Cuando el pasado 26 de junio el expresidente de Perú, Pedro Castillo, hizo pública su afiliación a un partido inexistente en el plano legal, lo hizo bajo una promesa. “Volveré y seremos millones”, se puede leer en una publicación de su cuenta de X, antes Twitter. Ese juramento podría concretarse con el posible regreso político de Castillo al Parlamento peruano.
Encarcelado desde el 7 de diciembre de 2022, fecha en que fracasó en su intento de cerrar el Parlamento que ahora busca integrar, el exmandatario ahora anunció que planea volver a los comicios electorales de la mano de Todo con el Pueblo, el proyecto de partido que anunció en febrero de este año y que la prensa ha catalogado como “fantasma”.
La tienda política, acompañada en su logotipo por el sombrero chotano, típico de su natal Cajamarca, ni siquiera aparece en el Registro de Organizaciones Políticas (ROP) del Jurado Nacional de Elecciones, y este viernes vence el plazo legal para que candidatos se inscriban en partidos políticos y así correr bajo su alero en la carrera por la presidencia o el Congreso. Medios locales aseguran que es improbable que alcance a recolectar las firmas necesarias, pero quedará abierta una cuota del 20% de los cupos para que cada organización pueda invitar a independientes a formar parte de sus listas. Las leyes electorales y penales del país le permiten ilusionarse, pese a estar en prisión, con un escaño en el Parlamento.
Lo cierto es que la primera intención de Castillo ha sido, desde un principio, regresar a la Casa de Pizarro. El mismo 26 de junio en que anunció su ingreso a Todo con el Pueblo, el Tribunal Constitucional de Perú rechazó un habeas corpus que buscaba no solo que se declarara su libertad. También quería que se le restituyera como jefe de Estado y se anularan todos los procesos penales en su contra, tanto el de rebelión y conspiración -la Fiscalía pide 34 años de cárcel-, como el de liderar una presunta organización criminal mientras era presidente. Por ambos casos, mantiene dos órdenes de prisión preventiva.
En una carta escrita desde el penal de Barbadillo, donde compartió prisión con Alberto Fujimori -previo a su liberación vía indulto- y sigue haciéndolo con Alejandro Toledo, Castillo hizo un “llamado general a afiliarse para garantizar nuestra inscripción”. También aseguró que le están pidiendo “que lidere la construcción de un instrumento político que salvaguarde los intereses del pueblo peruano, desde mi injusto cautiverio, mi actual trinchera de lucha por mi libertad y restitución”, designando a su exministro de Transportes, Nicolás Bustamante, como el coordinador nacional del espacio.
Poco antes de eso, a mediados de junio, su abogado y exministro Walter Ayala reveló que el mandatario planeaba postular a la presidencia, pese a no poder por restricciones constitucionales. “He conversado con él (…) y lo que está pasando el presidente ya ha pasado en otros países”, aseguró en diálogo con la radio Exitosa.
“Si repasamos la historia, lo que le pasó al presidente Castillo ha pasado en otros países. Ahí está Lula en Brasil o (Manuel) Zelaya en Honduras. Su esposa (Xiomara Castro) es ahora la presidenta”, comparó el abogado, uno de los casi 50 que ha tenido el exmandatario peruano en sus 19 meses tras las rejas. Varios de ellos se transformaron en informantes de la Justicia peruana, colaborando con la investigación contra su otrora jefe.
Otro dato: Pedro Castillo lleva 17 meses en prisión, el mismo tiempo que alcanzó a gobernar Perú.
“Él todavía piensa volver al poder más adelante. No los puedo decir. Pero hay muchos políticos que salen todos los días en la televisión que lo van a buscar al presidente Castillo”, cerró Ayala.
Siguiendo la Constitución vigente, el profesor y sindicalista no puede postular al máximo cargo político del país por ser expresidente. Según el artículo 112 de la Carta Magna, la reelección inmediata está prohibida, y solo se puede volver a postular luego de un período completo de 5 años con otro inquilino en la Casa de Pizarro.
La encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) publicada en mayo, reveló que el 82,4% de peruanos aún no ha decidido apoyar a un candidato o partido político para las elecciones generales del 2026, mientras que solo el 2,9% tiene una idea clara al respecto.
Curiosamente, pese a estar en la cárcel, Castillo puede postular a otros cargos, como lo es el de parlamentario, destacó la prensa local. Si bien tiene sobre sus hombros una doble prisión preventiva, el exmandatario todavía no tiene una sentencia penal en primera instancia. Y, a diferencia de Martín Vizcarra, recordó el periódico La República, tampoco ha sido inhabilitado por el Congreso. En el caso del predecesor de Castillo, el órgano legislativo le impuso que, por 10 años, no podría acceder al cargo, lo que fue luego reducido a 5 años por parte del Poder Judicial.
Ejemplos hay. En 2016, fue otro cajamarquino el que postuló a la presidencia mientras tenía asuntos pendientes con la ley. Ese fue el caso de Gregorio Santos, quien obtuvo cerca de 600.000 votos y el sexto lugar de las elecciones, pese a que cumplía una orden de prisión preventiva.
César Campos, analista político local, dijo a Canal N que la idea de Castillo de fundar e inscribirse en un partido político carece de sustento. “Es un fichaje fantasma. El partido no existe. Está en vías de compilación de firmas. Lo que ha hecho el señor Pedro Castillo es crear una ficción de que él quiere permanecer en política, como todos estos que quieren patear hacia adelante, como Martín Vizcarra. O sea, sinvergüenzas que pretenden que la ciudadanía olvide sus inequidades, sus errores y todos sus delitos para que ellos sigan haciendo política”, planteó.
Pero es improbable que el exmandatario desista de sus intentos tanto de salir antes de prisión, como de seguir en política. Hasta hoy, la estrategia de Castillo ha consistido en defender a rajatabla su inocencia en los cargos que se le imputan.
“Señor magistrado, aquí hay una sola verdad. Nunca intenté huir del país ni cometí un golpe de Estado. Jamás usé un arma, solo un documento”, dijo en una audiencia del 5 de julio de este año. Con la huida hacía referencia al viaje en vehículo junto a su familia desde la residencia presidencial hasta la embajada de México, donde planeaba pedir asilo tras llamar a cerrar el Congreso, sin mayor apoyo. Fue en ese recorrido donde lo detuvieron.
“Cuando decidí llevar a mi familia a la embajada de México fue para ponerla a salvo debido a la situación política. Nunca pasó por mi cabeza fugarme, señor magistrado”, añadió al respecto.
En la vereda político/partidaria, Castillo no es el único que ha aplicado la jugada de llegar a una nueva tienda política. Según un artículo del periódico limeño El Comercio, más de 50 excongresistas ya cambiaron de “camiseta” y están listos para postularse a un nuevo periodo.
En su editorial de este jueves, también advirtió que el pronto cierre de las inscripciones a partidos previo a la elección “ha provocado varios traspasos en nuestra clase política y, entre ellos, los de excolaboradores de Pedro Castillo, muchos de los cuales se replegaron después del final autoritario de su gobierno, pero que ahora tratan de volver a la escena política”.
Bajo un tono más lúgubre, el medio añadió: “Que estas personas (antiguos colaboradores del exmandatario) –y otras más– que cruzaron los límites de la decencia para sostener a Castillo antes, durante y después de su desastroso gobierno busquen reinventarse políticamente no es algo sorpresivo”.
Sin embargo, “el que haya ocurrido antes no debería resignarnos a aceptarlo de nuevo. Mal haríamos en permitir, como electores, el reciclaje de quienes acompañaron a un gobernante que trató de destruir la democracia para cubrirse las espaldas ante las investigaciones de corrupción que afrontaba”, concluyó.