Victoria de Morena deja en compleja situación a partidos tradicionales de México
Por ejemplo, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) pasó de referente de la izquierda a la irrelevancia, luego de que quedara al borde de la extinción por su baja votación en las elecciones del domingo.
En apenas una década, el mapa electoral de México pasó, como destaca CNN, de la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al dominio del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido fundado por el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador. Y tras las elecciones del domingo pasado, donde el partido oficialista -de la mano del contundente triunfo de su candidata presidencial, Claudia Sheinbaum- amplió su dominio en el mapa político: se quedó con la presidencia del país, mantuvo la mayoría en el Congreso y aumentó el control de las gobernaciones. Logros a costa de un claro perdedor: los partidos tradicionales.
Con más del 94% de las actas computadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), los resultados de las elecciones apuntan a que el partido oficialista y sus aliados lograron 83 senadurías, con lo que quedan a solo dos votos de alcanzar una mayoría calificada necesaria para pasar reformas a la Constitución. Esto se suma a la mayoría calificada estimada en la Cámara de Diputados, en donde se estima que obtuvieron 365 escaños.
El Partido Acción Nacional (PAN) queda como la segunda fuerza política en el Senado, con un estimado de 22 escaños, mientras que el PRI cuenta con unos 17 puestos. En total, partidos de oposición se perfilan para tener 45 de 128 senadurías. En la Cámara de Diputados, según el estimado de la secretaria de Gobernación, la oposición se quedaría con 135 escaños y, ahí, el aliado Partido Verde (PV) pudiera convertirse en la segunda fuerza, apunta el diario El País.
Más complicado quedó el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que de referente de la izquierda pasó a la irrelevancia, luego de que quedara al borde de la extinción. Tras la elección del domingo lograron el 1,9% para la presidencia, el 2,3% para el Senado y el 2,5% para la Cámara de Diputados. No alcanzan en ningún caso el 3% de los votos que se requiere para continuar figurando en el mapa como una opción electoral. La única esperanza que tiene el PRD es que en la Cámara de Diputados obtenga el porcentaje máximo que estimó el Conteo Rápido del INE, que es del 3,1% y con ello estaría cumpliendo con lo establecido en la ley.
Si pierde el registro nacional, el partido ya no podría competir para las elecciones federales ni recibir recursos públicos a nivel nacional.
El partido del sol azteca, cuna de muchos de los liderazgos de Morena, entre ellos el presidente Andrés Manuel López Obrador y las ganadoras de la contienda -Claudia Sheinbaum y Clara Brugada, como presidenta y jefa de gobierno de Ciudad de México, respectivamente- ha perdido el músculo político que lo llevó, por ejemplo, a desbancar al PRI en la capital hace más de 25 años.
Según el medio Expansión, la debacle del PRD no comenzó en estas elecciones, sino desde 2012, cuando su principal activo político, Andrés Manuel López Obrador, dejó de militar en este organismo político y anunció que crearía el Movimiento de Regeneración Nacional, que dos años después, lograría el registro como partido ante el INE.
Morena nació como partido el 1 de agosto de 2014. Participó en elecciones locales y federales por primera vez en 2015 y se colocó como cuarta fuerza política nacional, por detrás del PRI, PAN y PRD.
Por su parte, el PRI, fundado el 18 de enero de 1946, dominó durante décadas el mapa político. Hasta 1989, el Revolucionario Institucional gobernaba todos los estados del país.
En ese año, el conservador PAN logró obtener el primer gobierno estatal de oposición con la victoria de Ernesto Ruffo Appel en Baja California. A partir de su triunfo, comenzaron a surgir los gobiernos de oposición.
El PRI gobernó al menos cinco entidades por más de 80 años: Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz. Además, cumplirá un siglo de gobierno en Coahuila, en el norte de México. Pero en 2016, el PRI sufrió su mayor derrota electoral en los estados cuando perdió siete de las 12 gobernaciones que estaban en juego en esas elecciones. Entonces dejó ir cuatro de sus bastiones: Durango, Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo. También perdió en Chihuahua, Aguascalientes y Puebla.
En 2018, Morena ganó la presidencia del país con Andrés Manuel López Obrador, además de la mayoría parlamentaria en ambas cámaras del Congreso. Logró también sus primeros gobiernos estatales: la Ciudad de México, con Claudia Sheinbaum; Tabasco, con Adán Augusto López; Chiapas, con Rutilio Escandón; Veracruz, con Cuitláhuac García; y Morelos, con el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco, en este caso en coalición con Partido del Trabajo (PT) y Partido Encuentro Social (PES).
Y tras los comicios del domingo, Morena solo saca cuentas alegres. La alianza encabezada por el partido oficialista volvió a ganar la Ciudad de México, renovó cinco gobiernos estatales y le arrebató un estado a la oposición, según los resultados oficiales del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y el conteo rápido. Es decir, Morena y sus aliados se llevaron siete de los nueve gobiernos estatales en disputa. En otras palabras, en 2024, el partido oficialista gobernará 23 de 32 estados en México.
Como recuerda El País, en 2022, los líderes del PAN y del PRI acordaban una alianza histórica con el PRD. “¡Hay tiro para el 24, les vamos a ganar!”, sostenían Marko Cortés, Alejandro “Alito” Moreno y Jesús Zambrano, respectivamente. La naciente coalición opositora Va por México, pretendía unir fuerzas para enfrentar a Morena en los comicios de 2024. El domingo su pronóstico se derrumbó con los resultados que han sentenciado al PRD prácticamente a su muerte política.
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