sobre el presidente. Así, recuerda que si bien durante los últimos días de Watergate había una preocupación sobre Richard Nixon, porque bebía en exceso, ese tema se conoció después. "Los funcionarios no le contaron a los diarios sobre sus preocupaciones sobre Nixon en ese tiempo. Es extraordinario que estas preocupaciones estén en los medios ahora, en tiempo real", señaló.

A su juicio, los funcionarios de gobierno no quieren derrocar a Trump, sino que están preocupados por él "porque finalmente el mayor peligro es que el mandatario pueda iniciar una guerra". "Una cosa es que el Presidente haga declaraciones imprudentes sobre los impuestos, la seguridad social, porque es poco lo que él puede hacer sobre eso, pero el Presidente puede comenzar una guerra. Creo que eso, más que ninguna otra cosa, preocupa a los funcionarios", explicó Pitney.

Para el analista John Zogby, existen varias razones por las que los funcionarios estén hablando con la prensa. "Creo que, por un lado, están profundamente preocupados de estar trabajando para alguien que es inestable y abusivo y están tratando de hacer llegar el mensaje de que son rehenes en una situación terrible. Otros parecen estar profundamente preocupados por el destino y las políticas del país. Ellos también ven a Trump como inestable, pero no quieren renunciar porque sienten un sentido de deber de mantener al país funcionando y a salvo, pese a tener que servir a un hombre que consideran un peligro", sostuvo a La Tercera.

En todo caso, Zogby cree que el Presidente sobrevivirá a esta crisis, porque "pese a la publicidad negativa, su popularidad sigue estable". "En 2016, Trump dijo que sus partidarios lo respaldaban de forma tan sólida que él podría asesinar a alguien en Manhattan y salir impune. Creo que hay un elemento de verdad en eso", concluyó.