Tres días después de que las ciudades de Dayton (Ohio) y El Paso (Texas) fueran el epicentro de dos tiroteos masivos el fin de semana, con un saldo de 31 víctimas fatales, el Presidente Donald Trump visitó ambos lugares, en compañía de la primera dama, Melania Trump, lo que dio paso a fuertes tensiones y críticas sobre si su visita ayudaría a sanar heridas o, por el contrario, incrementaría las divisiones. Sin embargo, las protestas fueron su principal bienvenida en ambas ciudades con pancartas como "No más odio" y "Haga algo".

Las expectativas estaban puestas en el rol que Trump asumiría en estas visitas, puesto que sus opositores han reclamado que es su propio discurso el que ha incitado al odio en ese país. Por eso mismo, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, había asegurado que las visitas estaban enfocadas en "honrar a las víctimas, reconfortar a las comunidades y agradecer a los socorristas y profesionales de la salud por sus acciones heroicas".

Trump dio el lunes un breve discurso en el que condenó "el racismo, la intolerancia y la supremacía blanca" y dijo que "el odio no tiene lugar en Estados Unidos", pero las críticas apuntan a que el Jefe de Estado supuestamente ha inspirado el odio racial contra los hispanos. En mayo, durante un mitin en Florida, Trump rio cuando un partidario gritó que a los migrantes ilegales deberían dispararles. Además, el Mandatario ha utilizado anteriormente el concepto de "invasión hispana" para referirse a la masiva llegada de inmigrantes ilegales desde Centroamérica y México.

Y es precisamente ese mismo motivo el que habría invocado el atacante de El Paso, Patrick Crusius, de 21 años, puesto que, según las investigaciones, el joven publicó en internet que el tiroteo era una respuesta a la "invasión hispana" de Texas. Por eso, el recibimiento de Trump, tanto en Dayton como en El Paso, se concentró en protestas que reclamaban acción del gobierno frente al odio y el control de armas. Asimismo, las autoridades locales esperaban que el Presidente condenara el racismo y el supremacismo blanco.

Antes de dejar la Casa Blanca, en la mañana de hoy, Trump expresó frente a las críticas que "creo que mi retórica une a las personas" y agregó que está "preocupado por el surgimiento de cualquier grupo de odio". Además, aseguró estar abierto a pedirle al Congreso que vuelva de su receso para fortalecer las "verificaciones de antecedentes de los compradores de armas" -tras señalar que los tiroteos se deben a problemas de salud mental-, pero que no ve "ningún apetito político" por prohibir los rifles de asalto.

"Gracias a la vida"

A eso de las 11.00, el Air Force One aterrizó en Dayton, desde donde se dirigió al Miami Valley Hospital. Allí se reunió con socorristas, personal del hospital y sobrevivientes del tiroteo que dejó 9 muertos. Trump, eso sí, no ofreció declaración alguna a la prensa. Stephanie Grisham luego detalló a los periodistas que el gobernante le expresó a las víctimas y a sus familiares que tenían "a Dios mirando" y les dijo que su gobierno está con ellos "todo el tiempo".

La alcaldesa de Dayton, la demócrata Nan Whaley, había señalado que le expresaría al Mandatario "lo inútil que está siendo", y que "la gente debería ponerse de pie y decir que no está contenta".

Tras la visita, el director de redes sociales de la Presidencia, Dan Scavino, publicó en Twitter fotos al interior del Miami Valley Hospital. "El Presidente fue tratado como una estrella de rock", escribió. "¡A todos les encantó verlo!", agregó.

Su paso por Dayton duró poco menos de tres horas y a eso de las 14.25 (hora local) llegó a El Paso, Texas. Una vez en el lugar, donde el sábado murieron 22 personas en un local de Walmart, acudió al University Medical Center para reunirse con el equipo médico y las víctimas.

"Trump no es bienvenido en El Paso y su narrativa sobre inmigrantes y centroamericanos no debería ser bienvenida en ningún lado", dijeron los convocantes de las manifestaciones, según France Presse. Durante la protesta se leyeron los nombres de las víctimas y luego cantaron Gracias a la vida, de Violeta Parra.

De todas formas, los expertos son cautos frente a la voluntad reunificadora, alejada de las críticas sobre sus mensajes racistas. "Trump hace lo que siempre hace: expresar apoyo a las fuerzas del orden público, expresar simpatía por las víctimas (generalmente solo en discursos con guiones) y luego vuelve a sus discursos de campaña divisivos, racistas", dijo a La Tercera el analista del Wilson Center Jack Goldstone. "Es el mismo Trump que publicó anuncios para condenar a los negros sospechosos de crímenes en Nueva York; el mismo que intentó prohibir a los musulmanes que vinieran a EE.UU.; y el mismo que ha tratado la inmigración como una 'invasión'", concluye el experto.