La Unión Europea espera retomar en 2023 la cumbre de jefes de Estado y de gobierno con los países de América Latina y el Caribe (UE-CELAC), dijo este martes el jefe de la política exterior del bloque, Josep Borrell.

“No ha habido una reunión entre la Unión Europea y América Latina desde 2015, y creo que ha pasado demasiado tiempo. El mundo ha cambiado demasiado en siete años”, dijo durante una reunión con cancilleres de Centroamérica y el Caribe.

Borrell aseguró que “preparan el terreno” para una “reunión de la Unión Europea y América Latina en el segundo semestre de 2023″, que coincida con la presidencia del bloque a cargo de España.

“No quiero una cumbre por la cumbre, por la ceremonia, por el poder, por el evento, sino por lo que significa movilizar energías políticas”, dijo luego a la AFP.

“Europa tiene que tener más presente a América Latina. Si no la tenemos es porque, a fin de cuentas, no nos plantea problemas. Nos preocupa más África, Libia, el Mediterráneo, el Cáucaso, el Medio Oriente. Ahora la frontera con Rusia, porque es donde tenemos problemas graves”, detalló.

Dijo que espera “poner al día” las relaciones a nivel institucional. “Tenemos acuerdos comerciales que están en la nevera (...) transformación digital, cambio climático y construcción de sociedades más equilibradas”, consideró.

Pese a que no tiene coincidencias políticas con algunos países de la región, Borrell dijo que la Unión Europea mantiene “excelentes relaciones” con América Latina.

Sin embargo, reiteró la condena de la UE a la situación en Nicaragua, donde el presidente Daniel Ortega, en el poder desde el 2007, fue reelecto en noviembre del año pasado para un cuarto mandato consecutivo, con la mayoría de sus rivales y opositores presos o exiliados.

“Lo he dicho en muchas ocasiones (...) Nicaragua es un régimen dictatorial, que viola derechos y libertades y que cuentan con toda la reprobación por parte de la Unión Europea”, comentó Borrell.

Sin embargo, descartó que esta circunstancia implique retirar la sede diplomática europea de Managua, “porque no ayudaría a mantener el contacto” que los nicaragüenses necesitan.