
Una figura transgresora y reformista: los cambios impulsados por el Papa Francisco
Francisco asumió el papado en un periodo de crisis, donde los llamados a reformar la Curia y la Iglesia se escuchaban fuertes. Bergoglio asumió ese desafío no sin generar tensiones y rechazo.

El Papa Francisco falleció a los 88 años de edad, un pontífice, cuyo nombre secular era Jorge Mario Bergoglio, y que impulso una serie de cambios en la Iglesia desde que fue nombrado sumo pontífice en 2013.
Un nombre cargado de simbolismo
El fin de semana previo al cónclave que lo elegiría Papa, Jorge Mario Bergoglio se cruzó con el sacerdote canadiense Tom Rosica en la Plaza Navona. “Rece por mi”, le dijo. Rosica le preguntó si estaba nervioso. “Un poco”, respondió el cardenal argentino. Bergoglio estaba consiente que esa vez podía tocarle a él. ¿Pensó en un nombre con antelación, en caso de ser elegido Papa?. Difícil saberlo, aunque por esos días en Roma el ambiente de crisis que rodeaba a la Iglesia motivó que muchos comenzaron a sugerir que el próximo Papa podría ser Franciscano. Entre los cardenales destacaban dos con ese perfil, el brasileño Claudio Hummes y el estadounidense Sean O’Malley. Pero finalmente fue un jesuita el elegido. Sin embargo, Hummes, amigo de Bergoglio y sentado junto a él en la Capilla Sixtina le dijo tras confirmarse su elección: “No te olvides de los pobres”. Fue eso, según el argentino, lo que lo llevó a elegir el nombre de Francisco, quien encarnó el rechazo a la Iglesia mundana y ostentosa del siglo XIII.
El llamado a acabar con la Iglesia mundana
Al contrario de lo que sucedió en cónclaves anteriores, en el caso del de marzo de 2013 es poco lo que se ha revelado. Pero en lo que todos los cardenales coinciden es que fue el discurso de Jorge Mario Bergoglio en las congregaciones generales previas al cónclave el que lo catapultó definitivamente al papado. Bergoglio había sido el segundo más votado en la cita anterior donde fue elegido Joseph Ratzinger, pero ese año su nombre no estaba menos presente en los medios. El vaticanista Austen Ivereigh asegura que quienes promovían su nombre lograron sumar apoyos tras ese mensaje. En él, el cardenal argentino apuntó a dos temas que fueron ejes de su pontificado. El llamado de la Iglesia a salir a la periferia -tanto geográfica como existencial- como su dura crítica a la mundanidad en la Iglesia.-”Cuando (la Iglesia) es autorreferencial (...) da lugar a ese mal tan grave que es la mundanidad espiritual”, aseguró entonces. Sus críticas a ese tipo de Iglesia se hicieron más fuertes tras su llegada al papado.
Cambios en el estilo y la vida del Papa
Junto a los cambios de discurso, Francisco también marcó diferencias con una nueva actitud, que el cardenal estadounidense Timothy Dolan describió como la del “cura párroco mundial”. El día siguiente a ser elegido, Bergoglio se presentó con su sotana blanca en el hotel donde estaba alojando para pagar la cuenta. Luego anunció que se quedaría a vivir en la residencia de Santa Marta y no se trasladaría al Palacio Apostólico donde se alojan tradicionalmente los papas, por considerar que era demasiado opulento. Luego no dudo en criticar los altos gastos de algunos miembros de la Curia romana y siguió usando sus tradicionales botas negras en lugar de los zapatos burdeos que utilizan los papas. Pero los cambios no terminaron ahí. Más que ningún otro Papa, mantuvo una comunicación fluida por teléfono con amigos y no dudó en llamar a algunas personas en forma sorpresiva. Dio, además, entrevistas de manera casi habitual, cosa que ningún otro Papa había hecho. Por ello, vaticanistas sostienen que el papado cambió definitivamente tras su paso.
Una lenta reforma a la Curia Romana
En medio del escándalo de los Vatilieaks y las fallas comunicacionales durante el papado de Benedicto XVI, el término “reforma” se instaló entre los cardenales durante los días previos al cónclave que elegiría a Francisco. Por ello, el nuevo Papa llegó con ese compromiso, impulsar cambios que reformaran la Curia, revisaran los temas económicos del Vaticano -y en especial el llamado “banco vaticano”, el Instituto para las Obras Religiosas- y potenciara la colegialidad. Bergoglio inicio ese proceso de manera paulatina -fueron más los cambios en el discurso que en la estructura al principio. Creo un consejo de 9 cardenales para que lo asesorara en las reformas, pero sus propuestas demoraron en concretarse. La nueva constitución vaticana recién fue aprobada en 2022, casi diez años después de asumir. Intervino y cambio el funcionamiento del IOR y trabajó por darles más libertades a los episcopados locales -algo en lo que su antecesor ya había trabajado. Pero el proceso fue más lento de lo esperado y las mayores modificaciones se dieron en el discurso, el protocolo y las señales que daban el Papa.
Mensaje de apertura en temas valóricos
“Si un gay acepta al Señor y tiene buena voluntad ¿Quién soy yo para juzgarlo?”. Las palabras de Francisco en el viaje de regreso desde Brasil en 2013, donde participó en la Jornada Mundial de la Juventud, se difundieron rápidamente. Algunos hablaban incluso de un cambio de doctrina frente a la homosexualidad. Lo cierto es que Francisco no alteró lo que ya sucedía en la Iglesia, pero sus palabras tuvieron un efecto multiplicador. Fue la primera señal de varias que vendrían sobre la apertura que buscaba impulsar en varias áreas valóricas, privilegiando como decía “la misericordia que debe existir en la Iglesia” y su llamado a viajar a “la periferia existencial”. Insistió en reunirse con mujeres que eran madres solteras, cambió la norma y permitió que todos los sacerdotes pudieran absolver a mujeres que se hubieran hecho un aborto y abrió la puerta a la comunión de los divorciados vueltos a casar. Las medidas causaron tensión en la Iglesia e incluso cuatro cardenales le escribieron al Papa cuestionando la medida.
La encíclica de un Papa ambientalista
En medio de la discusión sobre el cambio climático y la Conferencia del Clima de París que aprobó una serie de normas para reducir los gases de efecto invernaderos -cuya aplicación aún está pendiente- el Papa Francisco decidió dedicar su primera encíclica en solitario al tema ambiental. Fue un llamado, como escribió el pontífice, a “salvar la casa común” y realizar cambios de vida, producción y consumo . Francisco insistió en el comportamiento “suicida” del sistema económico mundial, reiterando críticas a la economía que ya había planteado en su primera exhortación apostólica. El texto titulado Laudato si, recibió, sin embargo, duras críticas de sectores conservadores y de exceptivos del cambio climático. El ex gobernador de Florida Jeb Bush cuestionó los dichos del Papa al igual que figuras políticas de un tradicional país católico como Polonia, que depende fuertemente del carbón. Sin embargo, el texto también fue valorado, entre otros, por el entonces presidente de EE.UU., Barack Obama y el secretario general de la ONU Ban Ki-moon.
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