Hace unas semanas, el Hospital Van Buren alertó que no tenía los recursos suficientes para funcionar completamente, razón por la cual tuvo que suspender la actividad de varios de sus pabellones. Esta fue la primera de varias advertencias y con el correr de los días se sumaron otros hospitales. Esto ha generado presión por parte de gremios, parlamentarios y funcionarios, quienes han responsabilizado al Ejecutivo por la falta de recursos en medio de la tramitación de la Ley de Presupuesto 2025.
En respuesta, la ministra de Salud, Ximena Aguilera, anunció una extensión presupuestaria de 110 mil millones de pesos para enfrentar la crisis hospitalaria, una medida que muchos calificaron de “insuficiente”.
No solo los pacientes y los profesionales de la salud han sentido la falta de recursos, sino también los proveedores. Eduardo del Solar, director ejecutivo de la Asociación de Proveedores de la Industria de la Salud (APIS), advierte que los servicios de salud deben miles de millones de pesos a diversas empresas, y no descarta que algunas quiebren.
Siempre se habla de la falta de recursos en la red. ¿Cuándo notaron algo distinto?
Desde el 12 de agosto de 2019 no habíamos tenido problemas con los pagos de los servicios de salud, ya que ese día se implementaron las compras a través del Sigfe, lo que permitió el pago automático por parte del Estado. Esto hizo que el sistema funcionara perfectamente desde entonces hasta el 9 de marzo de 2023, cuando el actual gobierno suspendió y deshabilitó la plataforma para el sector salud, y hasta la fecha solo se ha restablecido en cuatro servicios. Esta situación ha generado una crisis tanto en las compras como en los pagos, ya que los hospitales han tenido que volver al sistema antiguo, lo que ha resultado en ineficiencias y un mal manejo de los recursos. Antes de marzo del año pasado, los pagos tardaban entre 27 y 30 días en promedio, pero ahora estamos superando los 120 días.
¿En qué se ha traducido eso?
El agravante es que los establecimientos han dejado de comprar. La salud es muy sensible: los hospitales administran vidas y nosotros, los proveedores de salud, administramos y entregamos. Lo que hacemos con nuestros productos es llevarles vida a los enfermos y esa es la sensibilidad que el Estado no entiende, porque tenemos más de 40 mil muertos en lista de espera.
¿Frente a qué panorama están?
Uno caótico, porque de acuerdo a la información que tenemos, no hay plata para terminar el año, es decir, no están pagando. Si esto ocurriera en una empresa privada, estaríamos pidiendo la quiebra a nuestros deudores.
Económicamente, ¿cómo los ha afectado?
A la caja, terriblemente. Esto está relacionado con muchas cosas, cuando a uno le pagan, la caja va disminuyendo y empieza a trabajar con el crédito del banco, pero para abastecer al Estado hay que rendir boletas de garantías, entonces sin caja, empezamos a fallar en las boletas de garantía y nos cuesta participar en licitaciones. Entonces, el daño que hace al no pagarles a los proveedores del Estado es enorme, porque se les impide participar en el sistema.
¿Están más reacios a vender insumos?
Esta es una industria de la salud y se trabaja con gente que está enferma y que no tiene la culpa de esta ineficiencia que se produce por estas malas administraciones, por eso, para nosotros es muy difícil no vender insumos. No he escuchado a ningún socio que quiera dejar a los pacientes sin atención, salvo que la empresa quiebre. Mientras podamos entregar bienestar y salud a la población, lo haremos hasta que tengamos que cerrar la cortina y en ese sentido yo creo que el sistema abusa.
¿Los servicios están comprando menos?
Sí, por lo menos un 30% menos que antes.
¿Podría quebrar algún proveedor?
No podemos asegurar que ninguna empresa no vaya a quebrar, como presidente tampoco puedo meterme en los bolsillos de los asociados para saber hasta dónde están dispuestos llegar. Sí puedo asegurar que tenemos un código de ética al que todos los socios suscriben y se promete entregar salud a través de nuestros servicios y eso vamos a hacer.
De acuerdo a los últimos datos, la deuda de los hospitales subió un 147%. ¿Cuál es el panorama para ustedes en ese contexto?
Al 9 de marzo de 2023 estaban prácticamente al día y ahora nos deben una cantidad enorme. Tenemos cerca de cuatro meses de venta que no nos han pagado. En dinero, esto se traduce en 60 mil millones, es mucho. Esto es un desastre y el problema es que nadie se hace cargo.
¿Cómo explican este escenario?
Por la desidia del gobierno de no querer juntarse con sus proveedores. No nos hemos juntado nunca con los subsecretarios de Redes Asistenciales de esta administración, aunque hemos solicitado entrevista.