“No hay miedo”, responde el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, frente a una ecuación que genera cada día más tensión en las unidades de pacientes críticos del país: los contagios de coronavirus y los cupos de hospitalización para asistirlos. “Lo que hay es preocupación porque aumentemos las camas”, añade el ingeniero comercial, quien desde comienzos de este año, cuando la pandemia por coronavirus ya había causado estragos al otro lado del mundo, tiene la labor de expandir las áreas de cuidados complejos a una capacidad nunca antes vista en Chile. Y una misión en la que, además, ya han fracasado países con un equipamiento sanitario muy superior: que ningún paciente fallezca por falta de asistencia.
-¿Se puede afirmar aún que ningún chileno quedará sin una cama o ventilador?
-Nos hemos preparado para reconvertir una cantidad muy importante. En un inicio proyectamos disponer de 4.300 camas de cuidado intensivo y a esa meta apuntamos. Ya hemos duplicado las del sector público, pasamos de 640 a 1.278 camas. En los privados, de 589 a 772. Por ejemplo, el Hospital Sótero del Río pasó de 24 a 65. La Posta Central superó las 60. En Punta Arenas las camas crecieron de ocho a 28 y en Iquique, de ocho a 32. Eso habla muy bien de la organización del sistema público.
-No así del privado...
-Falta que el sector privado haga su parte y le hemos exigido mediante una resolución que duplique su capacidad. El mismo ejercicio que hicimos nosotros, usar pabellones, camas de recuperación o pediátricas, máquinas de anestesia y ventiladores de transporte, deben hacerlo ahora. Le hemos demostrado con hospitales emblemáticos lo que se puede realizar. No puede ocurrir que para una clínica como Las Condes, que tenía 32 camas, hayamos tenido que hacer una resolución para que aumentaran a 40. Deben duplicarlas al 15 de junio. La consecuencia de que no se haga es que la Subsecretaría de Redes tomará el control de las clínicas y replicará lo hecho en los hospitales.
-¿Qué significa eso?
-Si las clínicas no cumplen las vamos a intervenir, lo que implica que tomaremos el control: iremos al lugar con un interventor a habilitar las camas o tomaremos sus equipos y los llevaremos a otros recintos que sí están cumpliendo con la orden del Ministerio de Salud. Nuestra misión prioritaria es asegurar la disponibilidad de camas para los pacientes en esta pandemia. Esto será por la razón o la fuerza.
-Y con eso, ¿la red dará abasto?
-También necesitamos que la ciudadanía haga lo suyo, respetando las cuarentenas, lavándose las manos, usando mascarillas. En otras ciudades ha ocurrido que tras las cuarentenas uno ve una disminución de los contagios y eso esperamos que ocurra en la Región Metropolitana.
-No es solo gestión de la red...
-Nosotros tenemos un objetivo y hemos dado cuenta de que podemos crecer a esa magnitud. Los últimos días hemos aumentado entre 60 a 70 camas diarias. Hace una semana teníamos 1.912 camas, hoy son 2.130. Y hace un mes teníamos 1.627, crecimos en 500 camas en solo 30 días. Tenemos considerado llegar a 2.600 camas a final de mes, que son 500 más que las de hoy. Son metas muy exigentes.
-Pero esto tiene un tope....
-Estamos en una pandemia y se deben implementar todas las acciones, no exclusivamente nosotros, como autoridad sanitaria, la ciudadanía también. Nosotros haremos todo lo que esté a nuestro alcance.
-¿Cuál es la situación actual de la red?
-Hoy (miércoles) tenemos un 82% de ocupación a nivel país, son 1.740 camas críticas. De esas, 904 son de pacientes con coronavirus. Y en la RM tenemos un 94% de ocupación, que se ha mantenido estable, porque hemos aumentado la cantidad de un día para otro. Eso va a seguir ocurriendo. Así, considerando todas las áreas, tenemos 4.248 camas ocupadas en el país por pacientes de coronavirus: 2.180 básicas, 660 medias y 504 de tratamiento intermedio. Eso, de un total de 42 mil camas. Y hay que pensar que al 31 de diciembre en el sistema integrado las camas eran 38 mil.
-Pero, a la vez, el alza de los contagios seguirá empujando la hospitalización...
-Por eso se habilitó el centro de Huechuraba (Espacio Riesco) y se compraron los cinco hospitales modulares, cada uno con 100 camas. Hoy se está instalando el segundo, a un costado del Hospital Barro Luco. En 15 días más llega el tercero y en 15 días más otro, y así, hasta completar 500 camas, que se desplegarán también en Coquimbo, Biobío y La Araucanía. Pero si la situación epidemiológica muestra otra región complicada, la gracia de estos hospitales es la capacidad de desarmarlos rápidamente, montarlos y en siete días tenerlos funcionado donde sea necesario.
-¿Los modulares aportan camas críticas?
-No. La estrategia es que dentro de los hospitales tomamos las camas básicas, medias o UTI y las convertimos a cuidados intensivos. Y esas camas que disminuimos, las suplimos a través de los modulares.
