Las autoridades rusas abrieron una investigación sobre un autobomba en las afueras de Moscú este fin de semana, que mató a la hija de un destacado ideólogo ruso de extrema derecha que ha pedido durante mucho tiempo a Rusia que se apodere de Ucrania. No hubo reclamo de responsabilidad, y un funcionario ucraniano negó que Kiev jugara algún papel.
El Comité de Investigación de Rusia dijo que había iniciado una investigación sobre el atentado que mató a Daria Duguin, en lo que describió como un ataque planificado previamente. La agencia dijo que el Toyota Land Cruiser que ella conducía explotó el sábado por la noche alrededor de las 9 p.m. hora local, como resultado probable de una bomba colocada en su interior.
Daria era hija de Alexander Duguin, quien durante años ha pedido a Rusia que expanda su territorio y restablezca su imperio apoderándose de Ucrania. En 2014, mientras los separatistas respaldados por Rusia capturaban edificios gubernamentales en el este de Ucrania y Moscú fomentaba un conflicto armado allí, Duguin dio entrevistas en las que sugería que Rusia debería tomar el control del país, perseguir a los líderes de Ucrania y ejecutar a funcionarios clave.
Daria había sido durante mucho tiempo una defensora vocal del eurasianismo, la marca única de nacionalismo ruso de su padre. Apoyó la guerra en Ucrania y publicó artículos de opinión regulares en sitios web pro-Kremlin bajo el seudónimo de Daria Platonova. En julio, el gobierno de Reino Unido impuso sanciones a Daria, describiéndola como “una colaboradora frecuente y de alto perfil de desinformación en relación con Ucrania y la invasión rusa de Ucrania en varias plataformas en línea”.
Las imágenes publicadas en las redes sociales mostraban a Duguin en la escena, sosteniendo su cabeza entre sus manos mientras estaba de pie en medio de lo que parecían ser escombros de la explosión.
Kiev negó su responsabilidad. “Ucrania no tiene conexión con la explosión de ayer, porque no somos un Estado criminal como Rusia”, dijo Mykhailo Podolyak, asesor del Presidente Volodymyr Zelensky, en una entrevista televisiva.
No estaba claro si Daria o su padre eran el objetivo previsto.
Maria Zakharova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, dijo que, si el ataque fue organizado por Ucrania, entonces Kiev debería ser acusada de terrorismo de Estado.
Después de la explosión, los partidarios de Duguin, incluido Tsargrad, el canal de televisión en el que aparecía con frecuencia como invitado, pidieron represalias contra Ucrania. “¡Centros de toma de decisiones!”, escribió Margarita Simonyan, editora del canal de televisión estatal ruso RT, en una publicación de Telegram aparentemente haciendo referencia a las advertencias anteriores del Presidente Vladimir Putin de que Moscú atacaría edificios gubernamentales en Kiev y en otros lugares si la guerra se intensifica.
También el sábado, Zelensky advirtió sobre una posible escalada de Rusia antes del Día de la Independencia de Ucrania. “Deberíamos ser conscientes del hecho de que esta semana Rusia puede intentar hacer algo particularmente desagradable”, sostuvo el líder ucraniano en su discurso de video diario. “Pero Rusia ha hecho lo mismo constantemente cada semana durante los últimos seis meses”, agregó.
Zelensky no dio detalles en su discurso sobre lo que creía que estaba planeando Moscú, pero las tensiones han aumentado en medio de los presuntos ataques ucranianos contra la infraestructura militar en la península de Crimea controlada por Rusia y en territorio ruso cerca de la frontera con Ucrania.
Las autoridades en Kiev advirtieron que Rusia podría organizar nuevos ataques para coincidir con el Día de la Independencia el miércoles, un feriado nacional que tendrá lugar por primera vez desde que comenzó la invasión de Rusia en febrero. Cualquier gran reunión crea un posible objetivo, lo que significa que los desfiles militares del pasado están fuera de discusión, y no se esperan celebraciones oficiales durante el aniversario de este año.
En la región nororiental de Kharkiv, parte de la cual permanece bajo la ocupación rusa, el gobernador Oleh Synehubov anunció restricciones de movimiento esta semana, incluido un toque de queda de 36 horas a partir de la víspera del Día de la Independencia el martes, hasta la madrugada del jueves.
“Trate estos pasos con comprensión y prepárese para quedarse en casa o en refugios antiaéreos: esta es nuestra seguridad”, escribió en la plataforma de redes sociales Telegram. “No le daremos al enemigo la oportunidad de ninguna provocación. El día de nuestra independencia estaremos particularmente alertas”, indicó.
A medida que la guerra se acerca a la marca de los seis meses, Rusia siente cada vez más las consecuencias. Los ataques a instalaciones militares en Crimea, la península ucraniana que Rusia anexó en 2014, han acercado la guerra a muchos ciudadanos rusos. También han obligado a los funcionarios instalados por Rusia en Crimea a aumentar la seguridad, lo que podría alejar a algunas fuerzas del frente en Ucrania.
