“La migración regular ha disminuido de forma sustantiva por las restricciones al desplazamiento y el cierre de fronteras, no solo en Chile, sino que a nivel internacional”. Con esas palabras, el subdirector de Inteligencia, Crimen Organizado y Seguridad Migratoria de la PDI, prefecto general Sergio Muñoz, resume lo que ha significado la pandemia y el cierre de fronteras para el flujo de personas.
Un análisis de la PDI, elaborado por la Jefatura Nacional de Migraciones y Policía Internacional, que el viernes tuvo su aniversario número 76, muestra que el número de personas que ingresaron y salieron del país por pasos fronterizos habilitados, durante enero y julio de este año, cayó a más de la mitad al compararlo con igual periodo de 2019.
Este flujo, en parte, estuvo marcado por migrantes que, en medio de la emergencia sanitaria, optaron por volver a sus países. “Cada una de estas situaciones implicó una meticulosa labor relacionada a la regularización de la situación migratoria, la fiscalización, el control e incluso la escolta de las personas que buscaban abandonar el país por vías terrestres, asegurando que se cumpliera la normativa sanitaria en el desplazamiento de grandes cantidades de personas a través de varias regiones”, explica el prefecto general Muñoz.
Pese a los cambios que trajo la pandemia para el trabajo policial, las expulsiones de migrantes se mantuvieron y registraron una baja de un 33%.
Al respecto, el subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, sostiene que “desde julio, y tras el inicio de la pandemia, que nos obligó a suspender los procesos debido al cierre de fronteras, hemos retomado las expulsiones por vía aérea y terrestre, concretando hasta la fecha la expulsión de cerca de 500 extranjeros que permanecían detenidos en recintos carcelarios a la espera de ser devueltos a sus países”.
Se terminan las filas
Uno de los puntos relevantes que trajo esta pandemia es que aceleró el proceso de digitalización de los trámites de extranjería. El jefe del Departamento de Extranjería (DEM), Álvaro Bellolio, cuenta que el sistema era muy complejo: “Se observaban más de 12 cuadras de filas, nueve horas de espera, venta de números ilegales y prácticamente todos los trámites se realizaban de manera presencial o enviando los documentos por correo certificado”.
El proceso de digitalización fue gradual. Bellolio indica que partió con un sistema de citas en línea, pasó por la postulación de documentos de forma digital y terminó con un hito aún más relevante. “La mayor culminación fue el estampado electrónico, lanzado esta última semana de septiembre, donde se pone de manifiesto que ya no es necesaria la atención presencial para trabajar en la regularidad migratoria de los extranjeros residentes”, dice el jefe del DEM.
El prefecto general Muñoz valora este avance, que califica como un “cambio cultural y organizacional, pues los trámites se habían realizado de forma presencial desde la creación del área especializada en 1944”.
Por eso, agrega Muñoz, “la digitalización se queda, ya que los canales digitales vienen a mejorar la comunicación, hacer más expeditos los trámites, facilitar el acceso y agilizar el servicio mismo a las personas”. Un ejemplo de esto es que la PDI el viernes habilitó el registro digital de las visas de residencia.