
Valeria Di Croce, escritora argentina: “Milei construye su poder en la profundización del caos”
La autora del libro “El Arca de Milei” postula que el ascenso político del Presidente de Argentina, Javier Milei, se explica por tres shocks que afectaron al país vecino. En su opinión, el mandatario está más preocupado de la macroeconomía que de generar un proyecto político consistente en el tiempo.

Sobre Javier Milei se ha escrito bastante en los últimos años. De su biografía, de su soledad o de sus primeros pasos como economista. Sin embargo, la periodista argentina Valeria Di Croce decidió ir un paso más allá, y preguntarse cómo la figura del ahora inquilino de la Casa Rosada, pero también la de su partido La Libertad Avanza, se fue creando con el tiempo.
De eso, pero también del presente y el futuro, la escritora conversó con La Tercera en el marco de su reciente visita al país para presentarse en la Feria del Libro de Recoleta. Titulado El Arca de Milei, su trabajo versa más sobre la construcción del personaje y los vínculos que crean este barco llamado La Libertad Avanza, que de una biografía del mandatario argentino. Para la autora, es importante entender de dónde viene, pero más lo es el comprender cómo se construyó.
En su libro describe cómo se formó la figura del actual mandatario argentino. ¿Cuáles fueron las principales conclusiones a las que llegó?
Me parecía, sobre todo después del triunfo en el balotaje de 2023, que era necesario comprender cómo se había construido esa figura que ahora en 2025 ya cumple 10 años, una década entera, como personaje público desde su primera aparición televisiva en 2015. Y a la vez comprender que no hubiera sido posible la presidencia de Milei y el triunfo en 2023 si no se analizan lo que yo llamo los tres shocks que vivió la Argentina. Uno es el shock económico que se genera en el gobierno de Mauricio Macri, el regreso del FMI y el cogobierno de la Argentina con el organismo. Ese trato sigue siendo, al día de hoy, el préstamo más grande que otorgó el FMI a un país, violando todos sus estatutos de cuáles debían ser los límites para el préstamo, generando una gran desigualdad y una caída del poder adquisitivo de la población. Un segundo momento es el shock pandémico y cómo eso generó un cambio en la forma de vincularnos, pero también en la manera de hacer política. Sacó del territorio durante mucho tiempo a los partidos políticos, pero también obligó a las comunidades, a los clubes, a las escuelas, que son ámbitos de construcción comunitaria, a permanecer cerrados y eso cambió la subjetividad de muchos y muchas. Esto es lo que el autor francés Eric Sadin llama “la era del individuo tirano” a partir del uso de dispositivos, en donde pareciera ser que si tenemos un dispositivo en el bolsillo tenemos todas las verdades y no necesitamos dialogar con otros y con otras para construir pensamiento crítico. Y el tercer shock, que yo llamo el político, que es el intento de asesinato de quien era la vicepresidenta de la Nación (Cristina Fernández) en el 2022, ese 1 de septiembre, que es el epílogo de 20 años de violencia y de persecución mediática, judicial y simbólica. Esos tres momentos, esos tres shocks que vive la sociedad argentina, generan un contexto en donde Javier Milei llega a la presidencia en una gran crisis de representatividad de parte de los partidos políticos y en un contexto de lo que suele llamarse “insatisfacción democrática” por parte de la sociedad. El libro muestra dónde estaba ubicado Milei en cada uno de esos momentos: cómo va construyendo lo que yo llamo su ecosistema, que es su entorno.

¿Quiénes conforman este entorno?
Primero se junta con un grupo de liberales clásicos económicos que criticaban las políticas económicas de Mauricio Macri; luego, durante el debate de la interrupción voluntaria del embarazo, se suma a intelectuales como Agustín Laje o Nicolás Márquez; en la pandemia se junta con un grupo de influencers como Emmanuel Danann, Eduardo Prestofelippo, y cada vez va sumando, como capas de una cebolla. Luego establece alianzas con lo que es el ala más de derecha del PRO, el partido de Mauricio Macri, y yo llego a la conclusión de que en realidad lo peor de Milei viene de antes, que confluyen en él un montón de situaciones que se venían dando en Argentina.
