"En el origen de toda élite siempre hay un nuevo rico". Provocador, como es su costumbre, el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, señalaba este punto en medio de su exposición en el seminario "Los cambios del poder", organizado por La Tercera para celebrar sus 68 años de existencia.
Peña, quien se presentó después de la historiadora Lucía Santa Cruz, estructuró su presentación en torno a tres preguntas: ¿qué enseña la literatura en ciencias sociales sobre el tema de las élites?, ¿cómo evaluar los cambios que se han producido en la sociedad chilena en las últimas décadas?, y las relaciones que median entre la meritocracia y las élites, "si es que alguna relación es posible advertir allí".
"La palabra élite tiene dos sentidos distintos que, sin embargo, suelen confundirse: suele usarse para aludir a ese puñado de personas o individuos que ejercitan con excelencia cualquier actividad humana, pero por otra parte se usa la misma palabra para aludir a una minoría consistente que se autoatribuye la riqueza, el prestigio y la virtud", planteó Peña abriendo el debate.
A continuación, citó al sociólogo Wilfredo Pareto, señalando que las sociedades tienen una forma piramidal, con "una amplia base y una muy estrecha cúspide".
"Hay gran movilidad al interior de la pirámide, con un detalle: la movilidad social suele no coincidir con el cambio en la cúspide. Casi siempre suele permanecer incólume", señaló Peña, agregando que si bien se incorporaba a nuevos miembros, "lo que más bien uno observa en las élites son estrategias de clausura y contención".
El rector de la UDP afirmó que las élites tienen una monopolización del capital cultural, económico y social. Así, planteó, habrían existido razones más sociológicas que valóricas, por ejemplo, para mantener el matrimonio y el divorcio. "Por eso, una de las formas de incorporarse a las élites es el matrimonio", dijo.
Un punto adicional que destacó fue el sistema de colegios y universidades en Chile, señalando que "si hay un mecanismo donde se reproducen las élites son el sistema escolar".
Peña cerró hablando que la idea de meritocracia en Chile era una "mentira noble". "El problema, creo yo, es que las nuevas generaciones ya no creen esa mentira", fue su síntesis.