La "Gran Marcha del Retorno", convocada para hoy por varias organizaciones civiles y políticas en los territorios palestinos para reivindicar el derecho a volver de todos los refugiados palestinos, comenzó con varios muertos en la Franja de Gaza. Al menos 16 palestinos perdieron la vida al ser alcanzados por fuego israelí y centenares resultaron heridos. Según los datos del Ministerio de Salud palestino, de los 1.416 heridos, cerca de un centenar sufrieron heridas de bala, mientras que la mayoría fueron atendidos en los puestos de emergencia habilitados en la frontera por la Media Luna Roja Palestina por inhalación de gases lacrimógenos. Las protestas durarán 45 días y terminarán el 15 de mayo, para que coincida con la conmemoración de lo que los palestinos llaman día de la Nakba, que marca el desplazamiento de cientos de miles de palestinos durante el conflicto que rodeó la creación del Estado de Israel en 1948.
El transito de ambulancias trasladando heridos fue tal que desde los principales hospitales de la Franja de Gaza se hizo un llamado a la población para que acudiese a donar sangre. "Tenemos muchas heridas vasculares con gran pérdida de sangre y pocas reservas. Aquí hemos operado ya a unos 10 heridos. Los tres más graves presentaban lesiones en la cabeza. Uno de ellos falleció en quirófano", confirmó por teléfono, Osama Alaklouk, el jefe de neurocirugía del Hospital de Shifa, el centro médico de referencia en Gaza.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, pidió la intervención de la comunidad internacional. "He pedido a Naciones Unidas que actúen de inmediato para proteger a los palestinos", dijo el líder palestino.
El Movimiento de Resistencia Islámico (Hamas) -que gobierna desde hace más de una década en el enclave mediterráneo palestino- había asegurado que sería una marcha pacífica y que emplazaría a sus fuerzas de seguridad a 800 metros de la valla que separa Gaza de Israel para evitar incidentes. Por su parte, Israel llevaba toda la semana lanzando mensajes de advertencia -incluido el lanzamiento de panfletos sobre la franja- asegurando que el Ejército no permitía que nadie se aproximase a menos de 300 metros de la frontera.
Para controlar a los 20.000 manifestantes, que según el Ejército israelí participaron en la marcha, los militares levantaron montículos de arena a lo largo del perímetro de la valla, habilitaron nuevos puestos de observación y emplazaron a un centenar de francotiradores.
En una entrevista publicada por el diario Maariv, el Jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Gadi Eisenkot, confirmó que los soldados tenían orden de disparar "a cualquiera que dañe la infraestructura de seguridad o si hay una amenaza peligrosa".
Israel también habría pedido a los habitantes con licencia de armas, de las localidades cercanas a la Franja de Gaza, que las llevaran en todo momento, ante la posibilidad de que algún palestino lograra infiltrarse en su territorio, según varios medios israelíes.
Además de fuego de artillería y francotiradores, las fuerzas de seguridad israelíes desplegaron una nueva línea de alambre de púa y utilizaron sofisticados drones para lanzar gases lacrimógenos a los manifestantes que se aproximaban a la valla lanzando cócteles molotov y piedras.
La negra humareda de neumáticos quemados por los jóvenes palestinos, para evitar ser blanco de los soldados, se repitió en ciudades palestinas de Cisjordania, como Ramala, Belén, Hebrón, Nablus o Jericó.
El sangriento viernes es el punto de inicio de 45 días de protesta en los que los palestinos de Gaza piensan permanecer acampados en la frontera, en decenas de tiendas de campaña levantadas para la ocasión, para reivindicar el derecho a volver de todos los refugiados palestinos.
Un mensaje que el líder de Hamas, Ismael Haniye, quiso trasladar desde el corazón de la protesta en Gaza, al Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. "No cederemos Jerusalén, no renunciaremos a Palestina y nunca habrá una solución hasta que tengamos derecho a regresar", dijo Haniye arengando a la multitud
El comienzo de la "Gran Marcha del Retorno" coincide con la conmemoración del Día de la Tierra, una fecha en la que los palestinos recuerdan la muerte, el 30 de marzo de 1976, de seis manifestantes palestinos, en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes, durante las protestas por una confiscación de tierras. Su fin, coincidirá, el próximo 14 de mayo, con la conmemoración del Día de la Nakba -la catástrofe-, una fecha marcada por los palestinos como el éxodo de las tres cuartas partes de su pueblo tras el nacimiento del Estado de Israel, hace 70 años.
Se da la circunstancia de que además, hoy fue el primer día de las celebraciones de la Pascua judía (Pessah) con lo que Israel, además de reforzar la seguridad en Jerusalén, decretó el cierre durante las fiestas de los territorios palestinos.