En 2017, el lugar en donde hoy se impone la Villa Olímpica de París 2024, era lugar era una zona desierta, inutilizada, en la que sólo destacaba la Cité du Cinema, un centro cinematográfico dirigido por el director y productor francés Luc Besson. Alrededor de este lugar, un proyecto urbanístico fue tomando vida hasta ocupar una superficie de 53 hectáreas, lo que equivale a unas 70 canchas de fútbol. Hace tres años, circulaban por aquí 500 camiones al día.
“Hace tres años también caminé por acá y solo había grandes extensiones de terrenos, maquinaria, pesada, obreros”, recuerda el colombiano Gilberto Marín, vecino del sector.
Gilberto camina por un barrio ultramoderno que cuenta con 3.000 viviendas. Caqui, verde pálido, azul cielo y beige. Su colorida arquitectura contrasta con las urbanizaciones obreras de los alrededores y sus torres de viviendas de bajo costo. Gilberto duerme al frente, pero no podrá acceder a la villa durante los Juegos porque estará cerrada al público. Tampoco tendrán clase los alumnos del colegio Dora Maar. La institución educativa queda prácticamente en el centro de la Villa Olímpica.
Desde una de las ventanas del segundo piso del colegio, la profesora de español, Belén López, disfruta del paisaje. “Desde mi aula veo literalmente toda la Villa Olímpica, todos los nuevos edificios de todos los colores, con muchos cristales. Se ven principios de vegetación que quieren poner. Pero también veo la nueva pista para ciclistas, el carril para los autos y los buses”.
Los alumnos de Belén ya recibieron boletas para los Juegos Paralímpicos por parte del Gobierno francés. Las justas son un tema de gran interés en su programa escolar, explica Belén: “Cada año tenemos un proyecto relacionado con los Juegos Olímpicos. Este año, por ejemplo, todas las clases de nuestro colegio tienen un nombre de una ciudad que ha acogido o que va a participar en los Juegos Olímpicos de París 2024. Por ejemplo, hicimos un viaje a Barcelona para que los alumnos pudieran ver cómo evolucionó esa ciudad con los Juegos de 1992. Nosotros a nivel de colegio intentamos que vean cómo cambia su ciudad o su barrio con esta llegada de los Juegos Olímpicos”.
Adaptar el nuevo barrio al cambio climático
El encargado de esta obra gigantesca es Solideo. Un establecimiento público francés creado para construir y adecuar los escenarios deportivos necesarios para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2024.
Antoine Souich, Director de Estrategia e Innovación de Solideo, explica por qué esta villa es un laboratorio XXL para la construcción de las ciudades del futuro: “Hemos conseguido descarbonizar esta villa en un 50% en comparación con la construcción convencional de 2020. Lo logramos con el uso de madera en la estructura de los edificios de máximo 28 metros, con sus fachadas de entramados de madera, el uso de hormigón bajo en carbono así como con una red de calefacción y refrigeración alimentada por energía geotérmica, para no utilizar aire acondicionado. Un sistema refrigerante subterráneo para que los deportistas se mantengan frescos durante la cita olímpica. Hemos dado en este proyecto el paso necesario para alcanzar los objetivos fijados para 2030 por la Estrategia Nacional de Bajas Emisiones de Carbono para el Sector de la Construcción, definido en Francia”.
Y en uno de los edificios hay una primicia mundial. “Este edificio alberga sistemas que permiten reciclar y recuperar el 100% de las aguas residuales. Hay varios sistemas. Uno de ellos es para clasificar selectivamente la orina y recuperarla como abono. Hay otro para la reutilización completa de las aguas grises, incluida el agua de la cocina para el riego exterior, pero también para inodoros y lavadoras. Se trata de un nivel de reutilización inédito en Francia que ha exigido un gran trabajo técnico técnico”, dice orgulloso Antoine Souich, quien dirigió la visita.
“En los Juegos Olímpicos de Río 2016 y en los de Londres 2012 estaban muy preparados, pero no tenían la misma presión por disminuir las emisiones de carbono. Hoy en día hay muchos países que nos solicitan, que vienen a visitar la villa porque hoy todos los países tienen problemas con la huella de carbono, la polución. Entonces quieren saber cómo hacemos para disminuirla a un 47%, de las mejores prácticas en la actualidad”, presume Gérard Wolf, coordinador internacional de Ciudades Sostenibles del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia y miembro del Comité de Innovación de la Solideo.
Descansar bien para ganar medallas
Esta zona está atravesada por calles recién pavimentadas. Son paralelas y perpendiculares entre sí para comunicar a unos 40 edificios. Cada uno de ellos fue imaginado por un arquitecto diferente, por lo que no hay uno igual a otro. En cada departamento pueden pernoctar entre cuatro y ocho personas, cada una en su cama de cartón. El mismo material reciclable fue utilizado en Tokio 2020.
La delegación francesa va a descansar muy cerca del gimnasio. Las otras 203 delegaciones ya saben también cuál será su casa durante 20 días. 10.000 atletas y 4.500 atletas con sus acompañantes podrán acceder a servicios como un banco, un café, un supermercado, un peluquero, así como al restaurante más grande del mundo, ubicado en la Cité du Cinema. Puede servir hasta 40.000 comidas al día.
Quedará un barrio moderno
Para llegar hasta aquí desde el centro de París se puede tomar las líneas 13 y 14 del metro. Una vez que los Juegos Paralímpicos terminen el 8 de septiembre, se abrirán de nuevo las puertas para que los turistas y habitantes del sector puedan disfrutar de un barrio renovado.
Christiane Hammelin ya se imagina caminando por aquí cuando quiten el candado. “Yo miro estos pasajes peatonales geniales con sillas alrededor para sentarse y disfrutar de este pequeño jardín que no está nada mal. La vista del río Sena que pasa por aquí es muy bonita y cuando haga buen tiempo con sol lo voy a disfrutar más. Y también hay buenas tiendas”.
La Solideo recuperará las llaves para adecuar los edificios. Luego serán vendidos o arrendados, como departamentos y oficinas cerca de la Cité du Cinema y del colegio Dora Maar.
“La cara del barrio, de la ciudad ha cambiado mucho. Antes estaba abandonada y ahora, con la construcción de nuestro colegio, con la construcción de esta Villa Olímpica, se ha dado un lavado de imagen, se está viendo un barrio bastante moderno”, concluye la profesora de español, Belén López.
Por su parte el vecino Gilberto Marín, piensa en aprovechar su cercanía con la Villa Olímpica: “ya que vivo aquí tan cerca de por lo menos obtener algún autógrafo de estos deportistas, de lo más famoso que son los que uno siempre busca”.