A tres meses de su llegada al Ministerio de Salud, el subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, recuerda que aunque en noviembre las cifras de ocupación de camas críticas mostraban un marcado descenso, comenzó a ver con preocupación los reportes de rebrotes en Europa.
Con esa información en el horizonte, elaboró un documento -que posteriormente se lo presentó al ministro Enrique Paris- rotulado como “Plan Nacional de Manejo del Paciente Crítico Covid-19”, lo que se tradujo en distintas proyecciones sobre ocupación de camas UCI ante un rebrote del virus.
¿Qué datos se utilizaron para modelar estas curvas de presión de la red asistencial?
El tiempo promedio entre inicio de síntomas e ingreso a las UCI, lo que es más o menos entre el día seis y el día 14. Otro elemento a considerar fue cuántos días de hospitalización requerían los pacientes. Hoy sabemos que un paciente, en promedio, ocupa una cama crítica por 17 días. Con eso, yo debo prever que voy a tener un requerimiento que va a ir en ascenso en forma progresiva y que voy a ir acumulando una cantidad de pacientes en la UCI hasta que se alcance una meseta, en donde el número de ingresos hospitalarios va a igualar al número de egresos.
Con una estrategia así, ¿por qué se ha registrado una menor disponibilidad de camas, menor incluso que en la primera ola?
En un escenario en el que tengo menos personal, gente con licencia, con vacaciones, no puedo mantener una cama UCI abierta y sin pacientes. Eso está claramente definido, pues sé cuánto puedo complejizar en cada una de las UCI del país.
Pero no todo de inmediato...
Claro, porque desgasto personal, ya la gente ya está muy sobreexigida. Es un plan de complejización progresiva de camas en función de las necesidades.
¿Cree que fue un error hacer una expansión de camas masiva en la primera ola?
No es que haya sido un error, yo creo que formó parte de la estrategia que se había definido, porque no se sabía cuál iba a ser el comportamiento. No había manera de determinar cuánto iba a subir esto o cuál iba a ser el requerimiento. Nos hemos mantenido siempre en promedio con una capacidad de 200 camas, hemos utilizado más eficientemente el recurso.
¿Más eficiente que en la primera ola?
No compararía la primera ola con la segunda, porque son escenarios distintos. Por ejemplo, las regiones han sido más complejas que en la primera ola, porque la capacidad de crecimiento es mucho más limitada. Y es por eso que ahora la estrategia de traslados ha sido fundamental.
Sobre la relación de ingresos y egresos hospitalarios por Covid-19, ¿cuál es la situación actual?
Están ingresando más pacientes y de los que están egresando, nos estamos quedando con un stock de pacientes todos los días. Cada día tenemos 20 más que el día anterior. Sin embargo, el número de pacientes que entra a UCI se ha ido estabilizando. Esto nos hace pensar que la oferta de camas que hoy tenemos satisface la necesidad, y por tanto, es posible que no tengamos más requerimientos y que podamos estar ya alcanzando ese nivel “plató” de demanda.
¿Cree que el momento de mayor presión asistencial en esta segunda ola ya pasó?
Técnicamente, la tasa de crecimiento de ingresos a UCI ha ido disminuyendo, yo diría que en los últimos 10 días.
¿Y eso le da un poco de alivio?
Sí. Ciertamente sí, cuando hemos visto que estamos reduciendo el número de pacientes nuevos que ingresan, me da la esperanza de que estamos cerca de la estabilización.
Con el proceso de vacunación ya iniciado, ¿qué cambios podríamos empezar a notar en la curva de casos y hospitalizaciones?
Todos tenemos esperanza de que el proceso de vacunación haga grandes diferencias. Por eso es que nuestra estrategia de vacunación está determinada por edad -partiendo por las personas mayores- como el factor más relevante. Si protegemos a ese grupo más susceptible, eventualmente ellos van a estar protegidos, no van a caer en UCI ni van a fallecer. Habrá menos demanda asistencial, menos infectados de esa edad que, si se infectan, harán cuadros más leves, o no enfermarán. Desde el punto de vista de la red asistencial, habrá una menor demanda y menor mortalidad.
¿Qué ha pasado con Pfizer? Se dice que retomarán pronto los envíos, pero más espaciados.
Pfizer retoma sus envíos ahora, pero tienen la complejidad de la administración. Es muy complejo. (EE.UU y la Unión Europea) están pujando muy fuerte para que todas las dosis se queden en Estados Unidos y en Europa, lo que ha sido el gran conflicto. Pese a que existen contratos y compromisos, no tenemos certeza de que finalmente cumplan. De hecho, eso ya ocurrió: teníamos compromisos y fechas. Recibir unas pocas dosis ayuda, porque todo suma. Vamos a tener vacunas, lo que pasa es que además de tenerlas queremos tenerlas antes.
Con este retraso, ¿podemos cumplir los cinco millones de vacunados de población más crítica a fines de marzo?
Se cumple, porque vamos a tener mayor cantidad de dosis de Sinovac. Con eso tenemos seis millones de vacunados teóricamente. El punto son los tiempos. ¿Vamos a ser capaces de vacunar a seis millones de personas entre febrero y marzo? ¿A cuántos vamos a alcanzar a vacunar con las dos dosis? Vacunar con una dosis a seis millones, de todas maneras. Con el esquema completo al 30 de marzo va a ser más difícil por una cosa de tiempo.