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Bonn y Alcamar 1: el mortal choque de un pesquero industrial que antecedió al naufragio de la lancha Bruma

En enero de 2020 un buque de pesca -de una sociedad compuesta por Blumar, Pesquera BioBio y Congelados Pacífico- colisionó a una lancha pesquera en alta mar y dejó a tres pescadores fallecidos. La investigación de la Armada concluyó graves omisiones de parte del capitán de la nave mayor, en una zona de alto tráfico y constante conflicto entre artesanales e industriales.

Bonn y Alcamar 1: el mortal choque de un pesquero industrial que antecedió al naufragio de la lancha Bruma

La madrugada del pasado 3 de abril, tan sólo tres días después de que la lancha de pesca artesanal Bruma desapareciera junto con sus siete tripulantes -por lo que está siendo investigado el buque pesquero industrial Cobra de la empresa Blumar-, Mauricio Silva Salas (64) dice haber sentido nuevamente un profundo miedo en la oscuridad de alta mar.

Al mando de la lancha Don Vicente 1, esa madrugada Silva y su tripulación estaban “fondeados” (anclados con un peso muerto para evitar el movimiento) para pasar la noche a unos 10 kilómetros al oeste de la Isla Mocha, en la región del Biobío.

Pasada la medianoche, relata, vio cómo el buque pesquero industrial P.A.M. Bonn, de la empresa PacificBlu -una asociación de Blumar, Pesquera Biobío y Congelados Pacífico-, se dirigía de sur a norte a toda velocidad en ruta de colisión con Don Vicente 1.

El buque de pesca de arrastre Bonn tiene 54 metros de largo y pertenece a la empresa PacificBlu, filial de Blumar.

Llamé por radio al capitán del Bonn y me dijo ‘hace rato que te estoy llamando’. Yo le dije, pero usted me tiene a la vista y por qué sigue navegando en el mismo rumbo, o sea que si no le contesto la radio me pasa por encima”, relata Silva, quien tenía fresco en su memoria la destrucción de la Bruma.

Especialmente, porque el pescador conocía personalmente a José Medel Sepúlveda (53), patrón de la lancha destruida, y su hijo, José Medel González (31).

Pero no sólo eso. “Le dije al capitán, sabe que, a mi ya me chocó la Bonn una vez y parece que usted quiere volver a hacerlo. Se me puso pesado y me dijo que él ese día no andaba de patrón del buque y ahí recién cambió el rumbo”, cuenta Silva.

El choque en la niebla

La fatal colisión al que hace referencia Mauricio Silva ocurrió la tarde del 31 de enero de 2020 a unos 20 kilómetros al oeste de la costa de Lebu, en la región del Biobío y mató a tres pescadores.

Su parecido con la reciente tragedia de la Bruma y la investigación realizada por la Armada de Chile entregan luces de los errores y omisiones cometidos por ambas embarcaciones, en una zona de alto tráfico marítimo y de constante conflicto entre artesanales e industriales.

Ese día a las 14.30 horas había zarpado desde el puerto de Lebu la lancha artesanal de madera Alcamar 1, de similares características a la desaparecida Bruma. Su objetivo era pescar congrio dorado mediante la técnica de espinel, consistente en tirar una larga cuerda con numerosos anzuelos.

Al interior de Alcamar 1, además del patrón Mauricio Silva, iban otros cinco tripulantes, dos de los cuales habían abordado la nave sin permiso de la autoridad marítima.

En la zona navegaban numerosas embarcaciones, entre ellas el Pesquero de Alta Mar Bonn de la empresa PacificBlu a cargo del patrón Roberto Arze Guzmán (64). Con una tripulación de 21 personas, su objetivo era buscar merluza de cola.

Arze declaró ante a la Armada que a eso de las 16.00 horas pudo estimar “que en un momento llegó a haber unos 50 contactos de embarcaciones en el radar”, por lo que tuvo que hacer cambios de rumbo para esquivar a algunas de ellas.

Pero a las 17.00 horas, una densa niebla -común el sector- comenzó a cubrir la zona de navegación.

Ante la poca visibilidad, que según se estableció en la investigación llegó a ser de sólo 20 metros, Bonn emitió una alerta radial de su posición y trayectoria, sin recibir respuesta de otros barcos, pero nunca bajó su velocidad de navegación de 11 nudos (20 km/h).

Las cámaras de control de pesca almacenadas por Sernapesca registraron el momento de la colisión.

“Mientras esperaba la llegada del personal que dispuse para cubrir los puestos de vigía -obligatorios en navegación con baja visibilidad o mal clima, como ocurrió con Cobra- es que diviso a un tripulante de cubierta (sector proa) realizándome señas agitando las manos, percatándome al mismo tiempo de la presencia de humo en el sector de la proa”, expuso Arze ante la Armada.