Juan Luis González, autor del ibro “El Loco”, más centrado en el aspecto biográfico de Milei, dijo a La Tercera que una de sus conclusiones era que el líder libertario está muy solo. ¿Cómo conjuga esta idea de la soledad del Presidente con la de juntarse con distintos personajes dependiendo de la etapa?
Lo que analiza Juan, con quien yo he hablado bastante, es la personalidad de Milei y su soledad individual en términos afectivos, de que no tiene parejas, de que no tiene círculo de amigos, etc. Yo analizo más el contexto en el que él construye poder a través de un caos. Si solo nos centramos en esa soledad, perdemos de vista que hoy hay un momento social en donde el individualismo vuelve a ser aparentemente un valor. Ese individualismo, esa idea de la meritocracia, esa idea de que no se necesita de otros y de otras, de que solo el mérito individual es el que nos permite avanzar, es una condición del actual presidente de la Nación, pero que no explica el todo. Si nosotros pensamos en esa soledad que tiene más que ver con su subjetividad, nos olvidamos de que los logros que ha obtenido en términos políticos han sido por alianzas con el partido de Mauricio Macri, con un sector de radicalismo, con un sector de la Coalición Cívica, con un sector del empresariado argentino. Esa parte no explica el todo. Sobre todo en un momento como este, en donde yo comparto con Juan, que es una persona muy solitaria, pero creo que vivimos en una era en donde eso no es una particularidad solo del presidente.
¿Se refiere a la sociedad? ¿A sus votantes?
Exactamente. Hay incluso unos trabajos muy interesantes que muestran que aquellas personas que están circunscritas o tienen vínculos en los clubes sociales, con la iglesia, en las comunidades, son las menos permeables al discurso del individualismo. Me parece que hay un gran sector de la sociedad en esa condición, por eso lo de la pandemia me parece importante y algo que tenemos que atender, y responde en parte a por qué la gente se identifica con esa soledad.

Entrando en la arena política, ¿se han cumplido las expectativas que se tenía de lo que sería un eventual gobierno libertario? Algunos analistas hablaban de un gobierno corto, de que la calle no le iba a aguantar…
En el libro lo planteo, yo no creía que se tratara de un gobierno corto. Me parece que vivimos un proceso muy similar en términos sociales, políticos y económicos a los 90, tal vez más acelerados por las particularidades de la época. Está haciendo lo que dijo que iba a hacer. Quizá los tiempos no son los esperables, pero lo cierto es que está cumpliendo con el Fondo Monetario Internacional. Si uno se pone a pensar si está representando y defendiendo los intereses de las y los argentinos, yo creo que no. Pero si uno plantea que está defendiendo los intereses que dijo que iba a venir a representar, yo digo que sí. Lo que propone Javier Milei con su actual ministro de Economía es básicamente especulación financiera, lo que se conoce como la timba financiera, endeudamiento, privatización de empresas. El modelo neoliberal por excelencia es el que está llevando adelante. Y yo no veo ahí una contradicción entre lo que defiende y lo que está haciendo. Creo sí que son modelos que a la larga no funcionan, que centrados en la macro pueden tener buenos resultados, pero que en la vida cotidiana lo que vemos es una pérdida de poder adquisitivo cada vez más grande y una fragmentación social cada vez más profunda.
¿Hubo algo de eso también en las últimas protestas? ¿Cómo también se vive eso en la calle, en el día a día, pensando en el reciente paro general convocado por la CGT?
