La Organización del Tratado del Atlántico Norte está en camino de incluir a Finlandia y Suecia luego de un acuerdo con Turquía, agregando un vasto territorio y nuevas capacidades militares para contrarrestar a Rusia tras su invasión de Ucrania.
Los dos países nórdicos, que durante mucho tiempo habían evitado unirse a la Alianza, cambiaron abruptamente su postura luego del ataque de Moscú contra su vecino el 24 de febrero.
Ambos países solicitaron ser miembros de la OTAN el mes pasado, pero su progreso se vio detenido por la oposición de Turquía, en relación a cómo Suecia, en particular, ha manejado los problemas del terrorismo kurdo planteados por Turquía.
“A la luz del progreso que hemos logrado, (Turquía) acordó apoyar a Finlandia y Suecia” en sus candidaturas de membresía, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, al anunciar el acuerdo el martes.
Todos los demás miembros de la alianza de 30 países habían respaldado la oferta de los dos países para unirse a la OTAN, por lo que el acuerdo del Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, con los líderes de los dos países candidatos parece despejar el camino para la expansión de la alianza.
“Estoy absolutamente seguro”, dijo Stoltenberg, sobre la adhesión de los países. “Nos reunimos, discutimos y encontramos una buena solución”, dijo, resumiendo el acuerdo de última hora antes de la cumbre anual de la OTAN.
Los líderes de los tres países firmaron un memorándum tras una reunión que se prolongó durante más de tres horas en Madrid el martes.
Antes de que las fuerzas rusas invadieran Ucrania, en febrero, los funcionarios de la OTAN que evaluaban la dirección estratégica de la Alianza sopesaban nuevas amenazas que iban desde China hasta la guerra híbrida y el cambio climático. El ataque de Moscú ha vuelto a centrar la atención en su misión original: el peligro de al lado.
En los meses transcurridos desde que el Presidente Vladimir Putin ordenó a sus ejércitos entrar en Ucrania, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN han montado su mayor movilización desde el final de la Guerra Fría. La alianza asumió inmediatamente un nivel de alerta listo para la guerra para sus fuerzas de primera línea y puso más de 100 aviones a patrullar desde el Mar Negro hasta el Círculo Polar Ártico. Los miembros desplegaron miles de tropas más cerca de la frontera con Rusia y comenzaron a enviar armas y otro tipo de ayuda a Kiev.
Stoltenberg dijo el lunes que la alianza aumentaría de 40.000 a más de 300.000 el número de tropas que mantiene en alta preparación, incluso mientras vigila futuras amenazas.
El Presidente Joe Biden y los líderes de los otros 29 países de la alianza se reunieron en Madrid el martes para su cumbre anual, en la que iban a declarar a Rusia “la amenaza más inmediata para nuestra seguridad”, dijo Stoltenberg.
Para hacer frente a esa amenaza, la OTAN se basa en años de preparación, dijo.
La invasión de Rusia ha trastornado los planes para la cumbre, un evento normalmente con mucho guion. “Ahí está la lista de lo que teníamos en mente antes del 24 de febrero y la lista posterior al 24 de febrero”, dijo la embajadora de Estados Unidos ante la OTAN, Julianne Smith.
La invasión también obligó a reescribir múltiples veces el nuevo proyecto de la próxima década de la OTAN, conocido como su “Concepto Estratégico”. En él planean desechar la redacción de la versión de 2010 que llama a Rusia un socio estratégico.
China, que no se mencionó en el último concepto estratégico, sigue siendo un foco de atención para la cumbre. En una señal del nuevo énfasis, la OTAN por primera vez ha invitado a participar a los líderes de sus socios de Asia-Pacífico, incluidos Japón, Corea del Sur y Australia. “Queremos tener una conversación con ellos sobre China en particular, y sobre China y Rusia”, cuya creciente alineación en muchos temas preocupa a las democracias de libre mercado, dijo Smith.
La cumbre iniciará esfuerzos para expandir el número de tropas bajo el mando de la OTAN y repensar cómo se organizan, parte de lo que la alianza llama su Nuevo Modelo de Fuerza. Los miembros lejos de Rusia están dispuestos a enviar tropas para defender a los países de primera línea, como lo hizo recientemente Alemania para Lituania.
Los líderes también planificarán cómo reconstruir las reservas de armamento agotadas por los envíos a las líneas del frente de Ucrania. Este año, los miembros se comprometieron a aumentar el gasto militar, agregando potencialmente más de US$ 100 mil millones anuales a los desembolsos de los miembros de la Alianza, un aumento que superaría todo el presupuesto de defensa anual de Rusia.
“La OTAN fue un club social durante 30 años”, dijo David Johnson, un coronel retirado del Ejército estadounidense que sirvió en Europa y en el cuartel general militar de la OTAN durante la Guerra Fría. “De repente es una alianza militar otra vez”.
