
Un 54% de los estadounidenses no aprobaba los aranceles de Trump antes de la pausa
El Presidente norteamericano se empezó a ver con un panorama adverso, no solo en lo económico, sino también en lo político. Muchos legisladores republicanos temían perder a sus votantes mayores, mientras que una comisión bipartisana preparaba un proyecto de ley para quitarle el poder de poner aranceles al mandatario.

Durante una semana Donald Trump asustó a los mercados del mundo entero con sus aranceles del “día de la liberación”. Pero este miércoles, la medida que afectaba a cerca de 175 países, elevando las tarifas aduaneras y dificultando los negocios internacionales, fue pausada públicamente, luego de que el Presidente entendiera que se trataba de una medida económica y políticamente difícil de sostener.
La abrupta decisión fue declarada ayer miércoles, solo trece horas después de que los aranceles entraran en vigor: se trató de una “pausa de 90 días” en la que los países tendrían la posibilidad de negociar con Estados Unidos, dándoles tiempo para respirar a los mercados. Esto, con una gran excepción: la segunda economía del mundo, China, a quién subió los aranceles a un 125%.
Hasta antes de la pausa declarada ayer, la opinión de los norteamericanos frente a los aranceles de Trump estaba fuertemente dividida, con los votantes republicanos, en general, a favor de aquellos impuestos, y los demócratas, en general, contra. Eso fue lo que reveló una encuesta publicada por The Wall Street Journal, que no alcanzó a medir las opiniones pospausa.
En la encuesta, el 77% de los votantes republicanos expresó una opinión mayoritariamente positiva sobre el impacto de los aranceles en la economía, afirmando que contribuyen a la creación de empleo, mientras que el 93 % de los demócratas afirmó que impulsan el aumento de precios y tienen un impacto negativo.
Mirando a todo el país independiente de su votación, el 54% consideró los aranceles negativamente, afirmando no apoyar los planes arancelarios del presidente Trump. Se observaron divisiones partidistas similares al preguntar a los encuestados sobre las alianzas internacionales de EE. UU. y la ayuda que brinda a otros países.

Siendo los aranceles un tema que ya empezaba a ser impopular, los republicanos en el Congreso se habían mostrado preocupados por las consecuencias que podía tener su aplicación entre sus votantes mayores. “Las personas van a empezar a ver sus planes de pensión. Son los que votaron por el presidente Trump y votaron por mí. Y estoy intentando entender cómo van a sentirse bien frente a todo esto”, dijo Thom Tillis, de Carolina del Norte, uno de los siete republicanos del Senado que firmaron un proyecto de ley bipartisano que daría al Congreso la autoridad para revisar aranceles.
El senador republicano John Kennedy, de Luisiana, expresó una preocupación similar. “No es divertido. No me gusta. Me gusta cuando el mercado sube”, declaró a la prensa, añadiendo que aunque quiere darle una oportunidad a la estrategia de Trump, cree que el Presidente debería informar mejor al público sobre sus objetivos a corto plazo.
“No sabemos cuánto tiempo tardará en ver resultados positivos, no sabemos cuáles serán las consecuencias a corto plazo”, declaró Kennedy: “No sabemos si la medicina será peor que la enfermedad”.

Durante la semana anterior a la pausa de los aranceles, Trump enfrentó presiones tanto desde los legisladores de ambos partidos, como de grandes donantes e inversores que lo apoyaron, como el mismo Elon Musk. Asimismo, como indica Financial Times, los demócratas que tenían problemas para encontrar una línea de ataque efectiva contra el gobierno “se maravillaron del regalo político que Trump había entregado, con una guerra comercial que perjudicaría a los votantes de todo Estados Unidos”.
En medio de esto, uno de los representantes comerciales de Trump, Jamieson Greer, compareció ante el Senado y se topó con quejas de los republicanos: Steve Daines, senador por Montana, indicó que los aranceles tiende a pagarlo el importador, y, en ese sentido, “me preocupa el efecto inflacionista, y que si hay una guerra comercial se cierren los mercados para los agricultores, ganaderos y fabricantes estadounidenses”.
El congresista Darin LaHood, por su parte, le indicó que cuando habla con los agricultores de Illinois, su Estado, veía “mucha ansiedad, estrés e incertidumbre porque, cuando nos metemos en una guerra comercial, normalmente el primer peón es la agricultura”.


A la mañana siguiente, el mismo Trump publicó en su red Truth Social que había que “estar tranquilos”, y que “era el mejor momento para comprar”. Un poco después de eso se encontró con el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el director del National Economic Council, Kevin Hasset. Como indica el New York Times, se discutió sobre el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años, enfatizando la preocupación por la salud del sistema financiero estadounidense en general.
Según asegura el medio neoyorquino, Trump comprendió en ese momento lo que el rendimiento de los bonos significaría para los bancos y sus préstamos a largo plazo, un tema que domina a la perfección gracias a sus años al frente de una empresa inmobiliaria.
Los aranceles provocaron una fuerte caída en los mercados de bonos del gobierno estadounidense y del dólar, que los inversores suelen considerar un activo refugio en tiempos de crisis. Tras el anuncio de Trump de los nuevos aranceles la semana pasada, los economistas de Wall Street aumentaron rápidamente sus previsiones de inflación y redujeron las de crecimiento, con numerosas advertencias sobre una recesión, y billones de dólares en valor bursátil se desvanecieron en cuestión de días.
Habiendo entendido las posibles consecuencias de sus aranceles, a las 1:18 del miércoles Trump anunció en Truth Social que reduciría los aranceles “recíprocos” durante 90 días, mientras que aumentaría los aranceles a China al 125 %. Esta pausa, junto con la permanencia de un arancel del 10 % para la mayoría de los países, fue una versión de lo que muchas personas habían instado a Trump a implementar durante días.

Sin embargo, este cambio de opinión y el mensaje de “este es el mejor momento para comprar” podrían traerle problemas a Trump, ya que este jueves varios senadores han pedido una investigación para determinar si lo hecho por el Presidente cuenta como tráfico de información privilegiada o manipulación del mercado. Esto, al haber animado a la gente a comprar acciones justo antes de su brusco cambio de postura sobre los aranceles globales.
En X, el senador demócrata de California Adam Schiff escribió: “¿Quién en la administración sabía con antelación del último cambio de opinión de Trump sobre los aranceles? ¿Alguien compró o vendió acciones, beneficiándose a expensas del público? Estoy escribiendo a la Casa Blanca: el público tiene derecho a saber”.
Así, varios representantes demócratas miembros del Comité de Servicios Financieros de la Cámara escribieron en X que “el Presidente de Estados Unidos está literalmente participando en el mayor esquema de manipulación de mercado del mundo”. Para peor, Trump firmó su publicación en Truth Social con las letras “DJT”: tanto sus iniciales, como la sigla utilizada en el mercado bursátil para su empresa mediática, Trump Media & Technology Group. Las acciones de esta compañía cerraron el día con una subida del 21,67%.
Richard Painter, exabogado de ética de la Casa Blanca, también consideró que existía justificación para abrir una investigación. “Los presidentes no son asesores de inversión. Esta situación podría exponer al Presidente a acusaciones de manipulación de mercado”, dijo a NBC.
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