El conflicto bélico entre Hamas e Israel, con su estela de muerte y destrucción en la Franja de Gaza, acapara el interés mundial, dejando un tanto de lado la cruenta guerra en Ucrania provocada por la invasión rusa.

En este contexto, sin embargo, aflora todo el drama que siguen sufriendo los ucranianos, no sólo por los ataques con misiles, drones y otras armas del Ejército de Kremlin, si no que también con la muerte de civiles a causa de minas y explosivos sembrados por los rusos desde el estallido de la guerra, a fines de febrero de 2022.

El Servicio Estatal para Situaciones de Emergencia de Ucrania cifró en 261 las personas fallecidas a consecuencia de esta situación, afectando a muchos menores de edad. Unos 15 niños perdieron la vida en esas circunstancias.

En su cuenta de Telegram, el organismo también indicó que los explosivos rusos han causado heridas de diversa gravedad a otras 559 personas, incluidos 68 niños.

Ante tan inquietante situación hizo un llamado a la población para tener en cuenta los riesgos de las minas colocadas por las tropas rusas, y ha centrado sus advertencias en los menores, a los que recuerda ciertas “reglas de conducta” en campos, bosques, franjas forestales, zonas de arbustos o pequeñas masas de agua que pueden estar minadas con explosivos colocados por los rusos durante su presencia militar en esos lugares.

Estos explosivos pueden estar además camuflados o “disfrazados” con artículos domésticos comunes, incluidos juegos de niños pequeños.

Las autoridades ucranianas han cifrado en más de 445.000 los objetos explosivos desactivados desde el inicio de la guerra. Además, han alertado de que más de 470.000 hectáreas pueden estar todavía plagadas de explosivos rusos.

Asimismo, han señalado que las labores de desminado, una tarea catalogada como primordial por Kiev, no culminarán hasta cinco o siete meses después del fin del conflicto.