-¿Y las camas UCI pediátricas?
-En primera instancia se decidió usar los ventiladores mecánicos que no estaban siendo usados en estas áreas, pero ahora instruimos que los hospitales generales trasladen a los pacientes pediátricos a los hospitales infantiles, como el Exequiel González, Calvo Mackenna y Roberto del Río, primero para resguardar su seguridad y evitar contagios, y también para poder disponer de las unidades pediátricas para adultos.
-La Sociedad de Medicina Intensivista plantea que en junio el 100% de la red estará ocupada. ¿Es así?
-En la medida en que sigamos aumentando los contagios, efectivamente. El llamado es a tener un buen comportamiento y disminuir la velocidad de propagación. Ya nos encontramos en una situación bastante compleja, tener 82% de ocupación en el país nos pone en una situación bastante difícil, y lo que se avizora para junio es de la misma complejidad, aunque para esa fecha uno espera que las regiones acumulen más contagios, pero es difícil hacer pronósticos.
-¿Es viable manejar la red con otros brotes grandes en regiones?
-Lo haría más difícil. Pero cuando uno ve la situación de otras regiones, no se ve en el corto plazo, una o dos semanas, que se pueda producir algo así. De igual modo, se han tomado medidas estrictas de cordones sanitarios y aduanas.
-Los hospitales están convocando a especialidades distintas a las de las unidades de paciente crítico para atender las UCI. ¿Cómo dotarán estas unidades?
-Cuando uno habla de bomba de infusión, monitor, cama, equipamiento, uno emite la orden de compra, hace la gestión y tiene el equipo acá. Pero detrás de las camas hay un equipo humano. Desde marzo, la Sociedad de Intensivistas capacitó a más de 30 mil personas, enfermeras, kinesiólogos y médicos internistas o de cirugía para asistir estas unidades, porque sabíamos que el aumento de camas tendría que venir de la mano con aumento de personal familiarizado con el tratamiento de pacientes graves por coronavirus. Estimamos que se necesitarán 12 mil personas y ya hemos contratado a 7.940.
-También se debe reemplazar al personal que se contagia y que hace cuarentenas ...
-Tenemos hoy a 1.567 personas de salud del sistema público contagiadas en cuarentena. Y en el sector privado son 672.
-En los últimos días han colapsado urgencias, como la del Hospital El Pino. ¿Cómo se evitará esto?
-Estamos incorporando gente para gestionar las urgencias. Se hará un monitoreo específicamente en la RM, cada cuatro horas, para saber cuánto es la espera en cada hospital, para poder derivar a los pacientes más complejos a los hospitales con menor demanda. Así, cuando se haga un traslado de un paciente complejo desde la atención primaria, no será al hospital más cercano, sino al más desocupado y donde se pueda atender más rápidamente al paciente, según su gravedad.
-Los traslados son claves para evitar el colapso de los hospitales...
-En un tiempo normal realizamos 20 traslados diarios. Y en lo que va de mayo, hemos hecho 732 traslados y, de ellos, 394 de pacientes de cuidados intensivos, para mantener una ocupación similar, independiente de las zonas geográficas. Por eso hemos llevado pacientes a O’Higgins, Biobío y Talca, por ejemplo. También, de Iquique a Ovalle o Antofagasta y desde Punta Arenas a Temuco o Puerto Montt. Estamos trabajando de forma intensa con una red integrada. Por eso hemos tenido ayuda de la Fach y hemos reforzado los servicios del Samu, contratando servicios de ambulancias privadas.
-¿Le asusta el comportamiento de este virus y la velocidad de los contagios?
-No hay miedo, hay ocupación y preocupación por aumentar más camas y poder corregir cualquier atochamiento que se produzca en los hospitales.
-¿Y el plan va a funcionar?
-Está funcionando, y cuando uno ve que los hospitales han duplicado y triplicado sus camas, uno ve que el poder de la salud pública expresado a través de los hospitales es muy grande y hace que uno se sienta muy orgulloso del sistema público que tenemos.
-¿No va a colapsar la red?
-Estamos en una situación compleja, de pandemia. Pero tenemos un sistema público que ha dado muestras de su grandeza y de cómo se adapta a las necesidades de la población para duplicar su cantidad de camas, creciendo en 200 camas los últimos siete días, y yo confío en que el trabajo que se está realizando en los hospitales ha sido extraordinario para responder de buena forma a esta pandemia.
-¿Es factible, entonces, que nadie fallezca sin optar a un ventilador o el riesgo existe?
-Estamos trabajando para que cada persona reciba el cuidado que necesita. Haber duplicado las camas iniciales es algo que nadie hubiese pensado. Partimos con siete camas de adulto por 100 mil habitantes y hoy tenemos 14, estamos al nivel de Reino Unido. Se ha doblado el sistema desde todo punto de vista. Tenemos que seguir así, porque esta pandemia no da tregua y no vamos a bajar los brazos.