"Juntos haremos a España grande otra vez", vociferó en un mitin el domingo 7 Javier Ortega Smith, secretario general de Vox, el partido ultraderechista español que busca su camino en España de cara a las elecciones que podrían tener lugar en 2020. Vox fue fundado en 2013 con el objetivo de hacerse un espacio entre el espectro de derecha en España, compitiendo así con Ciudadanos y con el Partido Popular, aunque desde una posición radical.

Vox ha intentando asimilarse a los diferentes partidos ultraderechistas en Europa que han encontrado su fórmula con un discurso xenófobo y conservador. España es uno de los pocos países europeos donde la ultraderecha no tiene presencia parlamentaria.

En el mitin del 7 de octubre, Vox midió sus fuerzas y sorprendió, ya que logró reunir a cerca de 10 mil simpatizantes en el Palacio de Vistalegre en Madrid, llenando así el lugar donde anteriormente el PSOE, Ciudadanos y Podemos realizaron concentraciones similares. Los líderes de este movimiento presentaron en aquel multitudinario evento "100 medidas urgentes por España".

Entre estas propuestas figuran la supresión de las comunidades autónomas, la derogación de una ley contra la violencia de género, la defensa de la familia y la lucha contra el aborto, ilegalizar los partidos "separatistas" y endurecer la política contra la inmigración.

El analista político español Pablo Simón, dijo a La Tercera que "la tensión territorial en España, la fragmentación política en la derecha española o que la atención de los debates sobre la extrema derecha en Europa y el mundo ganen importancia, les pueda haber ayudado a cobrar visibilidad".

Los expertos son cautos al referirse a Vox, puesto que las encuestas aún sitúan al partido muy por debajo de las principales preferencias políticas. Un sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de septiembre, posicionó a Vox con apenas un 1,4% de intención de voto.

El líder de Vox, Santiago Abascal, perteneció anteriormente al Partido Popular y ocupó un escaño en el Parlamento vasco. Aquello, según el politólogo español Jorge Galindo, supone un desafío para Abascal y su partido, puesto que "cuando pensamos en otras extremas derechas en Europa que han sido mucho más exitosas, normalmente desde el primer momento son antiestablishment, y pueden vender ese discurso de que vienen de fuera del sistema", sostiene a La Tercera.

Así, Vox ha tenido que desmarcarse de los partidos de derecha tradicional del país, y ha tomado las banderas de la inmigración y la identidad nacional. Pero éstos son ideales que no surgieron desde la fundación de Vox. Según explica Galindo, Vox no nació como un partido de extrema derecha populista, sino que como un partido de derecha ultraconservador pero tradicional. "Es ahora que Vox se está intentando parecer a lo que ve que tiene éxito en otro lugares", asegura. De todos modos, habrá que medir su fuerza electoral en los próximos comicios en Andalucía el 2 diciembre.