La Policía de Investigaciones se encuentran realizando diligencias en un domicilio de Villa Alemana luego de que Hugo Bustamante, conocido como “el asesino del tambor”, confesara asesinatos que hasta ahora eran desconocidos.
La revelación fue realizada por Bustamante a la periodista Ivonne Toro en el marco de entrevistas para un libro que está escribiendo la profesional desde hace cuatro años.
Según una publicación de Ciper, el sujeto, que está recluido en el Centro Penitenciario de Rancagua por violación, homicidio y descuartizamiento de la adolescente Ámbar Cornejo, entregó una carta con la confesión. Las víctimas serían Elena Hinojosa y su hijo Eduardo Páez. A este último lo habría conocido en la cárcel en la década de los noventa.
Según su relato, los cuerpos estarían enterrados en calle Covadonga 641, lugar donde vivía Bustamante y donde también fue encontrado el cuerpo de Ámbar en 2020. A raíz de estos antecedentes el Ministerio Público dio una orden a la PDI para rastrear dicho inmueble.
El subprefecto Víctor Salazar, jefe de la Brigada de Homicidios de Valparaíso, explicó: “A solicitud de la fiscalía local de Villa Alemana, personal especializado de la Brigada de Homicidios y del Laboratorio de Criminalística Regional realizan diligencias de orden investigativo. Esto por información y antecedentes que aportaron Gendarmería y de personal de prensa”.
En 2005, Bustamante fue condenado a 27 años de cárcel por el doble homicidio Verónica Vásquez (49) y su hijo, Eugenio Honorato (9), en la comuna de Villa Alemana. Los cuerpos, luego, los ocultó en un tambor que enterró. El caso fue retratado en un capítulo del programa Mea Culpa.
Posteriormente, el asesino fue puesto en libertad condicional en 2016. Volvió a cometer un crimen cuatro años después. Por este último hecho fue condenado a presidio perpetuo calificado.
“Nadie sabe lo que está en mi mente”
En parte de los diálogos realizados por Bustamante con la periodista, este hizo una reflexión sobre su persona. “Nadie sabe lo que está en mi mente, que no es grato. Cuando a uno le aplican la palabra psicópata y uno empieza a recordar lo que ha estudiado uno dice “chita. A ver: Hugo Bustamante, juzguémoslo”. Se encuentra con la realidad de que sí, este huevón sí es psicópata”.
En ese sentido, sigue: “Llegar a ese punto cuesta más que la cresta. Mentirme, imposible; mentirle, sí. Maté personas. Me puedo pudrir aquí en la cárcel, voy a morir de viejo acá, y no voy a devolver ese dolor. Psicópata, poh, sí, cuando estoy frente al espejo y me estoy afeitando, estoy frente a un psicópata, y me pregunto ¿por qué la rabia fue más fuerte que el raciocinio?, ¿qué pasa con esta persona?, ¿qué hay en mi mente? Y no me gusta la respuesta”.