Aunque no se lo toman con sorpresa, activistas de Derechos Humanos rechazaron el proyecto de ley que ingresó el gobierno para sustituir penas, aplicables en tres casos específicos, a personas condenadas por todo tipo de delitos, puesto que se incluye a quienes cumplen sentencia por crímenes de lesa humanidad.
Si bien para acceder a la conmutación de la pena se deben cumplir con ciertos requisitos, como publicó hoy La Tercera, para la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira, esto es un retroceso para la lucha por la verdad y la justicia.
"Como en el Tribunal Constitucional solo lograron que se declarara inconstitucional exigir arrepentimiento, ahora recurren abiertamente sobre lo que tenían pensado. Presentan un proyecto de ley para así cumplir con compromisos que hicieron durante la campaña", dijo Lira al ser consultada por este medio.
Para la presidenta, la presentación de este proyecto da cuenta de que "están buscando desesperadamente cómo dejarlos en libertad. Demuestran su actitud de perpetuar la campaña de impunidad que se alarga en el tiempo, porque ya no es suficiente que mantengan el pacto de silencio".
En cuanto a las repercusiones que podría tener la aprobación de esta ley para la agrupación, Lira manifiesta que podría hacer un daño significativo, "sobre todo en psicológico y moral, ya que solo cuando la Corte ha dado libertades, ya se ha producido un daño importante".
En ese sentido, insiste en que "han sido tan mezquinos para condenar crímenes atroces y demasiado generosos al otorgar beneficios".
Por su parte, la activista Cecilia Heyder manifestó que "no me extraña para nada el proyecto del ministro Larrain. No podemos olvidar que era protector de la Colonia Dignidad".
"Cuando el proyecto se refiere a personas con enfermedades mentales y terminales, ¿Se acordará que nuestros familiares nunca tuvieron un mínimo de humanidad por estos asesinos? Encuentro aberrante que se les de libertad por un gesto humanitario es una burla a nuestro dolor", sostuvo.
A esto agrega que "nadie se ha preguntado qué nos pasará a nosotros cuando veamos a los asesinos de nuestros familiares y a nuestros torturadores en la calle. Las heridas aun no cicatrizan y nuestro dolor está intacto".