“Las solicitudes de la UE fueron respetadas. Esto quiere decir que la disposición de los asientos se hizo siguiendo sus peticiones”, dijo el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, en una rueda de prensa.
“Las acusaciones contra Turquía son injustas. Turquía es un Estado muy arraigado y no es la primera vez que recibimos a dignatarios extranjeros”, agregó.
También afirmó que Ankara se sentía obligada a hacer esta aclaración ante las “acusaciones en su contra”.
Los servicios de protocolo situaron a la presidenta de la Comisión Europea en un sofá el martes en una reunión de presidentes de las instituciones de la Unión Europea con el jefe de Estado turco, Recep Tayyip Erdogan, en Ankara.
Sin embargo, al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se le atribuyó un sillón junto a Erdogan.
En Bruselas, el caso fue discutido inicialmente como un desaire a la única mujer presente en la reunión, pero la polémica rápidamente se convirtió en una discusión sobre el orden jerárquico entre Michel y Von der Leyen y sus aparentes disputas, así como la imagen de desunión que ambos ofrecieron.
“Me molestó la humillación que tuvo que soportar la presidenta de la Comisión Europea, llamémolos por lo que son, dictadores”, aseguró el primer ministro italiano, Mario Draghi, durante una rueda de prensa en Roma.
Erdogan es “uno de esos dictadores con los que necesitamos colaborar (pero) hay que ser franco y manifestar la propia diferencia de visión”, añadió.
Pedidos de audiencia
El eurodiputado Manfred Weber, líder del mayoritario bloque conservador en el Parlamento Europeo, pidió este jueves una reunión del legislativo con los dos líderes, por considerar que la visita “se tradujo en un símbolo de desunión”.
De igual forma, la eurodiputada española Iratxe García, jefa del bloque parlamentariode los Socialistas y Demócratas, pidió este jueves que se convoque a Michel y Von der Leyen a una sesión del Parlamento para “aclarar lo sucedido y (discutir) cómo respetar las instituciones europeas”.
Para el ministro francés de Asuntos Europeos, Clément Beaune, las imágenes de lo ocurrido en Ankara “duelen”.
“Aún percibiendo la naturaleza lamentable de la situación, hemos escogido no agravarla con un incidente público, y privilegiar la substancia de la discusión política”, escribió Michel.
Michel y Von der Leyen habían organizado esa visita a Turquía como parte de los esfuerzos para recomponer las relaciones entre Bruselas y Ankara, después de las graves tensiones que se verificaron en 2020.
Sin embargo, días antes de la visita Von der Leyen había criticado ásperamente al gobierno de Turquía por su retirada de la Convención internacional contra la violencia contra mujeres y niños.
Por ello, inicialmente el episodio de la silla fue visto como una respuesta turca a esa postura de la funcionaria alemana.
El portavoz de Von der Leyen dijo en Bruselas que había insistido el miércoles que la presidenta de la Comisión decidió dar prioridad a los temas a discutir con Erdogan, en lugar de insistir sobre el tema del sofá.
“Son cuestiones de organización interna”, dijo Eric Mamer a los periodistas.
Turquía, un país miembro de la OTAN, es un aliado fundamental para la UE, que está dispuesta a iniciar conversaciones de alto nivel y discutir facilidades migratorias, a cambio de que Ankara modere su conducta en el Mediterráneo y cese las “provocaciones”.