Si bien Ucrania no se ha responsabilizado oficialmente por los ataques, los funcionarios ucranianos han confirmado en privado que Kiev estaba detrás de los incidentes. Las imágenes publicadas en las redes sociales durante la noche del domingo mostraban lo que parecían ser defensas aéreas rusas disparando desde la península, acompañadas de comentarios de lugareños que expresaban sorpresa por el espectáculo.
En una posible señal de que el conflicto se está ampliando en la región, Albania, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, señaló el domingo que estaba investigando las circunstancias que rodearon el arresto de dos ciudadanos rusos y un ucraniano que intentaban ingresar a una fábrica de armas militares, en el centro de Albania.
Dos soldados albaneses resultaron heridos en la planta de Gramsh el sábado, cuando uno de los rusos les apuntó lo que el Ministerio de Defensa albanés dijo que era un aerosol químico en la cara, después de intentar tomar fotografías en la instalación.
El ruso, de 24 años, fue puesto bajo custodia policial, mientras que los otros dos sospechosos, de 33 y 25 años, fueron detenidos fuera del perímetro de la fábrica, dijo el Ministerio de Defensa.
El primer ministro albanés, Edi Rama, afirmó que los tres son sospechosos de espionaje y que la policía antiterrorista se unió a la investigación junto con las agencias de inteligencia albanesas. Los dos guardias albaneses heridos ya no corren peligro, acotó el Ministerio de Defensa.
Mientras que Albania, que se unió a la OTAN en 2009, es un popular destino de verano para los turistas rusos y ucranianos, la planta de Gramsh está a más de 64 kilómetro de las playas más cercanas, donde se reúne la mayoría de los visitantes. Hace tres semanas, una explosión golpeó un depósito de municiones en Bulgaria, propiedad de un traficante de armas que, según las autoridades búlgaras, es un intermediario para las exportaciones de municiones a Ucrania. Los arrestos en Albania podrían alimentar un debate emergente en Europa sobre una posible prohibición de otorgar visas de turista a ciudadanos rusos.
Los incidentes se producen cuando Rusia continúa estancada en su campaña militar para apoderarse de franjas del este de Ucrania, sin ganar territorio significativo desde que capturó las ciudades de Lysychansk y Severodonetsk hace más de seis semanas. Una ofensiva rusa para tomar la ciudad de Bakhmut avanza, mientras Ucrania concentra algunos de sus recursos en los preparativos para una contraofensiva para liberar el territorio tomado por Rusia en el sur, sentando las bases con ataques a los depósitos de municiones que están cortando las líneas de suministro rusas.
“Contemplemos, veamos y evalúemos ya hoy qué camino hemos recorrido”, dijo Zelensky en su discurso de video. “Cuánto logramos en esta lucha, arrancarnos de las garras del Ejército ruso, que durante décadas se pensó que era imbatible”.
Mientras tanto, Rusia ha continuado lanzando cohetes contra las principales ciudades ucranianas, incluidas Mykolaiv y Odesa en el sur, donde el Ejército ucraniano supervisa un acuerdo negociado por Turquía y las Naciones Unidas para reanudar la exportación de cereales desde los puertos del mar Negro, en medio de amenazas constantes de ataque ruso.
Funcionarios en Odesa dijeron que sus defensas aéreas habían interceptado dos misiles rusos Kalibr disparados desde barcos rusos en el mar Negro el domingo temprano, y otros tres misiles alcanzaron una empresa agrícola cerca de la ciudad y dañaron los silos de grano allí. Rusia no comentó de inmediato sobre las acusaciones.
En el sur de Ucrania, un área controlada por Rusia que incluye la planta de energía nuclear Zaporiyia ha sido testigo de feroces combates cuando las tropas ucranianas ubicadas al otro lado del río Dnipro, desde la planta, apuntan a las posiciones rusas, y Moscú presiona para reforzar sus defensas. Ambas partes se han acusado mutuamente de poner en peligro la planta y arriesgarse a un incidente nuclear.
Zelensky ha dicho que representantes de la ONU y la Agencia Internacional de Energía Atómica estaban puliendo los detalles de una misión que “podría ayudar a restablecer la seguridad” en la planta.
Rusia ha negado haber apuntado a la planta, donde tiene a unos 500 soldados como parte de una guarnición que mantiene la ciudad ucraniana ocupada de Enerhodar. Acusó a Ucrania de bombardear deliberadamente la planta desde Nikopol, al otro lado del río. El Kremlin ha advertido sobre consecuencias igualmente catastróficas si continúan los combates allí, y la comunidad internacional ha instado a Rusia a devolver la planta al control ucraniano.