"We do need more education" se leyó en las pantallas del escenario en el concierto de Roger Waters, el 21 de noviembre, en Bogotá, en una evidente alusión al coro de la famosa canción Another Brick in the Wall. El legendario bajista de Pink Floyd se sumó, como es característico en sus presentaciones, a una causa social que tiene agitada a Colombia: el movimiento estudiantil.
Desde fines de septiembre que los estudiantes comenzaron a manifestarse en las calles para lograr un incremento en el Presupuesto General de la Nación para 2019 de 4,5 billones de pesos colombianos (US$ 1.400 millones) para las instituciones públicas del país. Para 2018 ese monto era de 3,4 billones. De acuerdo con el Sistema Universitario Estatal (SUE), el déficit de la educación pública se estima en 3,2 billones de pesos (US$ 983 millones) en funcionamiento y 15 billones (US$ 4.609 millones) en infraestructura. El 11 de octubre los estudiantes decretaron un paro general, que continúa hasta el día de hoy.
El representante de los estudiantes de Colombia en el Consejo Nacional de Educación Superior, Alex Flórez, comenta a La Tercera que "estamos solicitando los recursos para la finalización del año, recursos a la base presupuestal de las universidades y las demás instituciones para el año 2019 y en adelante". Además, explica que piden una "una solución efectiva para el déficit acumulado de 18 billones de pesos (US$ 5.592 millones), una modificación sustancial a la política educativa". Los dirigentes afirman que las universidades públicas del país requieren alrededor de 500 mil millones de pesos (US$ 154 millones) para "pasar" este año.
Para los estudiantes el problema radica en la Ley 30 de 1992 que determinó que el financiamiento a las universidades sería de acuerdo al IPC, sin tener en cuenta el crecimiento en el número de alumnos, con lo que se ha producido un "congelamiento".
El 26 de octubre, el gobierno y los rectores de las 32 universidades públicas llegaron a un acuerdo. El Presidente Iván Duque se comprometió a destinar 300 mil millones de pesos colombianos anuales (US$ 92 millones) para las instituciones de educación superior públicas. "Esto constituye un hito trascendental en la historia de la educación colombiana y marcará un cambio importante en el rumbo de la política educativa que se venía implementando durante las dos administraciones anteriores" asegura a La Tercera Julián de Zubiría, director del Instituto Alberto Merani y consultor de la ONU en educación para Colombia. "Es insuficiente pero es histórico lo logrado", agrega Alex Flórez.
Para Santiago Fonseca, dirigente estudiantil de la U. Nacional de Colombia, el problema es algo que se comparte en toda la región. "Lo estructural (de las movilizaciones) es con respecto al modelo de educación que compartimos los países de A. Latina de financiar directamente créditos educativos impagables para los estudiantes, y el detrimento de las ues públicas", dice a La Tercera.
Inspirados en Chile
El deterioro de las instituciones públicas de educación en Colombia es evidente para estudiantes y expertos. "Hoy en día las universidades carecen de condiciones mínimas de infraestructura y de conectividad. Literalmente algunos de sus edificios se están cayendo y tienen serias dificultades para pagar su nómina de docentes y administrativos", sostiene De Zubiría.
Pero la actitud del gobierno ha provocado que los estudiantes ya sumen ocho movilizaciones. Alex Flórez comenta que existe una falta de voluntad política ante un paro que lleva más de 50 días. "El Presidente prefiere reunirse con reggaetoneros como Maluma que con los estudiantes y profesores", se queja dice el representante de los universitarios.
Haciendo alusión tanto al movimiento estudiantil de Argentina en 1918 y al de Chile en 2011, Flórez asegura estos casos "han inspirado esta lucha en Colombia por conseguir educación pública, gratuita y de calidad". "Mirar hacia allá para conseguir lo que hoy ellos han logrado, eso nos inspira a mantenernos firmes en la lucha por una mejor educación superior", concluye.