Venezuela vive horas clave frente a la Organización de Estados Americanos (OEA), que en la jornada de hoy definirá su posible salida del bloque, a pedido explícito de Washington.

Primero fue el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, que hace unos días solicitó la suspensión de Caracas del organismo. Pero ayer la iniciativa tomó más fuerza luego de que Chile, Argentina, Brasil, Canadá, México y Perú, presentaran un proyecto de resolución sobre la situación de Venezuela en conjunto con EE.UU., en el marco de la 48° Asamblea General de la OEA.

En el borrador, al que tuvo acceso La Tercera y que será votado en la jornada de hoy, los miembros resumen en 10 puntos el tratamiento de la crisis venezolana, entre los que se menciona la inconstitucionalidad del actual gobierno de Nicolás Maduro, la necesitad de permitir ayuda humanitaria y la aplicación de los mecanismos de la Carta Democrática Interamericana, que en concreto, puede derivar en la suspensión de la participación de un Estado miembro por la "alteración del orden constitucional que afecte gravemente a su orden democrático".

En su intervención, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, lanzó todos sus dardos contra Maduro y habló sobre la necesidad de poner freno a la grave crisis humanitaria que aqueja a los venezolanos. "La suspensión no es un objetivo en sí mismo, pero hay que respaldar las palabras con acciones", dijo el representante del gobierno de Donald Trump y agregó que la medida enviaría un "mensaje" al Presidente de Venezuela y le dejará claro que solo pueden formar parte de la "familia de las naciones", aquellos países que cumplen con requisitos diplomáticos.

En agosto del año pasado, Trump firmó por primera vez una orden ejecutiva imponiendo sanciones financieras sobre el gobierno de Maduro. Las medidas, que entre otras cosas prohibe algunos tipos de negocios financieros con Caracas y la estatal petrolera, Pdvsa, marcaron una postura más firme de la Casa Blanca sobre Venezuela.

Un total de 20 cancilleres de los 34 Estados miembros de la OEA, acordaron ayer incluir por primera vez en la agenda de la Asamblea General un ítem relacionado con la crisis en Venezuela.

"Movida extraña"

Venezuela salió rápidamente al paso y desestimó todo tipo de acusaciones y ataques por parte de EE.UU. "Esta es una movida extraña, desesperada, irónica", dijo el canciller Jorge Arreaza, quien además indicó que no los pueden echar porque ya presentaron su renuncia a la OEA en abril de 2017 y está siendo tramitada. "Estamos contando los días para retirarnos", agregó.

Pese a las especulaciones de que tras la liberación del misionero estadounidense Joshua Holt y otros presos políticos tras los cuestionados comicios del 20 de mayo, Washington cedería su ofensiva y podría incluso levantar sanciones contra Caracas, la idea de suspender a Venezuela ganó fuerza entre los Estados miembros.

Para que se apruebe, EE.UU. necesita 24 votos, y actualmente ya contaría con los 14 representantes del Grupo de Lima. Sin embargo, si por cuestiones de tiempo no se alcanza a debatir hoy, los impulsores deberán conseguir el dictamen en una futura asamblea extraordinaria.

La suspensión, que representa la mayor sanción por parte de la OEA, ha sido aplicada en dos oportunidades. Contra Honduras en 2009, tras la salida de Manuel Zelaya y contra Cuba, que pertenece al organismo, pero no participa desde 1962.