Dos años después de la crisis ambiental que provocó síntomas de intoxicación en 1.770 personas, el Ministerio de Salud (Minsal) llevará a cabo el estudio “Situación de salud en habitantes de las comunas de Puchuncaví, Quintero y Concón asociado a determinantes de la salud, 2020”.
Según se informó a La Tercera, la investigación revisará si existe alguna asociación entre los contaminantes de la zona y otros factores, mediante exámenes clínicos y toxicológicos (plomo en sangre, arsénico en orina), evaluaciones de salud y de variables socioambientales.
De esta forma, se busca “conocer la prevalencia, características y factores de riesgo de enfermedades, en población mayor de 1 año de edad”, detalló el Ministerio.
Para ello, además, se contempla realizar una encuesta epidemiológica-ambiental.
“Una vez adjudicado el estudio, este tendrá una duración de 12 meses”, se indica en la página web de la intendencia de Valparaíso, que da cuenta de esta iniciativa.
Las bases técnicas fueron elaboradas en enero y febrero de 2020. Actualmente están en proceso de revisión, informó el Minsal el 29 de diciembre reciente a este medio.
El seremi de Salud de Valparaíso, Francisco Álvarez, declinó, por el momento, referirse al tema.
Los exámenes toxicológicos fueron parte del petitorio que levantó la comunidad el 24 de agosto de 2018, tres días después de iniciada la crisis.
Ese día ya se contabilizaban 278 consultas en centros de salud, según consta en un informe enviado por el Departamento de Epidemiología de la División de Planificación Sanitaria del Minsal, al cual La Tercera tuvo acceso vía Ley de Transparencia.
“Exigimos que los exámenes toxicológicos sean de sangre, orina, pelo y uñas, tanto para episodios de intoxicaciones agudas como la actual, como para medir y determinar toxinas con mayor cantidad de tiempo en el cuerpo”, se lee en el documento, firmado por 26 organizaciones ambientales y sociales.
Días críticos
Todo comenzó la mañana del 21 de agosto de 2018. “Los niños están cayendo como moscas”, le informaron por teléfono a María Araya (49), presidenta del consejo de salud del Hospital de Quintero.
Durante el recreo, en vez de jugar, los estudiantes del liceo politécnico se desmayaban en el suelo. Y no eran los únicos.
Sentada en el living de su casa, María explica que los desmayos partieron en el politécnico, “pero después ocurrió lo mismo en el colegio Santa Filomena, el Orione y el Alonso de Quintero”.
La nube tóxica, como se identificó a esa vaguada costera aparentemente mezclada con otras sustancias, descendió y “se acomodó en el centro de Quintero, porque no había viento”, recuerda.
En un par de horas el único hospital de la comuna colapsaba, no solo con niños: también ancianos y profesores que acudían desconcertados, con vómitos, dolores de cabeza y pérdida de sensibilidad en piernas y brazos.
Hace 70 años
A partir de 1954, en la bahía de Quintero se comenzaron a instalar distintas empresas del rubro energético, químico y de combustibles, entre otras.
Según informó el 22 de octubre pasado la seremi de Salud de Valparaíso a este medio, vía Ley de Transparencia, entre 2010 y 2017, en Concón, Quintero y Puchuncaví las tres principales causas de muerte fueron infarto agudo del miocardio, tumor maligno de estómago y tumor maligno de bronquios o pulmón.
En Quintero, entre 2007 y 2016, destacan egresos hospitalarios “por enfermedad respiratoria aguda en niños de 0 a 4 años y en adultos de 65 años y más” (...) y en Puchuncaví, para el mismo período, se observó un “aumento del 33,3% en las tasas de egreso para tumores malignos”, se lee en una minuta revisada por Johanna Acevedo, entonces jefa de División de Planificación Sanitaria del Minsal.
Hace 9 años, la hija mayor de María Araya, quien hoy tendría 30, murió de un tumor cerebral.
Los tres nietos de Emilia
El 63% de las 1.770 personas que consultaron por síntomas de intoxicación tenía menos de 20 años. En ese grupo se encontraban los tres nietos de Emilia Palma (62), dueña de casa y ganadera de cabras en un fundo de Quintero.
El 23 de agosto del 2018 tuvo que recoger del colegio a su nieto mayor (16), porque “no sentía las piernas. En el hospital le pusieron oxígeno, porque la respiración se le complicaba”. Ese mismo día, su hija llevó al consultorio a su nieta (6), “porque estaba con taquicardias y dificultad para respirar”.
Una semana después se enfermaría su tercera nieta (12). Con vómitos y dolor de cabeza. A los tres hermanos les detectaron gastritis y cefalea.
Dos años después Emilia sigue sin saber, con exactitud, qué enfermó a sus nietos.
El cuadro clínico de los pacientes que consultaron durante la emergencia ambiental en 2018 fue descrito por los especialistas que atendieron esos casos como “un cuadro más bien inespecífico, con predominio de sintomatología irritativa neurológica, presente casi en la totalidad de pacientes afectados”.
Vigilancia epidemiológica
Durante la crisis, el Minsal comenzó a desarrollar una Unidad de Vigilancia Epidemiología Ambiental, “con el objetivo de levantar información sistemática y ordenada sobre el perfil de salud de los habitantes en esta zona y adaptar la oferta de prestaciones”.
Además, el 26 de agosto del año pasado se creó un grupo de trabajo asesor en medidas sanitarias para las comunas de Concón, Puchuncaví y Quintero.
Este grupo asesor ha participado, junto a la comunidad, en la aprobación de las bases del estudio que comprende los exámenes toxicológicos.