Andrea Molina vive en Las Condes hace 40 años. Allí armó una vida, como muchas otras familias de la capital. Tiene cinco hijos y atiende en una peluquería de calle Tomás Moro con Alexander Fleming. No solo ella creció en este lugar, sino que también sus hijos, Por eso, cuando tuvo la oportunidad de postular a un subsidio habitacional en Puente Alto, lo desechó. Como ella, otras 1.400 personas esperan un proyecto habitacional en Las Condes. Pero el sueño de Andrea está ahí, a cuadras de donde vive hoy y de donde el alcalde Joaquín Lavín quiere edificar el proyecto de vivienda social "Rotonda Atenas", que anunció en las últimas semanas y que tuvo el respaldo inmediato del Ministerio de Vivienda, pese a que aún no ingresa formalmente a esa cartera.
Andrea sale de su hogar en una de las torres donde se ubica la peluquería, para ir, precisamente, rumbo al sector donde se emplazará el proyecto. Cuenta que estudió peluquería en la década de los 90 en la Academia CEBU, de la comuna de Independencia, a unas cuadras de la Estación Mapocho. Parada ahí en Colón con Mayecura, donde en los últimos días los futuros vecinos al edificio se han manifestado en contra de la construcción, se ve en su cara cómo imagina sería su vida si fuera una de las 85 familias que cumplirán con las exigencias: el futuro edificio de viviendas sociales, cuyos requisitos fueron aprobados por el concejo municipal el jueves recién pasado. "A pesar de no compartir su postura política, el alcalde, aunque algunas veces se equivoque, hace cosas por los vecinos de la comuna", dice Andrea.
Recuerdos de niñez
En 1978, Andrea, la mayor de cinco hermanos, llegó a vivir junto a su familia al sector de Tomás Moro con Fleming, desde Macul. Tiene varios recuerdos. Uno de ellos es la imagen de la Torre Entel, que podía apreciar desde el piso 14 mirando hacia el poniente en dirección a Santiago Centro.
Andrea recuerda que tras la crisis económica en 1983, su familia Molina-Zúñiga perdió sus bienes y lo único que les quedó fue el departamento en el que vive hasta el día de hoy en la calle Tomás Moro, donde está como allegada junto a sus hijas.
La crisis económica que enfrentó a mediados de los 80 también tuvo otras consecuencias: sus padres se divorciaron y tuvo que abandonar sus estudios en un colegio privado para matricularse en el Liceo Simón Bolívar, donde hoy van sus hijas.
Precisamente, este es uno de los tantos motivos por los que Andrea no quiere trasladarse a vivir a otra comuna. Además de la enseñanza gratuita para sus hijas, valora la calidad de la salud, tanto en los Cesfam (Centros de Salud Familiar) como en la Clínica Cordillera.
La hora avanza y, tras conversar de estos temas, la ruta de Andrea continúa desde la Rotonda Atenas hacia la sesión del concejo municipal de Las Condes, en el edificio consistorial de Apoquindo 3400.
Es jueves y hoy se termina el proceso de aprobación del proyecto, incluidos los aspectos formales para participar por un cupo. En el trayecto, cuenta que postuló por primera vez al subsidio habitacional en el año 2010, con casas en la comuna de Puente Alto, pero el amor por Las Condes y la identificación con la comuna donde creció la hicieron quedarse y esperar una nueva oportunidad.
Al llegar al municipio, Andrea sube al cuarto piso para presenciar por primera vez en su vida una sesión entre el alcalde y los concejales. Tras un par de horas de debate, los requisitos de postulación son aprobados práctica- mente de modo unánime por todos los ediles.
Andrea sonríe. Siente que se ha dado otro gran paso para alcanzar el sueño de la vivienda propia en la Rotonda Atenas, en pleno corazón de Las Condes.