De visita en Santiago para participar de la VI Conferencia anual ICON-S -el mayor encuentro de derecho público celebrado por primera vez en Latinoamérica, que se desarrolló en la Universidad Católica-, Beth Simmons, experta en inmigración y académica de la Universidad de Pennsylvania, se topó con la crisis en el norte de Chile tras la masiva llegada de venezolanos sin los documentos necesarios en el paso fronterizo Chacalluta. "Me llamaron, conversé con autoridades y voy a ir a ver la situación", cuenta en entrevista con La Tercera.
Simmons se reunió el martes con el jefe del Departamento de Extranjería y Migración, Álvaro Bellolio, y con el extitular de la Dirección de Nacional de Fronteras y Límites Anselmo Pommes (2000-2017). Y ayer viajó a Arica en una ruta que la llevará a la frontera chilena y a Tacna. Quienes llegan a Chile "no crean el mismo temor o ansiedad cultural" como ocurre en Estados Unidos, advierte esta experta.
Chile enfrenta su propia crisis en el norte con la masiva llegada de venezolanos. ¿Sabía algo de esto antes de venir a Santiago?
El problema de Chile es similar al que ocurre en otras partes del mundo. Pero quienes llegan a Chile tienen el mismo idioma, habilidades similares y cuentan con educación. En Estados Unidos no sería igual si llegaran canadienses. Leí en la prensa un par de semanas antes de venir y hablé con algunas autoridades fronterizas, también voy a ir a ver la situación de la frontera al norte.
Según el Presidente Donald Trump su política migratoria busca garantizar la seguridad fronteriza y terminar con la inmigración ilegal. ¿Por qué genera tanta controversia?
Hay que entender que en este momento la política fronteriza está muy polarizada en EE.UU. He hablado con distintas personas en Chile y, a modo de comparación, no está ni tan polarizado ni politizado el problema como en Estados Unidos. La razón en dos palabras es: ansiedad cultural. En EE.UU. hay miedo sobre la gente que viene a nuestro país, porque no habla nuestro idioma y porque también hay elementos de racismo involucrados. Son preocupaciones que Chile no tiene con los venezolanos que llegan hasta la frontera. Los venezolanos que llegan a Chile tienen un nivel relativamente alto de educación, algunos tienen estudios universitarios y la mayoría terminó la secundaria. Esa es una gran diferencia sobre la gente que llega a EE.UU.
¿Hay algún aspecto de la política migratoria o fronteriza de Trump que pueda ser inconstitucional o ilegal?
Lo que mucha gente critica es que Estados Unidos no está tomando en serio la responsabilidad de ver los pedidos de asilo y otros discuten que también hay aspectos de legalidad de por medio. Uno, por ejemplo, es el uso de la fuerza militar de Estados Unidos a lo largo de la frontera.
Hay datos, informes y cifras que señalan que Barack Obama deportó más que Donald Trump. ¿Qué tan correcta es esa información?
No tengo los números exactos, no puedo decir si eso es verdadero o falso. Lo que puedo decir es que bajo la administración de Barack Obama mucha gente también fue deportada. Mi entendimiento es que la concentración de esfuerzos era diferente. Donald Trump tiene una política de no tolerancia. Una política que básicamente señala que si tú ingresas sin permiso te tienes que ir, y nada importa si estás indocumentado. Incluso si es un menor que vino con su familia.
La separación de familias tampoco es algo nuevo…
Pero nunca se ha implementado de esta manera. Había muchísima tolerancia hasta que llegó la administración de Trump. Él responde a una demanda basada en el enojo. Estados Unidos se enfrenta a un dilema -Chile enfrenta el mismo problema-, donde primero hay que validar que son familias, porque también hay muchos adultos que pueden intentar tomar ventaja de esto. Ahí aparece el tráfico de menores y otras vulnerabilidades.
¿Cuáles son sus sugerencias como experta en materia de derecho internacional?
Una opción es utilizar redes de emergencia para tener más fuentes y más establecimientos judiciales de manera móvil, de lugar a lugar. Se puede mejorar muchísimo con la utilización de expertos que ayuden a revisar cada caso, se pueden encontrar maneras de seguir a la gente sin detenerla. Podrían ponerles un brazalete, por ejemplo. Estoy hablando de medidas de emergencia.
¿Qué pasa con quienes defienden esta política migratoria apelando a la seguridad?
Eso es porque entre estos grupos hay delincuentes, criminales o incluso situaciones en las que algunos crímenes fueron cometidos por algún indocumentado. Pero también es cierto que las tasas de crimen han bajado.