Con "sorpresa absoluta". Así recibieron la mayoría de los obispos del país la noticia de que el cardenal y arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, había decidido no presidir el tradicional tedeum ecuménico de Fiestas Patrias, el próximo 18 de septiembre.
La determinación del prelado se dio en medio del complejo momento que atraviesa al mando de la Iglesia, luego de que el fiscal regional de Rancagua, Emiliano Arias, lo citara el próximo 21 de agosto a declarar como imputado por un presunto encubrimiento. Y también por las señales que el Vaticano ha enviado sobre los cambios que realizará en la jerarquía eclesiástica chilena.
Pese a que durante gran parte de la semana pasada el cardenal Ezzati estuvo reunido junto al resto de los obispos en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal (Cech) en Punta de Tralca, algunos prelados aseguran que "no tuvieron señales" que los hicieran anticipar que el arzobispo de Santiago ya tenía su decisión tomada respecto de su participación en el tedeum.
Altas fuentes de la Iglesia aseguran que esta determinación se habría gestado internamente, y solo tenía conocimiento su entorno más cercano de la Arquidiócesis de Santiago en los últimos días de la semana.
El anuncio
La mañana del sábado, un día después de que finalizara la reunión plenaria, Ezzati expresó a través de un comunicado que no presidiría la ceremonia más importante de la Iglesia Católica, y donde asisten las máximas autoridades del país. "Como pastor quiero contribuir a la construcción de un mayor clima de confianza y de convivencia nacional, y espero que esta decisión sea un paso en esa línea", detalló el comunicado.
La decisión de Ezzati, incluso, sorprendió a quien estará encargado de reemplazarlo durante el tedeum: el deán de la Catedral de Santiago, Juan de la Cruz Suárez.
"Fue una tremenda sorpresa. Inesperada, sin lugar a dudas. Pero como uno es miembro de la Iglesia e hijo de Dios, uno acepta lo que el pastor... Él es mi jefe, él es mi pastor, lo que por las razones que todos ustedes sabían, y como una actitud de él también de mucha prudencia", detalló el sacerdote en una entrevista a Radio Bío Bío.
Presiones provenientes del mundo político y dentro de la propia Iglesia habrían sellado la decisión del prelado. Una medida que, tras ser conocida públicamente, fue valorada por varios sectores.
Algunos sacerdotes calificaron la decisión como "valiente", mientras que otros apuntan al desgaste y tensión que le significó enfrentar la apertura de una investigación que lo mantiene en calidad de imputado por presuntos encubrimientos. Ezzati, a sus 76 años, ya superó la edad de retiro que contempla el Vaticano.
Para Juan Carlos Claret, vocero de los laicos de Osorno, la decisión que adoptó Ezzati era "esperable en virtud de toda la presión ejercida por las comunidades y por las autoridades del Estado".
Agregó que las señales que entrega la determinación son dos: "En primer lugar, cuando un obispo es signo de división, debe dar un paso al costado. Es la comunidad la que debe prevalecer, por eso que ojalá en otras diócesis los obispos se replanteen su permanencia; y en segundo lugar, en Santiago ni el obispo auxiliar que queda realizará el tedeum. Estamos pasando de ver al episcopado chileno desde algo natural a la experiencia de fe a una asociación ilícita, y esto es tremendo".
Por su parte, Tony Misfud, sacerdote jesuita y director de la Revista Mensaje, aseguró que "tal como se iban desarrollando los hechos, su presencia se transformó en una situación política conflictiva. Por tanto, la renuncia era lo más lógico. Creo que es una señal de que el cambio está cerca".