¿Qué le parece la situación del Hogar de Cristo?
Es tremendamente grave, y sobre todo cuando uno piensa en la situación de las residencias y nuestros adultos mayores, los más vulnerables, que son de quienes se hace cargo el Hogar de Cristo. Lo que pasa es que aquí en Chile, nuestro país, la política pública tiene una deuda con nuestros adultos mayores. Ha dejado postergada por demasiado tiempo el tener un financiamiento permanente que se haga cargo sobre todo de la dependencia y una mayor vulnerabilidad del abandono.
¿Han visto si estos problemas se repiten en otras instituciones?
Efectivamente, lo que sucede con las residencias, el caso del Hogar de Cristo no es muy distinto de lo que sucede con la Fundación Las Rosas, por ejemplo, o con otras instituciones que se hacen cargo de lo mismo. Se ha postergado por demasiado tiempo el generar un financiamiento permanente para los adultos mayores que están abandonados.
¿Qué tipo de ayudas debería otorgar el gobierno para las residencias?
Tiene que haber una subvención permanente que complemente lo que hace el mundo de las instituciones sin fines de lucro o las instituciones de caridad. Es muy importante, además, implementar una política pública que se haga cargo de la dependencia desde las etapas más tempranas, de la lógica preventiva y, por lo tanto, tener dispositivos que involucren sobre cómo la comunidad se hace cargo de sus mayores.
¿Cómo trabaja la comisión al respecto?
Estamos tramitando un proyecto que es el del envejecimiento positivo, pero donde nos parece que se avanza tímidamente en el fortalecimiento de la institucionalidad del Servicio Nacional del Adulto Mayor, en establecer política de ciudades amigables. Ahí tiene que generarse un financiamiento permanente, que se haga cargo del déficit que ya existe. Lo que aspiramos en la tramitación del proyecto es que se genera un financiamiento permanente, donde la colaboración público-privada sea posible.