Gane quien gane, “todo seguirá más o menos igual”: esta vez, no sé trata de la amarga queja de un desencantado de la política, sino de un artículo de la BBC refiriéndose a la inusual carrera presidencial uruguaya, que en su balotaje de este domingo
enfrenta “dos proyectos que tienen más en común que diferencias”.
Luego de un intenso año electoral, coronado por la más polarizante de las elecciones –la estadounidense–, la democracia se prepara para entrar en mentalidad Navidad y Año Nuevo, con una última presidencial peleada en las encuestas, pero muy apacible en la vida real: el enfrentamiento entre el oficialista Álvaro Delgado, del Partido Nacional, y el opositor Yamandú Orsi, del Frente Amplio.
Con dos opciones “muy centristas” enfrentándose en el balotaje, sea quien sea el sucesor de Luis Lacalle Pou, no se cometen grandes turbulencias en el país de 3,4 millones de habitantes.
La primera vuelta, que tuvo lugar el domingo 27 de octubre, dio por resultado una victoria con el 43,7% de los votos para Yamandú Orsi, imponiéndoselas por lejos a Delgado, que se llevó un 26,9% de los sufragios. El problema para Orsi, sin embargo, viene desde más allá de la derecha: si el Partido Nacional pudo poner a su candidato en el balotaje, los votantes del Partido Colorado se pondrán detrás de él, y en la primera vuelta representaron un 16,1% de las preferencias.
Ambos partidos han tenido buenos tratos desde 2019, cuando el presidente Lacalle Pou llamó a integrar su gobierno a los colorados. Además, otros dos candidatos que suman un 4% juntos se aliarían con Delgado en esta ocasión: el Partido Independiente y Cabildo Abierto.
La encuestadora Factum hizo pública su última entrevista esta semana, y en ella, la diferencia entre Orsi y Delgado estaba “dentro del margen de error”, y con ventaja para el frenteamplista: 47,1% del apoyo, frente a una proyección del 46,6% para el candidato del Partido Nacional.
Yamandú Orsi, el desafío
Con la bendición de José “Pepe” Mujica, el expresidente uruguayo vuelto figura internacional, Orsi tiene la tarea de devolver al poder a la izquierda. Con 57 años, Orsi viene del departamento de Canalones, en el que pasó sus primeros años de militancia y docencia.
Creciendo en una zona más bien rural del país, Yamandú Orsi nació en una familia de trabajadores del campo y almaceneros. En distintas entrevistas, ha señalado que su vocación política nació con la música: escuchando Los Olimareños, Alfredo Zitarrosa, Larbanois & Carrero, Daniel Viglietti o Abel García, la música popular de los 70 y 80 que marcó su adolescencia.
Ya había entrado en política cuando se terminó la dictadura uruguaya en 1985, y militó en la “vertiente artiguista” del Frente Amplio, mientras estudiaba Relaciones Internacionales, que terminó abandonando para estudiar pedagogía. Cuatro años después, dejo la “vertiente” para sumarse al Movimiento de Participación Popular, fundado por Mujica y otros exguerrilleros Tupamaros. Ya en este siglo, Orsi pasó casi 10 años siendo secretario en la Intendencia de Canelones –el segundo departamento más poblado del país–, renunciando finalmente para lanzar su precandidatura a la presidencia.
En el ámbito internacional, Orsi se ha mostrado como una de las voces más críticas contra Nicolás Maduro desde la izquierda. Desde el 28 de julio, fecha de las polémicas elecciones presidenciales en Venezuela, el uruguayo no ha titubeado en decir que “el resultado es muy dudoso y sospechado”. Así, según él, en ese país hay “un régimen autoritario y, si se quiere, una dictadura”.
En una entrevista reciente, Orsi se comprometió, al igual que su oponente, a no subir los impuestos en caso de que gane la elección. “En un mundo tan volátil, una señal de ese tipo al Uruguay no le viene bien”, argumentó el frenteamplista, en otro ejemplo del fetiche de la estabilidad en la nación sudamericana.
A pesar de sus parecidos, su oponente, Álvaro Delgado, tiene dudas sobre el liderazgo que Orsi ejerce al interior del Frente Amplio. “Si llega a ganar Orsi, lo digo con respeto porque le tengo afecto y respeto, va a pasar un escenario parecido a lo que fue Alberto Fernández en Argentina: seguramente sea el que firma, pero no el que manda. Va a decidir la barra, que lo condiciona todo el tiempo”, declaró.
En una entrevista radial, cuando le pidieron presentarse frente a los uruguayos, Orsi se definió: “Un uruguayo optimista, progresista de izquierda, que le gustan mucho los contactos, los afectos y poder transformar para bien una realidad que para muchos es muy dura”.
Álvaro Delgado, la continuidad
Después de casi cinco años de gobierno de Lacalle Pou, el Partido Nacional encontró en Álvaro Delgado el protagonista de su posible segundo acto. Con 55 años, es originario de Montevideo y veterinario, aunque esta profesión –con la que se graduó en 1995– está en un segundo plano comparado con la política.
Entró en política a partir de 1983, en un acto donde miles de uruguayos reclamaron el retorno a la democracia. Así, ingresó a militar en el Partido Nacional, aunque se hizo conocido recientemente, en medio de la crisis del Covid-19. En tanto secretario de la Presidencia y mano derecha de Lacalle Pou, Delgado empezó a aparecer todos los días en los televisores uruguayos.
A pesar de volverse una especie de “vocero de las malas noticias”, estas mismas conferencias de prensa terminaron por darle un piso a su candidatura. “Me tocó anunciar el primer muerto, que era un amigo mío y del presidente de la República”, indicó Delgado en una entrevista.
Con esos pilares, su mensaje para la ciudadanía uruguaya es el de seguir haciendo lo que se viene haciendo: “Quiero ser el presidente de las certezas y del Uruguay que avanza. Quiero ser presidente para continuar el rumbo que se inició con nuestro Gobierno. Lo hecho por este Gobierno nos permite soñar en grande y ser más ambiciosos para que Uruguay dé un salto y se convierta en el país más desarrollado de América Latina”, dijo en un mitin en una zona interior del país.
Autodefinido como un romántico, Delgado no ha escondido su fanatismo por Ricardo Arjona, a quien ha llegado a citar en sus entrevistas y eventos. Lo otro que le apasiona es el campo, andar a caballo, sus perros y el amanecer. Cuando en la radio le preguntaron “¿quién es Álvaro Delgado?”, el candidato por el Partido Nacional respondió: “Una persona común y corriente, con sueños, con experiencia, con muchas ganas, creo que con conocimiento de la realidad del país… que quiere tener la oportunidad de dejar todo para hacer de este un buen país”.