Las personas “completamente vacunadas”, según la definición del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. y del mismo Ministerio de Salud, corresponden a quienes ya hayan cumplido dos semanas tras la inoculación de la segunda dosis del esquema, o el mismo período de tiempo para aquellos inmunizados con vacunas contra el Covid-19 de dosis única como CanSino o Janssen.
Así, si el 31 de julio pasado el ministro de Salud, Enrique Paris, anunciaba que se había completado el esquema en el 80% de la población objetivo adulta, durante este último fin de semana ya se puede hablar de que, al menos 12.125.426 personas ya cuentan con una respuesta inmunitaria activa frente al virus tras la inoculación con cualquiera de las vacunas que se utiliza en el país.
Y es que el mecanismo de la respuesta inmune en nuestro organismo “no se produce de forma inmediata”, explica la epidemióloga María Teresa Valenzuela.
“En los esquemas de dos dosis de vacuna, independiente de la plataforma, el proceso comienza a gatillarse con la primera dosis. Pero con la segunda inyección lo que sucede es que se eleva mucho más el nivel de anticuerpos neutralizantes específicos contra el virus, que son nuestros ‘biomarcadores’ de protección. Por otro lado, la inmunidad celular (o de ‘memoria’) también se activa. Transcurridas las dos semanas desde la última dosis, se espera que por un tiempo considerable exista una respuesta inmune estable frente a posibles infecciones, riesgo de hospitalización y de muerte”, detalla la miembro del Consejo Asesor Covid-19.
Frente a este escenario de protección epidemiológica más elevada, la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, señala a La Tercera que “en la medida que tengamos más población vacunada y con mayores niveles de inmunidad, vamos a estar mejor preparados para la llegada de nuevas variantes, por lo tanto, tener al 80% del población adulta con dos dosis tras 14 días es una muy buena noticia. Eso sí, no debemos perder de vista que la aparición de delta nos obliga a seguir aumentando la cobertura de la población, cosa que hemos hecho hacia los niños desde los 12 años y esperamos seguir avanzando en ese grupo en la medida que se aprueben más vacunas”.
Por otro lado, el infectólogo de la U. de Chile, Miguel O’Ryan explica que en el caso de la vacuna más utilizada en el país, la CoronaVac, “la protección es alta pero no absoluta. Y en la medida que haya más virus circulante, aumenta el riesgo de que las personas -aun vacunadas- puedan infectarse o agravarse, aunque con menos probabilidad que si no lo estuvieran. En ese sentido es fundamental ir aumentando la vacunación más allá del grupo objetivo inicial”.
Sin embargo, a la vacuna se sumaría otro factor “protector”: la inmunidad de quienes ya han contraído la infección.
O’Ryan explica que, según las estimaciones que han realizado los expertos, quienes han contraído la infección en el país ascienden a mucho más que el 1.629.192 contagios acumulados hasta ayer.
“Viendo los análisis de seroprevalencia frente al Covid-19, de personas que relatan no haber estado infectadas, no sería raro que cerca de 3 a 4 millones de personas hayan contraído el virus en algún momento, con distintos niveles de gravedad. Y lo más probable, es que esos pacientes están bastante protegidos contra el riesgo de sufrir una segunda infección, y más si se habla de una segunda infección grave”, explica.
De hecho, y según los datos publicados por el Minsal hasta la última jornada, los casos que han sido rotulados como sospecha de reinfección ascienden apenas a 1.757, apenas un 0,10% de los confirmados totales.
“Lo más probable es que esa inmunidad dure un buen tiempo, a menos que surgiera una variante marcadamente diferente y que anule la inmunidad conferida por la infección previa. Ese riesgo existe mientras siga existiendo infección masiva a nivel mundial”, comenta el infectólogo.
La interrogante: la transmisión comunitaria de delta
En un período de apenas siete semanas desde que se reportó el primer caso de la temida variante delta, Salud -hasta el pasado viernes- ya contaba 138 casos compatibles con este linaje del virus: 99 de ellos en viajeros, y otros 39 de transmisión comunitaria. Estos últimos casos son de mayor preocupación, pues tras la investigación epidemiológica, estos han quedado calificados como sin nexo epidemiológico con un caso índice o contacto estrecho (ver infografía).
Así, la mayor cantidad de casos comunitarios se ha detectado en la Región Metropolitana (28), seguida por las regiones de Los Lagos, La Araucanía y O’Higgins.
A pesar de que la detección de este linaje del virus más transmisible ha coincidido con el rápido descenso en los casos a nivel general que ha alcanzado Chile y el amplio avance del plan de vacunación, preocupa cómo será la dinámica de la transmisión en las próximas semanas, mirando la experiencia internacional.
“La variante delta nos obliga a estar más alertas considerando lo que ha pasado a nivel internacional, pues hemos visto que a pesar de que las poblaciones han estado vacunadas, ha habido un aumento de los contagios en forma importante en Estados Unidos, Europa e Israel. Por lo tanto, no tenemos aún una respuesta sobre qué pasaría acá”, asevera Paula Daza.
María Teresa Valenzuela apuesta a que si bien el promedio de casos semanal está en torno a menos de mil casos gracias al efecto de las vacunas, se debe aumentar el porcentaje de cobertura de forma rápida para así contener un eventual brote asociado a este linaje.
“Se va a necesitar mucho más del 80% de la población objetivo vacunada para poder detener el avance de delta, porque lo que sabemos es que la efectividad de las vacunas frente a las nuevas variantes tiende a disminuir y eso es un riesgo latente”, comenta. La región donde esto es más urgente, aborda Valenzuela, es en la Metropolitana: hoy cuenta con un 78,6% de la población objetivo con su esquema completo. Sin embargo, dado el volumen poblacional y mayor movilidad entre comunas, el ideal, advierte, es alcanzar cerca del 90%.
Mientras que para el infectólogo O’Ryan, el escenario más probable es que se repita lo de Europa: que en un par de semanas, la variante predomine por sobre otras presentes en Chile, como la P.1 (Brasil) o la variante andina (C.37). “Va a predominar en la circulación viral como ha pasado en otros países. Delta afecta principalmente a personas no vacunadas, se transmite mucho, pero en la medida que tengamos personas vacunadas, sí se previene la infección grave. La situación chilena es particular con la población vacunada ampliamente: vamos a lograr mitigarla, en el sentido de que el número de casos no va a desbordarse, pero sí va a predominar sobre las otras variantes”, señala.