Para que un trasplante se materialice, hay un recorrido tan complejo como extenso, que va desde la detección de un posible donante—generalmente una persona con daño cerebral irreversible y diagnóstico de muerte encefálica—hasta la confirmación de la compatibilidad con los pacientes en espera. Un proceso que en 2024 resultó en 675 pacientes trasplantados, según el registro del Instituto de Salud Pública (ISP).

Cifra que ha sido motivo de celebración entre las autoridades y los especialistas, pues es la más alta desde que está vigente la Coordinación Nacional de Trasplante, creada en 2010, es decir, la más alta en 14 años.

“Esta es una cifra icónica, además se cumplieron otros récords, como el número de donantes, que alcanzó los 213, lo que resultó en este gran número de trasplantes. Y eso habla de que, paulatinamente, las acciones que ha realizado la coordinación respecto a la capacitación nos permiten realizar varios trasplantes a partir de un solo donante”, afirma Paulina Acuña, coordinadora Nacional (s) de Procuramiento y Trasplante de Órganos y Tejidos del Minsal.

Entre los pacientes trasplantados en 2024, hay 35 que recibieron un corazón, incluyendo un caso en el que se realizó un trasplante combinado de corazón y riñón, y otro en el que se trasplantó corazón e hígado. Eso sí, la mayoría de los procedimientos correspondieron a trasplantes de riñón, con 314 provenientes de donantes fallecidos y 104 de donantes vivos. También destacan los de hígado, con 177 órganos procurados tras la muerte del donante y 17 obtenidos a partir de personas que decidieron donar en vida.

Acuña afirma que además de hay más donantes, han optimizado otros aspectos de la red: “Tenemos un programa que ya se ha asentado en los hospitales. Además, siempre estamos reforzando a la red respecto a la notificación de posibles donantes y a la pesquisa, a través del monitoreo de indicadores de gestión, lo que ha ayudado mucho. También ha sido clave el refuerzo en la mantención, que nos ha permitido contar con más órganos disponibles.”

Estas cifras también reflejan un aumento en comparación con la pandemia, ya que debido a la demanda hospitalaria que generó el Covid-19 los trasplantes se limitaron a los agudos, de corazón y de hígado por falla hepática fulminante. Por eso mismo, diversos especialistas destacan las cifras actuales.

Según los registros del ISP, el impacto de la pandemia en los trasplantes fue evidente. En 2019, se registraron 629 pacientes trasplantados, mientras que en 2020 la cifra cayó a 396, lo que representó una disminución del 37% en solo un año. No obstante, desde entonces, las cifras han ido en ascenso: 408 trasplantes en 2021, 546 en 2022, 608 en 2023 y, finalmente, el récord de 675 en 2024.

“No bajaron como uno esperaría que bajaran, que se fueran a cero, pero evidentemente disminuyeron. Es cierto que hubo algunas dificultades, pero rápidamente se retomó el ritmo. Hay que recordar que después de la pandemia quedaron habilitadas muchas camas UCI, y el trasplante, tanto en el proceso de donación como en el de recepción, requiere de una cama UCI. Entonces, después de que terminó la pandemia, había más camas UCI que antes”, explica Marcelo López, jefe de la sección Histocompatibilidad del ISP.

En ese contexto, el especialista del organismo destaca el trabajo en conjunto que realizan con el resto de la red para llevar a cabo estos procedimientos: “Nosotros, como ISP, estamos siempre trabajando con la Coordinación Nacional de Trasplantes, que se encarga de pesquisar donantes fallecidos a lo largo del país, tanto en centros públicos como privados. En la medida en que ellos nos proporcionen el insumo principal, que son los donantes, nosotros podemos gestionar la lista de espera, asignar los órganos y priorizar a los pacientes”.

Actualmente, todas las personas mayores de 18 años en Chile son donantes de órganos por ley. No obstante, las personas deben comunicarles a sus familiares su voluntad, ya que al momento del fallecimiento del individuo, serán ellos los responsables de hacer respetar su deseo. En cambio, las personas vivas que quieran ser donantes deben ser mayores de 18 años y pueden donar su órgano a algún familiar directo o conviviente, aunque también pueden realizar este acto de manera anónima.