Pero aunque la OTAN ha girado bruscamente en los últimos meses, el reposicionamiento de la Alianza para defenderse y disuadir a Rusia no es repentino. El cambio comenzó silenciosamente alrededor de 2014, después de que Moscú se apoderó de Ucrania, de la península de Crimea y fomentó un levantamiento en el este del país.
Ese año fue un punto de inflexión, dijo Gordon “Skip” Davis, un mayor general retirado del Ejército de EE.UU. que se desempeñó como subsecretario general adjunto de la OTAN hasta septiembre y ayudó a orquestar un replanteamiento de la estrategia militar de la Alianza. “La OTAN se dio cuenta de que tenía que reaccionar más rápido, a mayor escala”, señaló.
El cambio que comenzó entonces, y que se reforzará en la cumbre, se basa en tres décadas de adaptación, dicen los veteranos de la OTAN.
La decisión de la OTAN en 1999 de construir una nueva sede llevó a algunos críticos a preguntarse por qué era necesaria la Alianza en sí, y mucho menos un nuevo edificio. La Unión Soviética se había derrumbado hacía mucho tiempo, eliminando el propósito de la creación de la OTAN en 1949.
Pero en lugar de cerrar la Alianza, los miembros encontraron nuevas aplicaciones para la integración militar que habían logrado durante décadas.
“También se necesita a la OTAN cuando las tensiones son bajas”, dijo Stoltenberg. Las capacidades defensivas de la Alianza, las estructuras de mando y la adaptabilidad deben mantenerse para las crisis, afirmó. “No se puede simplemente encender y apagar la OTAN”.
Después de ayudar a poner fin a los combates en la ex Yugoslavia en la década de 1990, la OTAN pasó a combatir el terrorismo tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU. y supervisó la operación militar dirigida por EE.UU. en Afganistán, que finalizó el año pasado. Tras la invasión rusa de la vecina Georgia en 2008, la OTAN comenzó a trabajar con Tbilisi y Kiev para prepararse para más hostilidades rusas. En 2011, la OTAN ayudó a hacer cumplir un embargo de armas y una zona de exclusión aérea en Libia.
“La OTAN ha tenido suerte, porque siempre surge algo que demuestra por qué es necesaria”, dijo Jamie Shea, un alto funcionario retirado de la OTAN, que manifestó que los años posteriores a la Guerra Fría hicieron que la Alianza fuera más flexible.
La utilidad perdurable de la OTAN, dijo el exembajador de EE.UU. ante la OTAN Ivo Daalder, es mantener la paz de la posguerra entre los aliados europeos de Washington.
“Tener a Estados Unidos presente físicamente en Europa es lo que marca la diferencia entre la guerra y la no guerra”, y la participación de Estados Unidos disipó las preocupaciones francesas y británicas sobre la reunificación alemana en 1990.
Ahora, un pensamiento similar sustenta la ayuda de los miembros de la OTAN a Ucrania. Polonia y los tres pequeños países bálticos han entregado grandes cantidades de armamento en relación con su tamaño, en parte porque confían en que otros países de la Alianza los protegerán si es necesario.
El reciente salto a la acción de la OTAN parece aún más notable, porque hace apenas unos años, su utilidad volvió a ser cuestionada. El expresidente Donald Trump la calificó de obsoleta. En la cumbre de la OTAN de 2018 en Bruselas, sacudió a los aliados con lo que sonaba como una sugerencia de que podía retirar a Estados Unidos, amenazando con “hacer lo mío”.
Al año siguiente, el Presidente francés, Emmanuel Macron , dijo que la OTAN estaba experimentando una “muerte cerebral”. La lectura de Macron sobre la OTAN fue incorrecta, dijo Davis, pero los comentarios de los dos presidentes fueron “un impulso útil para el secretario general”, quien lanzó una gran revisión interna en la cumbre de la OTAN de 2019.
Un año después, Stoltenberg recibió el informe del grupo de expertos que enumeraba las propuestas para preparar a la OTAN para la próxima década. Muchos se centraron en las interacciones políticas, en lugar de las operaciones militares.
El Covid-19 proporcionó un impulso adicional para promulgar recomendaciones para hacer que la OTAN sea más ágil, porque la pandemia sacudió las rutinas de procedimiento. Obligó a los funcionarios a trabajar de manera diferente, a menudo a través de redes virtuales en lugar de alrededor de mesas de conferencias, dijo Davis.
El renovado entusiasmo de la administración Biden por la OTAN y los lazos transatlánticos revitalizó aún más la Alianza, dicen los funcionarios.
Para el verano pasado, cuando las restricciones por el coronavirus comenzaron a relajarse, se habían establecido rutinas más flexibles de la OTAN, acotó Davis. Cuando la inteligencia estadounidense aterrizó el otoño pasado que Rusia se estaba preparando para invadir Ucrania, la OTAN pudo reaccionar más rápido de lo que podría haberlo hecho tres años antes, menifestó.
La transformación de la OTAN “no es algo que comenzó el 24 de febrero, ha estado ocurriendo durante varios años”, dijo Stoltenberg. Cuando Rusia atacó, afirmó: “Estábamos bien preparados”.