En torno a cuatro millones de niños carecen de acceso seguro al agua potable un año después de las inundaciones que azotaron el sur de Pakistán en 2022, una de las mayores catástrofes climáticas de la historia reciente del país, que se saldó con casi 1.800 muertos, casi 13.000 heridos, 33 millones de afectados en total y daños por valor de casi 15.000 millones de euros.
La estimación del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) es que ocho millones de personas, la mitad niños, se encuentran en esta situación en un momento en que las lluvias monzónicas han regresado y en medio de enormes problemas para obtener la financiación necesaria que costee las operaciones de ayuda.
De entre la población infantil afectada hay más de 1,5 millones de niños que, directamente, necesitan ayuda nutricional vital en los distritos afectados por unas inundaciones que acabaron destruyendo 30.000 escuelas, 2.000 instalaciones sanitarias y 4.300 sistemas de abastecimiento de agua en una región donde, antes de esta catástrofe, un tercio de los niños ya estaban sin escolarizar, la desnutrición estaba alcanzando niveles de emergencia y el acceso al agua potable y al saneamiento era “preocupantemente bajo”.
“Han soportado un año horrible”, ha declarado el representante de UNICEF en Pakistán, Abdulá Fadil. “Han perdido a sus seres queridos, sus hogares y sus escuelas. Las operaciones de recuperación continúan pero muchas de ellas todavía siguen incompletas y los niños de Pakistán corren el peligro de caer en el olvido”, añade Fadil. La agencia de la ONU para la Infancia lamenta en este sentido que ha pedido unos 160 millones de euros para completar estos esfuerzos pero solo ha recibido de los donantes internacionales el 57 por ciento de la cantidad solicitada.
En medio de esta crisis, UNICEF ha examinado a 2,1 millones de niños en busca de casos de desnutrición aguda grave y ha proporcionado tratamiento de primera necesidad a 172.000 niños y niñas. Sin embargo, las necesidades siguen superando los recursos necesarios para responder.
Así pues, Fadil pide al Gobierno de Pakistán y a sus aliados en nombre de UNICEF “que aumenten y mantengan la inversión en servicios sociales básicos para los niños y las familias” y llama a la “puesta en marcha de sistemas de atención resistentes a las brechas de la desigualdad y reduzcan la vulnerabilidad a los choques climáticos en esta región tan extremadamente volátil”.