Carolina Cors, mamá de Catalina Cayazaya dice que compañeras de su hija terminaron “aterradas” tras denunciar maltratos

Carolina Cors Catalina Cayazaya

“No solo no se hizo nada, sino que además las amenazaron”, afirmó.


Carolina Cors, madre de Catalina Cayazaya, sostuvo una extensa entrevista con el matinal de TVN este jueves, dando cuenta en forma detallada de la denuncia que hizo en redes sociales respecto a los episodios que enfrentó su hija en su etapa de internado como alumna de Terapia Ocupacional de la Universidad de los Andes. Cors acusó una serie de maltratos que gatillaron en la joven una depresión que la llevó a quitarse la vida. En la etapa, la estudiante prestó servicios en una residencia de personas mayores en Las Condes y la consulta particular de una docente de la universidad en que atendía a niños TEA.

“Amaba su carrera, fue lo que ella eligió, entró a su primera opción. Becada, porque entró con un muy buen puntaje, estudió becada toda su carrera. Y amando su carrera. En ningún momento tuvo esas crisis vocacionales, en ningún momento se arrepintió. O sea, siempre contenta, siempre feliz, contándonos las cosas que hacía, las cosas nuevas que había aprendido. Y entró al internado y se vino abajo, se vino abajo de una manera indescriptible. Dejó de ser esa niña llena de energía, dejó de ser esa niña alegre, optimista. Iba con miedo en las mañanas al internado, iba asustada, llegaba angustiada”, contó Cors desde su hogar.

Catalina Cayazaya

Al conocerse el reclamo de la familia, la casa de estudios anunció “una exhaustiva investigación para determinar las eventuales responsabilidades”, mientras la Superintendencia de Educación Superior decidió actuar de oficio y solicitó a la universidad antecedentes del caso.

“Hay formas y formas de enseñar”

“Uno entiende que la manera de enseñar es con cariño, con amabilidad, entendiendo que el que está ahí se está formando, por lo tanto no tiene por qué saber lo mismo que sabes tú. Y porque también vienen de haber aprendido una parte teórica, entonces es distinto conocer la teoría de lo que tú estudiaste en clase a tener que aplicarlo en el trato directo, en el trato directo con el paciente. Y eso es lo que el interno aprende, a pasar de la teoría a aplicarlo en el trato directo con el paciente. Entonces, obviamente que va a ser corregido miles de veces porque no sabe, entonces tiene que aprender. Pero hay formas y formas de enseñar y formas de corregir también”, expuso la madre, que es médico pediatra de profesión.

Cors relató que su hija abordó la situación en su universidad y se organizó con compañeras de estudio para solicitar que se tomaran medidas, asegurando que en lugar de considerar los reclamos, tomaron represalias. “No solo no se hizo nada, sino que además las amenazaron”, sostuvo.

“La universidad por mi hija nunca ha hecho nada. Conversé con ellos muchas veces. El año pasado le escribí un correo a la dirección de la universidad diciéndoles que necesitaba que ellos me ofrecieran ayuda para que ella volviera a la universidad porque mi hija no quería vivir”, indicó.

“Maltrato normalizado”

Por otro lado, Cors reflexionó en torno a un tipo de trato, que a su juicio, está normalizado en carreras del ámbito de la salud.

Está normalizado el maltrato del interno de la carrera de la salud, no específicamente de terapia, no específicamente de medicina, o sea, en los internados de la carrera de la salud, tú sabes que hay maltrato, desde siempre, desde que yo estudié, hace hartos años. Está normalizado en este país, así como muchas cosas absurdas están normalizadas, entonces a nadie le llama la atención. De hecho, la primera vez que la Cata hizo ver que su tutora la trataba mal, le dijeron: ‘Cata, no puedes ser tan blanda, la vida es así, aprende a desenvolverte porque te va a tocar trabajar en lugares así'”, indicó.

“La mitad del curso tenía historias de maltrato que relatar”

Carolina Cors dio cuenta de que instigó a su hija a hablar del tema con sus profesores y autoridades de la Universidad de los Andes y aseguró que la trataron de “sensible”, sin dar crédito a lo que planteaba.

“Yo le instigué mucho a que denunciara, incluso juntas redactamos una carta que se mandó hace casi dos años. Ella la socializó con sus compañeras de curso, las chiquillas se animaron y la mitad del curso firmó la carta. La mitad del curso tenía historias de maltrato que relatar. No era una niña sensible, una niña histérica, débil. Le dijeron muchas veces débil. Tú puedes hablar con sus amigas, podía ser cualquier cosa menos débil, era una mujer muy empoderada. Pero obviamente cuando un superior te pone el pie encima es muy difícil reaccionar, sobre todo que es tu carrera la que está en juego, estás en el último año y quieres terminar”, expuso.

Tras esa carta, afirmó Cors, citaron a una reunión online a su hija y compañeras, en la que “las trataron bastante mal” y les informaron que iban a investigar.

“Les dijeron que era grave injuriar a sus profesores”

“Las citaron dos días después, de verdad un tiempo de investigación bastante acotado. Yo no sé qué tanto uno puede investigar en uno o dos días. Y citaron a todas las que habían firmado la carta y las hicieron entrar solas, cada diez minutos y a cada una de ellas les llamaron la atención. A muchas las trataron de mentirosas. Les dijeron que era grave injuriar a sus profesores, que estaban expuestas a sanciones. Incluso a un par de niñas les dijeron que podían suspenderles el internado. Yo no permití que Cata asistiera a esa reunión. Porque cuando vi la citación y me di cuenta que estaban citadas de a una cada diez minutos. Le dije, hija, esto no es para felicitarlas ni para ofrecerles ninguna solución. Esto te va a hacer pésimo”, recordó.

Según la mamá de la joven fallecida, sus compañeras terminaron “aterradas”.

“Nos enteramos porque ellas después nos contaron de qué se había tratado. Y bueno, salieron aterradas. Y calladitas nomás. Obviamente, si te queda un año para terminar tu carrera y te están amenazando”, acotó.

Catalina Cayazaya reprobó sus prácticas y, según su madre “perdió su propósito vital”.

“Perdió sus ganas de ser terapeuta. Cambió. Ya no despertaba contenta cada mañana con un proyecto por el cual salir de la casa. Se aterraba de volver a la universidad. Y se aterraba de cualquier cosa porque la hicieron sentir tonta e inútil”, lamentó.

Catalina Cayazaya

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