El mundo no ha quedado indiferente. A partir de este miércoles 3 de abril, en el sultanato de Brunei entrará en vigencia el nuevo código penal, basado en la ley islámica o sharia, que incluye castigos como la pena de muerte por lapidación para la homosexualidad y el adulterio, además de la amputación de manos o pies por robo y la muerte en la horca en caso de difamar a Mahoma.

Las respuestas a nivel internacional, por supuesto, no se han hecho esperar. "Hago un llamado al gobierno para que ponga fin a la entrada en vigor de este nuevo código penal draconiano que, en caso de ser aplicado, supondría un serio retroceso de los derechos humanos en Brunei", declaró en un comunicado la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet.

También desde el ámbito artístico surgieron protestas. El actor George Clooney llamó a boicotear los nueve hoteles de lujo que son propiedad del sultanato y que están repartidos por el mundo: "Seamos claros, cada vez que nos quedamos o asistamos a reuniones o cenamos en cualquiera de estos nueve hoteles, estamos poniendo dinero directamente en los bolsillos de los hombres que eligen matar a sus propios ciudadanos por ser homosexuales o acusados de ser homosexuales", redactó en una columna.

Los hoteles que pertenecen al sultanato de Brunei son el The Dorchester (Londres), 45 Park Lane (Londres), Coworth Park (Reino Unido), The Beverly Hills Hotel (Beverly Hills, Estados Unidos), Hotel Bel-Air (Los Angeles, Estados Unidos), Le Meurice (París), Hôtel Plaza Athénée (París), Hotel Eden (Roma) Hotel Principe di Savoia (Milan, Italia)

"Brunei es una monarquía y ciertamente cualquier boicot tendría poco efecto en cambiar estas leyes pero… ¿realmente vamos a ayudar a pagar por estas violaciones de derechos humanos? ¿Realmente vamos a ayudar a financiar el asesinato de ciudadanos inocentes?", añadió Clooney.

Estado de recesión

El sultán de Brunei, Hassanal Bolkiah (72), es conocido por ser uno de los hombres más ricos del mundo gracias a las exportaciones de petroleo y gas que se extraen en su país. También por su extravagancia: es padre de un total de 17 hijos de tres madres diferentes (una de ellas su actual esposa y dos ex esposas), es propietario de los hoteles vetados por Clooney, y posee una colección de más de 5 mil autos deportivos entre los que se incluyen 130 Rolls Royces, 531 Mercedes-Benz y 367 Ferrari.

Su mansión tiene cúpulas doradas, cuenta con 1.800 habitaciones, cinco piscinas, una sala de banquetes con capacidad para 5.000 comensales y una mezquita que da cabida a 1.500 fieles, además de caballerizas con aire acondicionado y el garaje donde guarda sus 5 mil coches.

Hace dos años, cuando cumplió 50 años en el máximo cargo del país, las celebraciones fueron ostentosas. Estas duraron un mes completo y el sultán se hizo ver con trajes dorados.

Sin embargo, la situación económica de Brunei no es la más próspera. En efecto, el país se encuentra en estado de recesión desde hace algunos años merced a la baja del precio internacional del petróleo y al declive de sus reservas.

Y esta situación complica al sultán. "El régimen depende cada vez más de su legitimidad religiosa, recurriendo a una ideología islámica conservadora. La frágil economía de Brunei así como la inquietud por una posible pérdida de apoyos enfatiza esta creciente dependencia a la religión", expresó Bridget Welsh, analista de la universidad John Cabot de Roma, a la agencia AFP.

De este modo, este giro es una apuesta del sultán de Brunei para ganar el apoyo de los conservadores en este sultanato cada vez más alejado de Occidente, señalan los observadores.

La implementación de los severos castigos que pueden ahuyentar las inversiones occidentales es interpretado también una señal del giro hacia las inversiones de China, un país que generalmente se abstiene de criticar a sus socios comerciales en lo que respecta a derechos humanos, según señalan los analistas.

Como en otras partes de Asia, las empresas chinas invierten enormes sumas en esta monarquía absoluta, como parte del megaproyecto de infraestructura con el que Beijing busca extender su influencia económica y política.

Entre los proyectos se encuentra una multibillonaria inversión en una refinería, la mayor inversión extranjera en Brunei, una represa y una autopista. De hecho, el presidente chino Xi Jinping visitó el sultanato en noviembre pasado.