El cardenal de  Santiago, Ricardo Ezzati, habló sobre su salida como arzobispo de Santiago y de las acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales, que enfrenta en la Justicia.

En entrevista con Radio Cooperativa, aclaró primero que "yo no dejé la Iglesia de Santiago y soy arzobispo emérito, hace más de dos años y cuatro meses que presenté la renuncia porque justamente estaba por cumplir la edad canónica (75 años)".

La Fiscalía de O'Higgins lleva la indagatoria contra el obispo por cuatro aristas: la del excanciller del Arzobispado de Santiago, Óscar Muñoz Toledo, y las de los sacerdotes Jorge Laplagne y Tito Rivera, además del caso de Fernando Karadima.

"En el gobierno que yo ejercí jamás he encubierto nada, todas las denuncias fueron investigadas oportunamente, si hay investigaciones más complicadas que otras, pero es un trabajo que el obispo no hace en primera persona, las funciones están distribuidas dentro de las diócesis y hay un vicario judicial, la denuncia no le corresponde hacerla al obispo, tiene que ser un jurista y una vez terminada la investigación previa, tiene que tener el aporte de otros dos juristas que revisan su trabajo y ese se le presenta al obispo y en el caso que corresponda ver si corresponde hacer una investigación penal", precisa.

Por otro lado, especificó que si la investigación hecha se trata de un menor de edad, "el responsable directo es la Santa Sede, porque es un delito grave".

ENCUBRIMIENTOS

Consultado el obispo sobre alguna autocrítica en cómo ha llevado los casos de abuso sexual, Ezzati indicó que "todos los días pido perdón por mis faltas, pude haber cometido errores y pido perdón, si ha habido errores no han sido de encubrimiento ni errores concientes, son parte del aprendizaje propio, si tuviera que comenzar de nuevo, haría algunas cosas diferente".

Ezzati aseguró que en estos momentos está esperando que se fije el día para la audiencia con el fiscal y "voy a presentarme con la misma tranquilidad con la que estoy hablando ahora".

"Hablar de persecución es muy grave, no me atrevo a decir que hay un grupo de personas que me persigue, la justicia tiene que hacer con todos los ciudadanos su deber, el arzobispo no es responsable de la vida de las personas y sus actos, hay que distinguir que dentro de la Iglesia hay instituciones que son autónomas, las congregaciones religiosos no dependen del obispo, lo que suceda en una comunidad religiosa no es responsabilidad jurídica del obispo, creo que estamos desde hace mucho tiempo en general, viviendo en este ámbito una mayor conciencia de la dignidad de las personas, cuando a nivel nacional se nos dan las cifras de abusos a menores uno queda espantado, es uno de los dolores más grandes de un obispo, es enfrentarse con situaciones de hermanos sacerdotes que han tenido estos delitos".