"Contusión frontal derecha en algunos de sus ojos y una herida en el antebrazo izquierdo. Hasta el momento están bien y los estamos trasladando hasta el Hospital de Carabineros". Ese fue el mensaje que se oyó por radio en las unidades policiales del país, informando del bombazo que ayer afectó a la 54 Comisaría de Huechuraba, dejando a ocho carabineros lesionados.
La información circuló rápido y La Moneda decidió tomar un rol protagónico en la contingencia. El Presidente Sebastián Piñera, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, y el subsecretario, Rodrigo Ubilla, se comunicaron inmediatamente con el general director de Carabineros, Mario Rozas, quien se trasladó hasta el hospital de la institución.
Sin embargo, las conversaciones de las autoridades no solo daban cuenta de la preocupación del atentado, sino también por un hecho, hasta las 12.30 desconocido: a esa hora otro artefacto explosivo había cruzado Santiago para alojarse en la oficina del exministro del Interior (2010-2012) Rodrigo Hinzpeter, en Quiñenco, el holding industrial y financiero del Grupo Luksic.
Una vez que explotó la bomba en la comisaría, los policías identificaron el remitente del paquete. Con este nombre, el OS-9 de Carabineros envió una solicitud de información a Correos de Chile para saber si había otra encomienda a su nombre en otro punto del país. La respuesta llegó y preocupó aún más.
La misma persona envió otro artefacto hasta la oficina de Hinzpeter aparentando ser un galvano, el que había llegado a las 11 horas al edificio ubicado en Enrique Foster con Apoquindo, en Las Condes.
No fue hasta las 13.30 que en Quiñenco se enteraron de que en la oficina del exministro había una bomba, la que incluso llegó a estar en el asiento del abogado. Un llamado desde La Moneda los alertó de la situación para tomar los resguardos necesarios y no abrir la encomienda para Hinzpeter, quien a esa hora almorzaba fuera de la oficina. Así, se ordenó el desalojo del edificio y hasta el lugar llegaron efectivos policiales y el fiscal regional Sur, Héctor Barros, quien ya había estado en Huechuraba.
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El Gope llegó hasta Quiñenco para controlar el artefacto explosivo que había sido remitido a Hinzpeter.[/caption]
"No tenemos ningún antecedente hasta el momento que nos permita vincular estos artefactos con los otros (el que se le envió a Louis de Grange y a Óscar Landerretche), son diferentes en la confección. No son similares. Sin embargo, sí son similares el que estaba en la unidad policial y este (el que se intervino en Quiñenco)", explicó Barros. La bomba despachada a la comisaría era un cilindro con pólvora industrial, mientras que la enviada a Quiñenco tenía cerca de medio kilo de dinamita.
Ley antiterrorista
El Presidente catalogó la situación como un acto de carácter terrorista, lo cual fue ratificado más tarde en una querella que presentó el Ministerio del Interior. Anoche, en tanto, y acompañado por el ministro Chadwick, el Mandatario hizo una declaración en la que llamó al Congreso a que, "de una vez por todas, apruebe la nueva ley antiterrorista, que va a dar muchos más instrumentos, facultades, para que las policías, los fiscales y los jueces puedan combatir al terrorismo". Asimismo, aseguró que "vamos a poner a disposición todos los recursos que sean necesarios para combatir sin ninguna contemplación y con toda la fuerza de la voluntad al narcotráfico, al terrorismo y a la delincuencia que tanto daño causa en nuestro país".
El general dijo ayer que "esto ha sido un golpe a nuestra institución, sin embargo, la esencia de Carabineros está en nuestro lema, Orden y Patria, y debemos seguir trabajando".
Peritajes y sospechas
Personal del OS-9 y la Fiscalía Sur quedaron a cargo de las pesquisas, donde ya se han decretado algunas diligencias, como tomar declaración a la mujer que dejó la encomienda en la comisaría y a la persona que aparecía como el supuesto remitente.
Fuentes del caso señalaron que ambas personas estaban hasta anoche como testigos. La mujer es una funcionaria de Correos de Chile y quien aparece como remitente es la jefa de seguridad de El Bosque.
Hasta la noche de este jueves nadie se había atribuido el atentado y aún se trabajaba en las hipótesis de quiénes están detrás de los artefactos. Sin embargo, ya hay líneas investigativas. La primera es que se trate del grupo "Individualistas Tendiendo a lo Salvaje (ITS)", el mismo que apareció en 2017 con el atentado a Óscar Landerretche y cuya última acción pública fue el artefacto enviado al presidente de Metro, Louis de Grange (ver recuadro). El modus operandi, de enviar bombas disfrazadas de encomienda, es un factor en común que podría dar a pensar que serían ellos.
Sin embargo, las características de los artefactos no coinciden con las que arman los ITS.
La segunda teoría es que se trate de descolgados de algún exmovimiento subversivo, que sigan la línea anarquista que busca atentar contra los símbolos de poder. En esta línea, ayer se cumplieron 10 años de la muerte de Guillermo Ossandón, el fundador del Movimiento Lautaro.
La tercera hipótesis es que sean delincuentes comunes. Esto último, pues el comisario de la unidad policial el año pasado mató a un maleante en un procedimiento policial.
Además, los peritajes arrojaron que el desenlace pudo haber sido aún más trágico para los uniformados. El carabinero que abrió la bomba la tomó de forma horizontal, lo que hizo que la explosión ocurriera hacia los costados. Si la hubiese abierto de forma vertical habría explotado hacia arriba, causando víctimas fatales.
Ayer Carabineros levantó información desde las cámaras de la sucursal de Correos desde donde se enviaron ambos artefactos, en El Bosque.