Desde el otro lado, el patrón de Alcamar 1 relató que a la misma hora, “llega desesperado don José Contreras para indicarme que teníamos un barco encima en la popa (...) aceleré el motor a full y alcancé a dar dos vueltas de timón a estribor cuando fuimos golpeados por la nave”, relató Mauricio Silva.

El fuerte impacto de una nave de acero a la lancha de madera dio vuelta a Alcamar 1 y sus seis tripulantes fueron lanzados al mar.

La investigación de la Armada

Silva logró salir a la superficie por una ventana del puente de mando inundado. Carlos Muñoz, otro de los tripulantes de la Alcamar 1, logró aferrarse a una tabla. Mientras que Luis Virquilao, el tercer sobreviviente, se subió a lo que quedaba del casco de la nave. Tras nadar, Silva logró activar el bote salvavidas y los tres quedaron a salvo.

“Ese barco iba máxima velocidad. En ese instante cuando hay neblina tiene que ir tocando la bocina y al mínimo y avisando que va. Nunca ni siquiera se escuchó el motor”, relata hoy Muñoz, quien también conocía a parte de los desaparecidos de la Bruma.

En paralelo, a diferencia de lo que habría ocurrido recientemente con el pesquero Cobra, el patrón del buque Bonn activó la emergencia por colisión y giró en 360 grados para acudir en rescate de las víctimas. Así fue que lograron embarcar a Silva, Muñoz y Virquilao.

La densa niebla que usualmente cubra la zona de navegación del accidente fue uno de los factores que contribuyeron a la colisión.

De inmediato, fue recuperado el cuerpo sin vida del tripulante Juan Aravena Reyes. Al día siguiente apareció el cuerpo de José Contreras Lobos. Mientras que los restos de René Espinoza López, el tercer fallecido, pudieron ser identificados semanas después del accidente.

En abril de 2020 la Investigación Sumaria Administrativa de la Armada de Chile concluyó que Roberto Arze, quien dirigía el buque Bonn, incurrió en una serie de “omisiones” de “mayor ponderación” que generaron el accidente.

Entre ellas, que no redujo la velocidad y no cumplió con la obligación de hacer sonar el pito de la embarcación cada dos minutos en baja visibilidad, y que no sintonizó correctamente el radar para detectar a Alcamar 1.

Por su parte, se concluyó que el sobreviviente Mauricio Silva, patrón de la lancha, también incurrió en omisiones. Por ejemplo, que al momento del impacto mantenía su radar apagado, por lo que “no pudo advertir el riesgo de abordaje para haber coordinado entre naves el paso seguro”.

Como sanción administrativa, la Armada determinó suspender por 60 días la licencia de navegación de Arze por “tener responsabilidad en el incumplimiento de las reglas de navegación ante situación de baja visibilidad”. Silva, por su parte, fue suspendido por 15 días.

La indemnización

Tanto Mauricio Silva como Carlos Muñoz volvieron al mar tras el choque del que salvaron milagrosamente.

Ambos aseguran que los riesgos de colisión entre lanchas artesanales y buques industriales son frecuentes en la zona. “Acá en Lebu hay un desorden. Hay muchachos que están recién agarrando las embarcaciones y ocupan el canal de emergencia de la señal radial para gritarle a los industriales cosas como que son los dueños del mar”, acusa Silva.

Muñoz, por su parte, denuncia que a veces lo buques industriales van “con piloto automático” y que “muchas veces hemos tenido que cortar las amarras para liberarnos y escapar. No nos dejan trabajar tranquilos”, dice.

Se diluyen las esperanzas de encontrar con vida a pescadores desaparecidos en Coronel.

Tras la colisión de enero de 2020 los sobrevivientes y las familias de los fallecidos iniciaron una batalla judicial de casi cuatro años -que podría replicarse con el caso de Cobra- en la que lograron mantener incautado y detenido en el puerto el buque Bonn por casi dos años para asegurar futuras indemnizaciones.

Luego de arduas negociaciones y una querella por cuasidelito de homicidio en contra del capitán Roberto Arze, recién en diciembre de 2024 PacificBlu accedió a pagar a todos los afectados un total de US$ 820 mil ($1.065.777.909) como “acuerdo reparatorio”, a cambio del retiro de todas las acciones judiciales contra trabajadores y ejecutivos de la empresa.

La investigación penal desarrollada por la Fiscalía Local de Lebu por la muerte de los tres pescadores nunca tuvo formalizados.

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