En los años 90 uno de los símbolos de lucha del pueblo argentino fue la carpa blanca en el marco de la defensa de la educación pública. Y la carpa blanca no se instaló al mes de que Carlos Menem había llegado, sino que se instaló y fue un proceso de muchos años hasta que se convirtió en un símbolo de lucha del pueblo argentino que aún hoy se sigue recordando. Las marchas federales que implicaron que trabajadores y trabajadoras de todo el país fueran a hacer una movilización masiva en la Ciudad de Buenos Aires también llevaron años. El estado de shock en el que el pueblo argentino se encuentra impide tal vez que veamos una reacción rápida e inmediata a determinadas medidas. Porque para mí lo que sí es singular en Javier Milei es que construye en el caos, al contrario de lo que suele hacer un político de carrera, que es tratar de organizar la política y hacer acuerdos, él construye su poder en la profundización del caos, en la profundización de la fragmentación. El estado de shock, entendido como lo explica Naomi Klein, esta situación en donde uno no termina de entender bien lo que está pasando y por ende no reacciona y cuesta mucho organizarse, es un estado que todavía está viviendo el pueblo argentino. De a poco comienza a reestructurarse, tal vez a partir de la lucha de los jubilados los días miércoles en torno al Congreso; el paro general por primera vez acompaña el reclamo de los jubilados y de las jubiladas; el paro universitario también fue un momento masivo de defensa de la educación pública del pueblo argentino. No vamos a ver una reacción del pueblo de manera inmediata. Sobre todo porque no es el 2001, en donde no había acceso al crédito, en donde no existían las plataformas y las billeteras virtuales y la posibilidad de tener un crédito a un clic. Yo creo que el círculo rojo de Milei tiene mucho más que ver con ese capitalismo de plataformas que con la banca o con los industriales.

¿Hay algo de shock también dentro del gobierno tras la derrota en el Congreso por el rechazo de sus jueces a la Corte Suprema, o el escándalo del “Criptogate”?
Es lo que suele suceder, lo estamos viendo también con las medidas de los aranceles que anunció Donald Trump, cómo día a día y cada tuit nuevo del presidente norteamericano pone en una situación de inestabilidad permanente a la economía global, en donde minuto a minuto todo se transforma y los mercados suben y bajan. Lo que vemos es que hay un estilo en estas nuevas derechas de fomentar el caos. Milei, luego de la estafa de San Valentín, ese 14 de febrero, profundiza la situación democrática y de no respeto de la división de poderes, enviando por decreto los pliegos de los jueces de la Corte. Incluso llegando a tomarle juramento a uno de ellos, violando absolutamente la división de poderes. El contexto que uno ve es que cada vez más, Milei profundiza esta vulnerabilidad democrática al vulnerar los poderes, nombrar por decreto, dejar sin presupuesto a la República de Argentina por segundo año consecutivo, vetar leyes votadas democráticamente por el Poder Legislativo, amenazar en entrevistas con que van a meter presa a Cristina Fernández de Kirchner, etc. Todas esas situaciones que en un sistema democrático con división de poderes estaríamos viendo como una pérdida de poder, como una gran debilidad, lo que dejan de lado es que hay un sector del sistema político, como es el PRO, que le han permitido esas herramientas.
¿Ve a Milei intentando ir por la reelección, en 2027?
Milei está más abocado a demostrar que tiene razón en la implementación de su modelo económico que en la disputa por el poder político del 2027. Y tal vez esa sea una de las peores amenazas que yo encuentro en la figura de Milei. Le interesa más tener razón que construir poder político. Y yo creo que ese es un gran riesgo para el sistema democrático, porque en general lo que él llama casta o el establishment político está pensando y midiendo sus decisiones en función de un largo plazo. Milei no es un largoplacista. Lo que vemos que hace todos los días es decirnos: miren cómo subieron los bonos hoy. Milei es más un corredor de bolsa que quiere tener razón que alguien pensando en el impacto que tienen sus medidas como Presidente en un país muy grande, con mucha diversidad económica, cultural, con desigualdades muy profundas, sobre todo a partir del desmanejo económico y de la destrucción del aparato productivo que se está llevando adelante. Proponen una economía que favorece solo a la Ciudad de Buenos Aires y sobre todo a lo que se conoce como los mercados. Está pensando más en los mercados financieros que en una economía productiva que permita generar empleo a largo plazo.
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