Hasta el edificio de la Fiscalía de Rancagua arribaron, a eso de las 9.00 horas, un grupo de anticuarios. ¿El motivo? Ellos son los que vendían especies al empresario Raúl Schüler, y que ahora son parte de la investigación por receptación que pesa sobre el coleccionista de artículos, aparentemente, robados.
Fue el 17 de diciembre cuando Schüler declaró en calidad de imputado ante los fiscales de Alta Complejidad de O'Higgins, Fernanda Orpis y Jorge Escobar.
Un mes antes, en noviembre, personal de la Policía de Investigaciones junto a la Fiscalía ingresó a la propiedad del empresario, ubicada en San Francisco de Mostazal, y confiscó una gran cantidad de piezas de arte que habían sido denunciadas por robo en distintas partes del país.
El testimonio de los anticuarios es una diligencia clave para esclarecer la procedencia de gran cantidad de las obras que tenía Schüler en su poder.